En septiembre del último año, luego de una victoria de Boca, se fue a un conocido boliche de Quilmes donde lo vieron alcoholizado con sus amigos y, en el regreso, chocó con su auto. Eso generó el malestar de Guillermo Barros Schelotto y todo su cuerpo técnico. Le dieron un ultimátum: no lo suspendieron, pero le dijeron que no tolerarían más episodios de ese estilo.
En noviembre, se trompeó en la calle con un hincha de Racing que lo había insultado y terminó detenido. Incluso una botinera lo había escrachado con fotos hot, también cuando ya era jugador de Boca.
El volante surgido en Racing arribó a Boca a mediados del 2016, proveniente del San Pablo de Brasil, donde solamente estuvo un año y medio. Antes, jugó en el Genoa de Italia. Allí tampoco encontró continuidad. Y también protagonizó un escándalo: una vecina lo denunció por tener la música alta y debió pagar una multa. En el club lo retaron.
Ahora, a raíz de este escándalo, que encima sale a la luz un día después de las trompadas entre Juan Manuel Insaurralde y Jonathan Silva en pleno entrenamiento de Boca, habrá que ver qué medidas toman el cuerpo técnico o la dirigencia. Según la fecha del video, Centurion estaba concentrado, en el hotel, lo cual implicaría una falta grave.
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