Esta semana que termina deja como saldo en nuestro país un periodista muerto en dudosas circunstancias y un dirigente social ejecutado por la policia bonaerense.
Las circunstancias todavía no aclaradas de la muerte del periodista Martin Licata en un hotel alojamiento al que casualmente no le funcionaban las camaras de seguridad y la desaparición junto con su celular de la misteriosa mujer con la que supuestamente se encontro el periodista marcan el terreno mas de un asesinato por parte de servicios de inteligencia formales o informales que quien sabe a quien responden que a una una muerte por juegos sexuales, pero eso si, dejan claro un mensaje al resto de los colegas de Licata.
El otro terrible evento que ocurrió durante la semana es el asesinato a sangre fría por parte de la policía bonaerense ( represión mediante ) del dirigente social Rodolfo Orellana durante una disputa por tierras. La policía bonaerense reprimio con balas de plomo, cuando el protocolo para este tipo de casos marca que se debe intervenir si es necesario usando postas de goma que no son letales.
Los que mas asombra es que el estado no mide las consecuencias de estas terribles muertes a menos que su política sea callar a las voces disidentes y reprimir y matar a quienes realicen actos de protesta.
No se esta haciendo investigación especial alguna ni las maximas autoridades se expresaron en las circunstancias, tampoco la sociedad reaccióno con fuerza para exigir justicia, tal vez sea porque estuvo todo el tiempo pendiente de una final del mundo entre River y Boca que tampoco ocurrió y o casualidad no se pudo jugar por falta de seguridad.
La represión llego con el gobierno de CAMBIEMOS y al parecer se agudizara en los próximos tiempos según marca la cruda realidad.
DEL EDITOR