Paola Mascambruni quedó desfigurada por el ataque de su novio, Rodrigo Picolini
Paola Mascambruni, de 38 años, sufrió una golpiza por parte de su pareja, Rodrigo Picolini, que intentó matarla. Ella había levantado la restricción perimetral por anteriores hechos de violencia de género, pero él reincidió.
Paola y Rodrigo se conocieron hace más de cinco años e iniciaron una relación. Ella quedó embarazada. Cuando estaba de seis meses, él la golpeó por primera vez. Ella lo denunció, la Justicia estableció una restricción perimetral y él se alejó. No se vieron por cuatro años. Mientras tanto, ella tuvo a Valentino, que creció sin padre.
Según relata Paola, el año pasado, en febrero, ella decidió darle la oportunidad a Rodrigo de que conociera a su hijo, con la idea de que iniciaran un vínculo entre ellos.
“Primero la relación fue de ellos. Los veía re contentos. Veía una alegría grande en él. Me dijo que Valentino le devolvía el alma a su vida. De verlos así, me enamoré de vuelta. Le dije si nos podíamos juntar a tomar algo. Él primero me dijo que no, después me invitó y empezamos a estar juntos. Nos reconciliamos”, le contó Paola a la señal TN.
“Entre junio y octubre estuvo todo bien. Pintamos su casa. Me ayudó en la mía. La mayoría del tiempo la pasábamos en su casa. Él a la mía no venía. Respetaba el lugar donde vivía con mis [tres] hijas [de otra pareja]”.
“En octubre fue el primer episodio de violencia desde que volvimos a estar juntos. Entonces él se dio cuenta de que yo desaparecía otra vez de su vida. Fue una pavada, que desató en él una locura. Y a la semana le pegó al hijo, a Valentino, que lo puede contar, porque se lo acuerda, le dio miedo. Entonces nos alejamos los dos. Desde fines de octubre hasta mediados de diciembre, él no me molestó. Aceptó lo que había hecho y se hizo a un lado. Me dijo, yo sé que soy violento y no los quiero lastimar”.
“Pero el 6 de diciembre tuvo un accidente con su moto. A los 15 días decidí ir a darle una mano, porque estaba mal, sin caminar. Como mamá, como mujer, decidí ayudarlo. Y me acerqué nuevamente. Le llevé a Valentino para que lo viera. Le cocinaba, le limpiaba la casa. Vinieron las fiestas, Navidad y Año Nuevo y decidimos darnos otra oportunidad”.
Desde diciembre estuvieron juntos nuevamente.
Hasta el miércoles pasado.
“El jueves fuimos a tomar algo y cuando volvimos él se mostró enojado. Me dijo que yo no le había prestado la atención que él quería que le preste. Me decía: ‘No me miraste. ¿Qué pasa que no me mirás? ¿No te gusto más? Me cambié, me puse todo esto para vos y, ¿no me decís nada?’. Yo me reí. Le dije: ‘¿Vos me estás cargando??’.
“Ahí hubo algo, para mi un consumo de cocaína, que le terminó de detonar la cabeza. Le potenció más. Algo consumió. Eso no lo justifica, pero sé que algo de eso hubo”, relata Paola.
“Cerró las puertas con llave, me desnudó, me agarró de los hombros y con mi espalda rompió una ventana. Me pegó patadas y piñas en todo el cuerpo, intentó ahorcarme. Lo más suave que me dijo fue ‘puta’. Yo le pedía que se calmara. Le decía: ‘Rodrigo, por favor, me vas a matar’. Y él me respondía que sí, que claro, que me iba a matar”,le contó la mujer a Clarín.
Dos horas después, Paola corrió, saltó una reja y se tiró al piso. Le pidió ayuda a los vecinos, que no querían abrirle la puerta.
“No paro hasta hacer justicia. Yo creo que cada uno, en base a los actos de cada uno, tiene que recibir lo que merece. Yo creo que no me merezco lo que estoy viviendo. Nadie se lo merece, por eso decidí hacerlo público. La Justicia sabrá el castigo que se merece. Si fuera por mí, lo dejaría encerrado y que no salga nunca más. Hay que ver qué pasa, qué va a pasar a partir de ahora”.
“Yo estuve enamorada. Hubiera hecho lo que fuera por ayudarlo siempre, fui su mujer incondicional. Pero no lo amo más. Quiero que se muera ahí adentro [de la prisión], que no salga nunca más, que envejezca y se quede ahí adentro. Me mataba”
fuente:LA NACION