La adolescente, de 17 años, salió a acompañar a Darío Suárez a hacer unas compras el 6 de mayo, y nunca más se la vio.
Se cumplen dos meses de la última vez que se vio a Daiana Garnica. La adolescente de 17 años salió el sábado 6 de mayo de su casa en el barrio Julio Abraham, en Alderetes, para acompañar a su vecino Darío Suárez a hacer unas compras. Nunca más apareció. Por el caso son 13 los detenidos.
Susana Cisterna, la madre de Daiana, está aferrada a la hipótesis de que Suárez entregó a otra persona. El fiscal, en tanto, sigue pensando que Suárez, mediante engaños, sacó a la adolescente de su casa y la llevó a algún lugar donde habría cometido el ataque. Claudio Bonari espera los resultados de las pericias para confirmar o descartar que la joven no fue arrojada a uno de los hornos de las ladrilleras.
En la Justicia manejan la hipótesis de que Suárez no actuó solo, sino que contó con la colaboración de algunos allegados. Fabián “Sapo” Pacheco, compañero de trabajo, y Juan Mátar, dueño de la ladrillera, son los comprometidos hasta el momento.
Por el recorrido que marcaron los perros de los bomberos voluntarios de Punta Alta, que participaron de la investigación, el principal sospechoso se habría trasladado hasta la ladrillera por el camino más largo. Y la elección no habría sido casual: esos lugares son mucho más desolados y le habrían permitido no ser descubierto por algún testigo.
Durante los allanamientos, los peritos encontraron notas que podrían servir para probar que Suárez quería al menos mantener una relación sentimental con la adolescente. Él, en un texto que los investigadores califican como trágico, habría reconocido que estaba enamorado de ella y que la extrañaba cuando no estaba con él.
A los pesquisas les parece llamativo que el horno haya sido prendido el día de la desaparición y después de varios meses. Para concretar este paso, según los investigadores, deberían haber tenido preparada una importante cantidad de leña y más aún si no había tenido actividad en unos siete meses.
También, siempre según la investigación del fiscal, estarían complicadas su esposa Yanina Alejandra Villarreal, su suegra Juana Rosa Funes y su prima Mavi Castro. Ellas, según las pericias que se realizaron, fueron ubicadas en la ladrillera el día que desapareció Daiana.
Sospechan, entonces, que podrían haber actuado de campana para que los otros imputados oculten el cuerpo de la adolescente, siempre según la hipótesis del fiscal. No descartan, sin embargo, que hayan cumplido esa función mediante engaños y sin saber lo que estaba ocurriendo en el interior de la cortada de ladrillos.
fuente: la gaceta