Aldo Roggio finalmente logró convertirse en arrepentido en la causa que envuelve a los cuadernos de las coimas . El juez federal Claudio Bonadio homologó la presentación del empresario dueño de la compañía constructora que lleva su nombre.
En su declaración frente al juez Bonadio, Roggio detalló que devolvía el 5% de los subsidios al transporte; detalló que se hacían en efectivo, periódicamente y en la persona del Secretario de Transporte, entre otras cuestiones.
Ayer, Roggio se había presentado en los tribunales de Comodoro Py sin éxito. Según detalló LA NACION más temprano, la Justicia le pidió que relatara el sistema de pago de dinero que existió en transporte. Hoy, en su testimonio, el ingeniero aportó datos concretos sobre el sistema que tuvo que afrontar en la empresa Metrovías, perteneciente al grupo que conduce.
El ahora arrepentido detalló que debió acceder a la exigencia de efectuar pagos al Secretario de Transporte, por su expreso pedido, a partir de una reunión mantenida en su despacho al inicio de la gestión.
Metrovías es una concesión de 1994, otorgada por el Gobierno Nacional para la prestación del servicio de Subterráneos y del Ferrocarril Urquiza (un contrato por 20 años extendido por 4 años más, que concluyó en 2017).
El empresario dijo a la Justicia que la concesión se desarrolló normalmente hasta la crisis de 2002, que produjo el quiebre de la ecuación económico-financiera del contrato, afectada “severamente por la devaluación de la moneda nacional y la hiperinflación desatada en ese entonces”.
Entonces, siempre según el testimonio de Roggio ante el juez Bonadio, se dispuso un régimen general de renegociación de los contratos (UNIREN) afectados por los episodios mencionados, que nunca se llegó a concretar. A partir de ese momento, Metrovías convivió con la modalidad de compensación a través del régimen de subsidios, que se mantuvo durante toda la gestión kirchnerista.
Según Roggio, esta herramienta fue utilizada para mantener el esquema de subsidios que daban lugar a los pagos que se exigían, con incluso la amenaza de rescisión del contrato de no cumplir.
Los pagos
En su explicación, el empresario dio detalles sobre la “situación de rehenes” que esto entrañaba. Señaló que el procedimiento de subsidios estaba previsto en el contrato como modalidad de ajuste sea a través de tarifa, disminución del canon o vía subsidio, a opción del Gobierno.
Roggio detalló que devolvía al Ejecutivo el 5% de los subsidios al transporte; detalló que se hacían en efectivo, periódicamente y en la persona del Secretario de Transporte.
La exigencia se afrontó siempre con el margen de rentabilidad de la empresa, luego de pagar todos los gastos relacionados con la operación segura de los servicios. Los subsidios nunca implicaron una mejora contractual ni de ingresos.
“No tuvimos oportunidad de negarnos a esta exigencia”, dijo el Ingeniero Roggio. “Habiendo soportado la presión hasta el límite de nuestras posibilidades, máxime teniendo cuenta que se trata de un servicio esencial y la gran incidencia del rubro personal, (70% del total) en los costos de operación del servicio”, añadió.
Según Roggio, este esquema duró hasta el año 2011.
fuente: la nacion