“La pobreza tiene un efecto en la delincuencia”, advirtió el economista Osvaldo Meloni Un sospechoso negó su vinculación a un hecho, pero dijo: “salimos a rebuscarnos para poder dar de comer a mis hijos”.
En las últimas semanas, ingresaron al Ministerio Público Fiscal (MPF) casos de hurtos de tomates, limones o de carne. En los distintos hechos, las personas que quedaron involucradas no tenían trabajo o contaban con mínimos ingresos de dinero, lo que marcó una tendencia dentro del escenario del delito: el factor pobreza.
Fuentes judiciales expresaron que esas conductas entran de lo que se llama el concepto “bagatela”, un enunciado que implica daños menores o “insignificantes” de bienes; además, no constituyen una lesión relevante.
“La pobreza tiene un efecto en la delincuencia. A mayor pobreza, más delincuencia. Pero se trata de robo menor, de esa cosa pequeña, de tipo hurto”, explicó Osvaldo Meloni, quien junto con Ana María Cerro compilaron el libro “Análisis Económico de las Políticas de Prevención y Represión del Delito en la Argentina”.
El 13 de octubre, un hombre interceptó a un empleado de una carnicería ubicada en avenida Roca y calle Miguel Lillo, en la capital. El trabajador salía del local para llevar un pedido de carne en una moto marca Yamaha de 125 cilindradas. El desconocido lo amenazó con un “hierro tipo rayo de bicicleta” y le exigió que le entregara el producto.
Sin embargo, el sospechoso no pudo concretar el hurto. El empleado se bajó de la moto y lo redujo la ayuda de transeúntes, según consta en la denuncia oficial. El hombre fue detenido bajo la figura de robo agravado, teniendo en cuenta el uso del rayo de la bicicleta.
Limoneros
Dos hombres entraron a una finca de Las Talitas, cortar limones de los árboles y llenar dos bolsas de arpilleras. Pero fueron descubiertos cuando salían del predio.
Los dos sospechosos negaron después haber tenido participación en la sustracción de las frutas, una declaración que podría formar parte de la estrategia de defensa, según explicaron fuentes judiciales. Sin embargo, dijeron que ese día no había trabajo como cosecheros y debían salir a “rebuscárselas para comprar aunque sea pan y tortillas y llevar a la casa”. “Cuando íbamos caminando a unas cuadras de la parada (de colectivo) unos policías nos han levantado”, contó uno de ellos.
El otro hombre manifestó: “tengo tres hijos chicos, y con T. fuimos a rebuscar para llevar algo de plata y poder darles de comer”.
La carencia
Meloni diferenció los hurtos menores con los hechos en situación de violencia y el uso de arma de fuego. “Los robos con violencia están protagonizados por personas que se prepararon, que establecieron una práctica para concretar el hecho. Se disponen con motocicletas, armas de fuego, como también de conocimiento para incursionar en la actividad delictiva”, expresó.
“Es muy importante establecer políticas públicas orientadas a contener a los ciudadanos en situación vulnerable, en la etapa de adolescencia, para evitar que ingresen al circuito ilegal”, manifestó.
Pese a las diferencias, el economista explicó que se “tiende a minimizar el robo de alimentos”, al tener vinculación con la pobreza. “Se debe prestar atención a que la persona no se inserte en el ámbito de delito”, alertó. “El problema surge cuando se vuelca a conductas no legales y deja de lado habilidades laborales de salida, como albañilería o plomería”, aseguró.
Otra situación se registró el lunes 19 pasado en avenida Jujuy y calle Lavaisse, en la capital . Un joven de 19 años aprovechó el descuido del conductor de un motocarro. Así, sacó del vehículo una mochila negra que contenía tomates, limones y naranjas. Fue aprehendido.
fuente: la gaceta