Ayer una joven oriunda de Aguilares vivió una situación horrible cuando viajaba a su trabajo de San Miguel de Tucumán, ella iba en el transporte público, y se quedó dormida en el trayecto, en un momento se despertó sobresaltada, porque alguien la había tocado, en ese instante se dio cuenta que el hombre que viajaba a su lado, que había subido en Monteros, se estaba masturbando.
La víctima de 29 años de edad comentó lo que vivió “Me sentí tan ultrajada en ese momento, que no podía emitir palabra hasta que reaccioné y (el depravado) bajó del colectivo por el repudio de los pasajeros”.
La muchacha reflexiona sobre lo ocurrido con una frase que lejos está de ser irreal “Todos los días pasamos cosas todas las mujeres. Estas cosas te hacen desconfiar de todos” sentencia. Sus palabras no pasan desapercibidas para un sector de la sociedad, que vive a diario situaciones de violencia sólo por ser mujer.
La visualización del acoso callejero, permite hoy en día a las mujeres tucumanas reconocer la situación como tal. Pero ¿Qué medidas tomar? ¿Cuál es el rol que asume el resto de los testigos? ¿Qué se debe hacer con los acosadores? En este caso, la víctima cuenta en primera persona lo que ella siente “Pase un momento horrible, me paralice de tal manera que no podía hacer nada”.
“Él se había sentado al lado mío y yo venía medio dormida y me desperté porque sentí que me tocaron parte del muslo y quedé despierta hasta que él se fue al otro asiento” y agrega “Un hombre logró pegarle cuando él se bajó pero si yo gritaba lo agarraban entre todos. Por eso el se bajó en plena autopista”.
En nuestro país las mujeres viven situación de acoso: insultos, manoseos o son perseguidas desde los 8 años de edad. Sin embargo, la sociedad argentina tiene arraigada una estructura de pensamiento patriarcal que juzga a la víctima por el accionar del hombre.
¿Qué se diría en este caso? ¿Es culpa de ella por quedarse dormida? ¿Ella lo provocó por relajarse y dormirse? Aunque resulte irrisorio, para algunas personas estas preguntas son afirmaciones. Décadas llevará transformar una construcción sociocultural que tiene por privilegiado al sexo masculino.
En el marco de derechos que el varón machista concibe como lógico se encuentran los espacios públicos y todo lo que se encuentra en él. Es decir que, como parte del paisaje material la mujer se reduce a un objeto de ser poseído. En este contexto la acción del depravado es hacer “uso de su derecho natural” de poder.
“Lo hago porque puedo” sostiene el sujeto acosador, y lo hará mientras una sociedad lo legitime en sus acciones…o no. La denuncia, el escrache, la permanencia del tema en los medios de comunicación, el debate en el marco legislativo y judicial para la creación y aplicación de leyes que condenen estos actos, son la vía para que las mujeres puedan vivir sin miedo y ser realmentes partes, de la sociedad como plenos sujetos de derechos.