De repente, en sólo dos semanas, tres buques foráneos fueron desactivados: dos fueron capturados y un tercero se entregó después de escapar. Un ex miembro de Prefectura sugiere cambiar el Protocolo de Actuación. Otros dos problemas son la falta de regulación de la “Milla 201” y la desactualización de las multas. El daño económico orillaría los USD 1.000 millones por año
De golpe, la cuestión pareció acelerarse.
Después de que el sábado 25 de abril el capitán Alberto Mendoza, del buque argentino “Don Pedro”, documentó en un video la masiva incursión de barcos extranjeros, mayormente chinos, pescando ilegalmente en Mar Argentino, dentro de las 200 milllas marinas de la costa, en la “Zona Económica Exclusiva Argentina” (ZEEA), la cuestión resonó y desde entonces se produjeron dos capturas y la rendición de un tercer buque “pirata”.
– El domingo 26 de abril, “Intercámaras de la Industria Pesquera Argentina” envió una nota al presidente Alberto Fernández, denunciando que unos 300 buques de flotas “principalmente asiáticas, fundamentalmente chinas” y operando “con permiso expreso y subsidio del Estado de bandera, están agrediendo la soberanía nacional, los derechos sobre sus recursos y violando a sabiendas todas las normas y recomendaciones internacionales”.
– El lunes 27, Infobae accedió y difundió el video.
– El martes 28, el buque Guarcacostas “Prefecto Fique”, de Prefectura Naval Argentina (PNA), detectó pescando ilegalmente al buque chino Lu Rong Yuan Yi 668, que tras perseguido varias horas se dio a la fuga.
– El domingo 3 de mayo, el mismo buque de Prefectura detectó en la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA) al pesquero portugués Calvao, al que sí capturó y escoltó hasta el puerto de Bahía Blanca.
– El lunes 4, el patrullero oceánico Bouchard, de la Armada, detectó in fraganti al pesquero chino “Hong Pu 16” que también intentó escapar pero al que capturó tras una persecución de tres horas y escoltó luego hasta el puerto de Bahía Blanca.
– Y el miércoles 13 el prófugo buque chino Lu Rong Yuan Yi 668, que se había escapado el 28 de abril, se entregó a la Prefectura Argentina y fue escoltado hasta su fondeo en Puerto Madryn.
Desde 1986 a la fecha, precisó a Infobae el Prefecto General de la Dirección Sur de la Prefectura, Fernando Santucci, la fuerza capturó 80 buques extranjeros en pesca ilegal. Es decir, unos 3 por año, la misma cantidad que ahora fueron desactivados en dos semanas.
Además, informó Santucci, la Justicia argentina emitió pedidos de captura de los buques Jin Yuan 626, levantada en 2018, y Hua Xiang, ambos chinos, aunque este último ya pagó la multa y la justicia le levantaría el pedido cuando termine las acciones judiciales.
La Justicia argentina emitió pedidos de captura de los buques Jin Yuan 626, levantada en 2018, y Hua Xiang, ambos chinos, aunque este último ya pagó la multa y la justicia
Juan Redini, presidente de CAPA (Cámara de Armadores Poteros Argentinos, dedicados a la pesca de calamar) cree que parte del mérito es del subsecretario de Pesca, Carlos Liberman, por su reacción ante la evidencia del video y la denuncia de Intercámaras.
Otros son más escépticos. Nadie sabe, por caso, por qué se entregó, 10 días después de escapar, el buque Lu Rong Yuan Yi 668, del armador chino Rongcheng Rongyuan Fishery y con auspicio legal del estudio Hughes & Asociados, de Comodoro Rivadavia.
Un poco de historia
En marzo de 2016 se produjo un episodio inusual; el hundimiento del buque Lu Yan Yuan Yu 010 luego de ser peseguido por el Guardacostas Prefecto Derbes, de Prefectura, que lo había sorprendido pescando ilegalmente. El buque intentó escapar y después de las señales sonoras y lumínicas para que se detenga recibió salvas de la nave argentina, y finalmente se hundió.
El episodio sigue despertando dudas entre los conocedores del sector y algunos miembros de Prefectura. Por calibre y porque los disparos del buque argentino se hicieron por encima de la línea de flotación y porque el buque se hundió después de que el capitán pasara la tripulación a un buque escolta y junto a otros cuatro tripulantes abordara la nave argentina. Algunos señalan que pudo haber sido hundido por propia decisión del capitán, ya que ciertas naves son tan antiguas que no entran nunca a puerto, porque no serían autorizadas a volver a salir. Otros especulan que una mala maniobra de escape pudo, finalmente, haber sido la causa del hundimiento.
Fue el primer tema que las autoridades chinas le enrostraron días después al apenas arribado embajador Diego Guelar. Y lo que todavía en 2017 funcionarios chinos siguieron planteando, con aparente indignación, a una delegación argentina en Beijing. “Cada vez que nosotros queríamos hablar de un tema que ellos buscaban evitar, ponían eso por delante”, recordó a Infobae un emisario argentino.
Lo que está fuera de duda es que los pesqueros chinos obedecen al gobierno chino, que hasta les subsidia el combustible. Otra ventaja que tienen, dice Redini, son tripulantes baratos, a menudo indonesios muy jóvenes, a unos USD 100 por mes. Beijing busca evitar a toda costa el ruido mediático. Y los armadores, los pedidos de captura internacionales.
Precisamente por eso, dice el Prefecto retirado René Reibel, ex Director de Policia Judicial, Protección Marítima y Puertos de Prefectura y Consultor de la Red PBIP (Protección de Buques e Instalaciones Portuarias) México Internacional, si de verdad se quiere evitar la pesca ilegal es hora de cambiar el “Protocolo de Captura de Buques Infractores” de las fuerzas argentinas.
Lo que está fuera de duda es que los pesqueros chinos obedecen al gobierno chino, que hasta les subsidia el combustible. Otra ventaja que tienen son tripulaciones muy baratas
En una nota a Infobae, Reibel recordó la captura, en abril de 2016 del buque Chino Hua Li 8, que dos meses antes se había escapado tras ser detectado en plena operación de pesca ilegal. Aquella vez, la Argentina movilizó a la Justicia Federal e Interpol, cuya filial cargó un “Alerta de Captura” internacional por el delito de “resistencia a la autoridad”.
El buque chino se dirigió entonces al puerto de Montevideo (centro de aprovisionamiento y logística de muchos buques que pescan en Mar Argentino), pero la “Sala de Situación de Tráfico Marítimo Argentina” lo siguió con ploteo satelital a través del AIS (sigla en inglés de “Sistema de Identificación Automática”) y la Justicia Federal ordenó reiniciar la persecución con un Guardacostas apoyado por un Helicóptero. Mientras, Interpol informó a las autoridades portuarias uruguayas que si el Hua Li entraba a puerto el buque sería detenido y puesto a disposición de la Justicia Argentina.
El buque inició entonces un derrotero incierto. No pudo entrar a puerto en ningún país ribereño y tras dos meses de esquivar intentos de intercepción, con su tripulación y reservas logísticas exhaustas, fue interceptado por dos buques de la Marina de Guerra de Indonesia (que aplica severas penas, incluso el hundimiento de naves infractoras, dice Reibel). Indonesia informó la detención a Interpol y el Hua Li fue puesto a disposición del Juzgado Federal de Comodoro Rivadavia. Siete meses después, el armador chino pagó la multa de $10.000.000 (máximo fijado por la Ley 24.922, Régimen Federal de Pesca, unos USD 650.000 de entonces) a la Secretaría de Pesca, más los gastos del operativo de Prefectura.
La “Operación Hau Li 8”, dice René Reibel, se expuso en foros internacionales como “Leading case”: por primera vez en la historia, un buque infractor extranjero detectado en tareas de pesca ilegal y perseguido por la PNA fue interdicto en un tercer país con ayuda de Interpol. Fue decomisado, pagó la multa y las penalidades establecidas por el Juzgado Federal de Comodoro Rivadavia.
Por primera vez en la historia, un buque infractor extranjero detectado en tareas de pesca ilegal y perseguido por la PNA fue interdicto en un tercer país con ayuda de Interpol (René Reibel)
Por todo eso, señala el prefecto retirado, “es necesaria una decisión de las Autoridades Argentinas que cambie el Protocolo de Captura de Buques Infractores en la ZEEA, usando la tecnología que Prefectura ya tiene en sus Centros de Monitoreo y Ubicación Satelital, en coordinación con la Justicia Federal y labrando las notas oficiales vía Cancillería a los países involucrados y el aporte de la estructura mundial de Interpol”.
“Tenemos cómo hacerlo y tenemos que hacerlo”, insiste Reibel, convencido de que terminar con la pesca ilegal en el Mar Argentino (hasta 200 millas marinas de la costa) es cuestión de decisión política.
Volver al presente
La reciente entrega del Lu Rong Yuan Li 668 fue diferente: la Justicia Federal argentina no emitió el pedido de captura. “Prefectura hizo gestiones ante empresa armadora: se coordinó para que no hubiera pedido de captura internacional. Si no, iba a quedar interdicto; se coordinó para que viniera a Puerto Madryn. Está en rada, no ancló por la pandemia”, dijo a Infobae el prefecto Walter Olszanski, del área de prensa de Prefectura, quien recordó que el 28 de abril la fuerza, tras horas de persecución, había dejado escapar al buque chino porque tenía todo documentado, ya estaban 25 millas fuera de Mar Argentino y en medio de un temporal. El guardacostas Fique, que hacía la persecución, es de 1982. La pena por la resistencia a la autoridad la decidirá la Justicia.
Eduardo Pucci, director Ejecutivo de Opras (Organización Para la Protección de los Recursos del Atlántico Sudoccidental), una iniciativa privada que busca una regulación de la “Milla 201” del suroeste del Atlántico) dice que lo más llamativo de este año es el aumento del número y la temeridad de los buques extranjeros. “Incluso un buque argentino (dentro del Mar Argentino), fue perseguido por un buque chino, porque supuestamente lo molestaba”, relata.
Opras ya presentó el caso del Atlántico Sudoccidental ante la ONU y creó una “Comisión de Cooperación” con armadores de Brasil para la pesca sustentable en aguas Internacionales cree que lo peor del caso es que los buques extranjeros que pescan en los límites o dentro de Mar Argentino “tienen apoyo logístico de Montevideo y una acción nacional bastante ambigua”. Nuestra “Milla 201”, explica, no tiene regulación y los buques extranjeros que pescan allí afectan los stocks y la captura locales de especies transzonales (migratorias): básicamente el calamar y en menor medida especies como la merluza y el abadejo.
Lo más llamativo de este año es el aumento del número y la temeridad de los buques extranjeros. Incluso un buque argentino, dentro del Mar Argentino, fue perseguido por un buque chino, porque supuestamente lo molestaba
La libertad con que pescan en la “Milla 201” es una tentación constante a entrar en Mar Argentino. “El agua y el viento son escenarios móviles, los peces no saben de fronteras y los buques persiguen cardúmenes, así que se meten”, explicó un ex funcionario.
La prioridad política es evitar conflictos, lo que va a contramano de la sugerencia de René Reibel.
Para Pucci, el nudo del problema es la falta de regulación de la “Milla 201”. “No está claro porqué se entregó el buque chino. Puede haber seguido instrucciones, ya que pescan con permiso y subsidio del gobierno chino”, dice. La clave, insiste, es crear una Organización Regional de estados ribereños (Argentina, Brasil y Uruguay) que les fije reglas a los que pescan afuera. Ahí aparece, dicen muchos, el “problema Malvinas”, por la cercanía de la presencia británica. Según Pucci, eso no debería ser un problema, pues “el reclamo de soberanía no se afecta por ser miembro de una organización ni implica reconocer un derecho”. De hecho, explica, “la Argentina y Gran Bretaña son miembros de Ccamlar” (Comisión para la Conservación de Recursos Antárticos).
El daño económico
Un documento de marzo 2020 de Opras precisa: “hasta 300 buques extranjeros han llegado a pescar entre 500.000 a 1.000.000 Toneladas/año de recursos pesqueros (calamar, merluza, toothfish, abadejo, Hoki, etc) fuera de la jurisdicción nacional, obviamente libres de todo control, regulación ni ordenamiento, con ingreso libre de aranceles a sus mercados y con volúmenes de captura que les permiten volcar productos en el mercado internacional, a los principales destinos de nuestra propia industria, pero con precios fuertemente distorsionados por la incidencia de sus bajos costos operativos y comerciales”.
Pero también lo que los buques extranjeros pescan fuera del Mar Argentino afecta el stock y lo que se pesca dentro del mismo. Eduardo Pucci estima el daño económico en unos USD 1.000 millones año.
Juan Redini dice que los poteros nacionales pescaban, a principios de siglo, entre 300 y 360.000 toneladas anuales de calamar; ahora oscilan entre 60 y 100.000 toneladas y redujeron de 8 a 4 meses su temporada, mientras los buques extranjeros (dentro o fuera de la ZEEA) pescan hasta 500.000 toneladas anuales de calamar, no respetando márgenes de escape y depredando la especie.
Otra cuestión es la desactualización de las multas por pesca ilegal. En 1998 la ley 24.922 las fijó en un mínimo de $5 millones y un máximo de $10 millones. Eran 5 y 10 millones de dólares, respectivamente. Hoy, al tipo de cambio “blue”, oscilan entre 36.200 y 72.400 dólares. Incluso al tipo de cambio oficial parece una bicoca. “El infractor arriesga muy poco en relación a lo que se lleva, al margen de que tiene seguro corporativo”, dice Pucci.
Al respecto, el 1 de marzo, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, el presidente Alberto Fernández, dijo: “Enviaré un proyecto para la modificación del Régimen Federal Pesquero para endurecer las sanciones a los buques que pescan de manera ilegal en los espacios marítimos bajo jurisdicción argentina, lo que incluye a las Islas Malvinas”.
El proyecto está siendo elaborado desde el área de Pesca, pero involucra a varias reparticiones, desde el Ministerio de Agricultura (de que depende Pesca) hasta Cancillería, Prefectura y la Justicia Federal.
Además de actualizar el valor de la multa, se mantendría la opción de decomiso de mercadería o “compra” por parte del buque extranjero con un cálculo de aforo en base al precio internacional de las especies capturadas y -lo más importante- incluir dentro de la ley la compensación por los altos costos que implica movilizar buques, aviones, patrulleros e incluso destructores para perseguir buques que pescan ilegalmente en aguas argentinas. Hasta ahora, esa “compensación” es resorte de la Justicia, que actúa (cuando lo hace) según jurisprudencia. En adelante, explicaron, la compensación sería parte de la propia normativa.
fuente:infobae