El sorpresivo hecho tuvo lugar en la ciudad de Tenino, en el estado de Washington. Las autoridades utilizaron una imprenta de 1890 e hicieron 10.000 dólares sobre rectángulos de madera. Los repartieron entre los más afectados.
“Estábamos recibiendo muchas llamadas de empresas que nos decían no estar seguras de poder continuar”, dijo a la AFP.
Como el museo de la ciudad tiene una impresora que data de los años 1890, la utilizaron para hacer 10.000 dólares en rectángulos de madera, cada uno con un valor nominal de 25 dólares.
Ese dinero es entregado como subvención a residentes que demuestren que están siendo perjudicados por la pandemia. Cada uno puede recibir hasta 300 dólares mensuales.
Conocidos como “Dólares Tenino” o “Dólares COVID” o, incluso, como “Dólares Wayne”, por el apellido del alcalde, los billetes son aceptados en casi todos los negocios de la ciudad a una tasa fija equivalente a casi un dólar.
Esa madera solo vale dentro de los límites de Tenino.
Antecedente
La idea no es nueva. La ciudad la utilizó durante la aún peor devastación causada por la Gran Depresión de los años 1930.
La escasez de dólares en aquel tiempo, llevó a directivos de bancos de Tenino a imprimir dinero en corteza de picea.
“El concepto se hizo viral en los años 1930”, dice Fournier y otras comunidades, empresas y cámaras de comercio lo emularon.
La atención de los medios provocó la curiosidad de inversores y a lo largo de los años la moneda de madera se tornó en objeto de colección a la venta en eBay y Amazon.
El uso de las cuasimonedas es bien conocido por el pueblo argentino. Durante la crisis del 2001, las provincias debieron imprimir sus propios billetes para hacer frente al pago de salarios de empleados estatales como también para abonar a proveedores. Uno de los más conocidos fue el Patacón, creado por la Provincia de Buenos Aires, con una circulación mucho mayor que lo ocurrido en la ciudad estadounidense.
Utilidad
La versión contemporánea, al igual que su edición previa, apunta a tender una mano durante la crisis económica que ha provocado el cierre de negocios en todo el país.
“Es más que nada una promoción de la propia ciudad”, dijo Chris Hamilton, gerente de la principal tienda de alimentos. “Mucha gente que llega a la ciudad ni siquiera sabía que existe Tenino y quiere conocer cómo es ese lugar que imprime su propia moneda”, añade.
“Podrían detenerse un rato, comprar un helado o recorrer las calles y comer una hamburguesa”, comenta.
Monedas complementarias similares existen en muchos lugares de Estados Unidos y Europa. No buscan reemplazar la moneda nacional sino apoyar a la economía local; lo cual es una clara diferencia en tanto las autoridades estadounidenses nunca ven con buenos ojos crear un billete que compita con el poderoso dolar.
El departamento del Tesoro rehusó hacer comentarios sobre su posición ante las monedas locales.
El sistema suizo WYR, creado en 1934, es considerado como la moneda local más antigua del mundo, y es usado a diario en miles de pequeños negocios.
Cuasimonedas, una forma de paliar la crisis
Con un desempleo de 11,1% en junio, una de las mayores tasas desde la Gran Depresión, los estadounidenses que abogan por las monedas complementarias dicen que este es un momento para considerarlas como una forma de ayuda a la gente.
“La crisis en el financiamiento de los municipios impulsa la creatividad. Los administradores están explorando emitir su propia moneda en vez de emitir bonos para financiar su respuesta al covid”, dijo Susan Witt, directora del centro de estudios económicos Schumacher.
Ese centro desarrolló los BerkShares, una moneda en circulación desde 2006 en la región de Berkshires, al oeste de Massachusetts, y es distribuida por bancos locales. Witt está asesorando a varios municipios estadounidenses interesados en iniciativas similares.
Muchos consideran a las monedas locales como un baluarte contra la desenfrenada globalización.
“La gente se empezó a dar cuenta que nos tornamos demasiado globales, demasiado rápidamente y perdimos nuestras características propias”, dijo Chris Hewitt, fundador de Hudson Valley Current, una moneda del Upstate Nueva York y que opera como un sistema de crédito mutuo.
Los entusiastas de este tipo de monedas aspiran a generar un movimiento nacional.
“Si eso se hace orgánicamente en todo el país, podría salvarnos de una seria recesión”, dice Fournier.
fuente: ambito