Florencia es una profesora de inglés tucumana y vive hace 6 meses en un estado de terror constante. El 25 de febrero, denunció ante Unidad Especializada en Violencia Familiar y de Género II que un joven, al que le dio una sola clase de inglés online, la acosaba. Desde entonces sufre hackeos constantes en su celular y redes sociales, amenazas y mensajes intimidatorios. El “estudiante” es miembro de una familia ligada al poder político local, de la que no se pueden dar detalles porque presentó una medida de amparo. “Tengo que vivir encerrada”, dice Florencia en diálogo con TN.com.ar.
El caso es notablemente parecido al de Paola Tacacho, la profesora de inglés asesinada en Tucumán por un exalumno luego haber presentado 22 denuncias que fueron desestimadas. Un primer fiscal intentó archivar de la causa de Florencia e, incluso, en vez de avanzar con la investigación, le recomendó comprarse un arma para defenderse.
Florencia se expuso, salió en los medios, recibió el acompañamiento de organizaciones locales contra la violencia de género y de la familia Tacacho -que asegura que hay vínculos entre el acosador y el asesino de Paola-, y logró que la causa siguiera adelante. En el medio, perdió un abogado, porque ella se negó a aceptar el dinero que ofrecía la familia de su acosador. Florencia se expone porque no quiere ser otra Paola Tacacho.
Con nuevo fiscal, la Justicia pidió una junta médica para evaluar al joven. Su familia alega que tiene un problema cognitivo, y que no puede valerse por si mismo y su abogado logró posponer una primera reunión. Aseguran que una junta médica podría desequilibrarlo emocionalmente y que es discriminatorio. Al segundo llamado, el joven no se presentó.
Florencia realizó la denuncia en febrero luego de que, tras esa única clase de inglés, el joven se presentara en su edificio, sin invitación y cuando ella ni siquiera le había pasado su dirección.
“La familia sostiene que es totalmente inofensivo, que no se maneja solo en la calle, que necesita asistencia para todo. Hay muchas pruebas de que no es así. Conmigo se comunicó él solo, se maneja perfectamente. Fuera de eso, el supuesto problema cognitivo no significa que no sea peligroso. Si están seguros que es inofensivo, que concurra a la junta médica”, pide la profesora de inglés.
La docente vive encerrada bajo custodia policial. Recibía mensajes que se hacían pasar por equivocados: la llamaban por otro nombre y le avisaban en qué calle o en qué lugar estaban. Siempre eran lugares a metros de donde ella se encontraba en ese momento.
“La custodia es domiciliaria, yo tengo que estar encerrada porque en la calle tendría que moverme sola y ya ante las últimas amenazas, que fueron de muerte, no puedo salir a la calle”, dice. Asegura que tiene miedo de que el acosador se fugue, se le pierda totalmente el control, porque sería condenarla a ella a seguir encerrada siempre.
“Me estoy deteriorando muchísimo, encerrada en mi casa hace muchos meses, mi familia tiene que venir a visitarme, mis amigos… quiero poder volver a vivir mi vida, ver a mi familia cuando quiera, poder volver a trabajar, terminar con mis ataques de pánico. Es muy difícil ya no tener vida social, laboral, de pareja, de nada. Tener que estar entre cuatro paredes porque si salís a la calle quedas al descubierto”, agrega.
“Le pido a la familia que se ponga a derecho, que respeten la justicia, que tenga algo de empatía, de que hay una persona que no se fue de vacaciones como ellos, que no puede hacer su vida normal como ellos, que me ayuden a recuperar mi vida”, concluye. fuente:TN