Las subas de alimentos, indumentaria , combustibles, prepagas, y colegios le ponen un piso alto a mayo, mientras que otros factores presionan en los próximos meses.
Tras la difusión del dato oficial de inflación de abril, que fue de 6%, los analistas privados revisaron al alza sus estimaciones para la aceleración de precios del quinto mes del año y la proyección anual, que en algunos casos llega al 75%.
Para mayo, el Gobierno se esperanza con que los precios se desaceleren y se ubiquen en torno al 4%, pero los economistas alertan que el piso estará un punto más arriba (5%), impulsado por las subas constantes en alimentos y los aumentos en naftas, prepagas, colegios que se dieron a principios de mes, entre otros.
Así, coinciden los analistas, será difícil que la inflación perfore el 4% al menos hasta entrado el segundo semestre y siempre que la situación, externa e interna, no empeore.
Una inercia en precios que es generalizada
El último relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central (BCRA), realizado a fines de abril y difundido días antes de la confirmación del mal dato de abril, daba cuenta de que la inflación 2022 se acelerará hasta 65%.
En apenas una semana, los guarismos marcan ahora una inflación anual de entre 70% y 75%. Eso fundamentado en que el IPC núcleo, que excluye los precios estacionales y regulados, saltó hasta 6,7% en abril (venía de 6,4% en marzo) y marcó su mayor nivel desde la devaluación de septiembre de 2018.
Desde Delphos investment remarcaron que la aceleración del IPC núcleo lleva las previsiones 2022 a 75% dado que
Paula Gándara, Cio de Adcap Asset Management, resalta que “la inflación núcleo marca la cancha. El nivel de regulados también es importante, dado que muestra que están atrasados y existirían presiones para que se actualicen”, añadió.
Desde la Porfolio Personal Inversiones. aseguran que “el núcleo inflacionario o la inflación subyacente, que es la que mejor refleja los factores monetarios sobre la dinámica de los precios, nos indica que todavía es muy pronto para declaraciones rimbombantes del estilo ´lo peor ya pasó´ o ´marzo ha sido el pico del año´, sino más bien todo lo contrario”.
Y alertan que, con la media móvil de tres meses, la inflación general se mueve a un ritmo anualizado de 97,1%, un máximo en 20 años y una núcleo de 97,8%, la mayor de la serie. “Lejos de mostrar señales de amaine, el desconcierto es total”, plantean desde PPI.
Sin anclas y en aprietos por el acuerdo con el FMI
Los economistas coinciden en que la alta inflación es difícil de frenar, sobre todo porque el Gobierno no cuenta o no puede acudir este año a las tradicionales “anclas”: atraso del dólar y de tarifas de los servicios públicos, principalmente.
En ese sentido, el acuerdo con el FMI le pone un freno a esos dos componentes que en 2021 fueron utilizados como “amortiguadores” de inflación, aunque con relativo éxito dado el 51% con el que cerró el año
Aunque viene demorado, porque la devaluación del peso se movió a un ritmo de 3,8% en abril -por debajo de la inflación, el acuerdo firmado con el Fondo apunta a que el dólar siga la evolución de los precios.
En tanto, del lado tarifario, el Gobierno avanza en aplicar -como se comprometió con el FMI- subas adicionales de tarifas, que redondearían el 43% para la mayoría de los usuarios residenciales, y reducir los altos subsidios energéticos, aunque persisten las dudas sobre el “ahorro” que eso implicará a las arcas del Estado.
El otro “ancla” de precios, los salarios, fue descartado por el Gobierno: reafirman que deben ganarle a la inflación por lo que reabrió paritarias y ahora muchos gremios que cerraron acuerdos a pocos meses pero por debajo del 60% ya reclaman volver a discutir.
“las presiones inflacionarias están muy difundidas a lo largo de la economía ante la volatilidad de las expectativas y la rápida propagación de los shocks externos”.