El obispo Roberto Ferrari pronunció una homilía en la que se refirió al valor de la democracia y a la necesidad de que se elaboren propuestas concretas para sacar al país del estancamiento.
Con un fuerte reproche por la crisis social, la Iglesia Católica reclamó a la clase política dejar de lado las disputas electorales y encontrar un punto de diálogo para diseñar propuestas concretas y realistas más que soluciones irrealizables.
“Rogamos a quienes poseen mayores responsabilidades que tengan la grandeza de pensar en el sufrimiento de muchos, más que en los intereses mezquinos. La gente necesita recibir propuestas concretas y realistas más que soluciones tan seductoras como inconsistentes. También espera que se sienten a escucharse y a discutir con respeto hasta encontrar puntos en común”, reclamó en su homilía por este 25 de Mayo el obispo auxiliar de Tucumán, Roberto Ferrari.
El prelado pronunció su sermón en la Iglesia Catedral frente a las principales autoridades políticas de Tucumán. En las primeras filas estuvieron el gobernador, Juan Manzur; el vice, Osvaldo Jaldo; y el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro.
Ante ellos, monseñor Ferrari celebró los 40 años de democracia en Argentina pero también se refirió a la deuda de este país. “Día tras día vemos un pueblo que sufre. Pesa el agobio del desencanto, las promesas incumplidas, los sueños rotos. Pesa también la falta de un horizonte claro para nuestros hijos. Angustia sentir que es cada vez más difícil poner el pan en la mesa, cuidar la salud, imaginar un futuro para los jóvenes. Se suman el miedo a salir a la calle, la violencia y la agresión generalizada. Se hace sentir cada vez más la pérdida de los valores que sostenían la vida familiar y social”, expuso.
En ese tramo de la homilía, el titular de la Iglesia Católica en Tucumán hizo mención al documento de los obispos argentinos, en referencia a los 40 años de democracia. Incluso, se refirió a la trascendencia del concepto de “libertad” para un pueblo. “Son libres los pueblos y sus habitantes que reconocen su propia e inalienable dignidad de personas”, ahondó. Y prosiguió: “No sólo es libre quien se siente libre y goza de esa libertad, sino que, sobre todo, es plenamente libre quien busca el bien, es plenamente libre una nación, un pueblo que busca el bien de todos y de cada uno de sus ciudadanos”.
“Queremos seguir siendo libres e independientes, conscientes de nuestra historia, sin negarla, ni ocultarla, como proclamaba el cardenal chileno Silva Henríquez en 1974, ‘… los pueblos que enajenan su tradición, y por manía imitativa, violencia impositiva, imperdonable negligencia o apatía, toleran que se les arrebate el alma, pierden junto con su fisonomía espiritual, su conciencia moral y, finalmente, su independencia ideológica, económica y política’”, reforzó.
Monseñor Ferrari afirmó que los reclamos planteados se escuchan en las calles y en los barrios. “(La gente) ansía caminar hacia un proyecto estratégico de desarrollo, que abra un horizonte de esperanza, dignidad, paz social, trabajo y prosperidad, privilegiando a los tirados al borde del camino”, insistió.
Ya antes del cierre de su lectura, se refirió de manera elíptica a la legalización del aborto en la Argentina, pero también al avance de la pobreza infantil y al abandono de las personas mayores. “Un pueblo saca ‘chapa’ de grandeza o no, por cómo cuida a sus niños y a sus ancianos, el comienzo de la vida en la concepción y el final…, porque son los más vulnerables, y los que nos dicen que hay historia, que hay memoria y que la vida es el bien mayor. Por eso nos duelen los flagelos que nos enferman y nos matan, pero más nos duelen las guerras y los atropellos a la vida”, cerró.
“¡Que nadie nos arrebate la esperanza, la dignidad, la libertad!”, exhortó el arzobispo.
FUENTE:LA GACETA