El candidato libertario fue a explicar este miercoles sus planes al Cicyp, donde lo recibieron con un pedido insistente para que respete las instituciones. Denunció una “campaña del miedo” del Gobierno.
A cuatro día de las elecciones, Javier Milei escuchó impertérrito un pedido del Grupo de los 6, directamente, para que respete la democracia. Lejos de mostrarse inquieto, como en ocasiones recientes, disertó largamente y con calma ante los principales empresarios del país, que se reunieron para escucharlo en el Hotel Alvear de Recoleta. Al contrario, en el primer almuerzo del Consejo de Inversiones para el Comercio y la Producción (Cicyp) con los candidatos presidenciales (hoy será el segundo, con Sergio Massa), dijo que existe una “campaña de miedo” en su contra e intentó transmitir tranquilidad sobre sus planes para un eventual gobierno al círculo rojo.
En el salón principal de la planta baja del Hotel Alvear, el presidente del Consejo, Marcos Pereda, de la Sociedad Rural Argentina (SRA), recibió al candidato de La Libertad Avanza con un breve discurso de introducción y un mensaje en caso de que su fórmula se imponga el domingo. “Si la voluntad popular lo elige, queremos pedirle apego a la Constitución, y a las leyes, a la cultura del trabajo y el mérito; la transparencia, la sensibilidad social y una verdadera vocación cívica”, le dijo.
Eran pasadas las 13.30 y los mozos ya habían repartido los platos con las entradas entradas. Milei lo escuchaba sentado en la mesa central del salón, rodeado de sus principales asesores: su hermana Karina, Guillermo Francos, Gustavo Ferraro, Ramiro Marra, y su vocero, Leandro Vila. No había ido ningún candidato electo de LLA, como en otros eventos del estilo. Y no había llevado a ninguno de sus referentes económicos, ni siquiera a Emilio Ocampo, el único del grupo inicial de ex funcionarios de Domingo Cavallo que se mantiene en un lugar expectante para ocupar un cargo en el Gobierno. El Pro también brilló por su ausencia, al igual que en el debate en Derecho.
Tras la inauguración, el economista subió de buen talante a la tarima y tomó el micrófono frente al atril. Habló con inusual serenidad durante unos 15 minutos, aunque antes hizo un aviso: dejaría la mayor parte de su exposición para las preguntas de los invitados, porque le resultaba “más divertido”. Se lo veía descontracturado, en un ámbito familiar y afín.
“El tipo de democracia que queremos es con los valores de Alberdi, donde consta el respeto de las minorías”, empezó, para responder a los empresarios. Pero, sin más aclaraciones, rápidamente se dispuso a criticar el Gobierno, sin mencionar a Alberto Fernández, Cristina Kirchner y a Massa. “Enfrente tenemos la versión de la democracia que se lleva todo puesto, que parece un consenso, que es la tiranía de las mayorías, mejor conocida como populismo. Venimos a plantear esta discusión entre populismo y república”, dijo.
Y sumó una referencia directa a la campaña del Gobierno en su contra: “El miedo no conduce a nada. Lo que genera es parálisis, y si se paraliza la gente el problema es que gana el status quo este modelo decadente”. Poco después agregó que el oficialismo había usado dinero del Estado para la campaña y para perseguirlo.
Milei mantuvo la calma durante toda la disertación. Lo escuchaban, atentos, algunos referentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), como su presidente, Daniel Funes de Rioja, uno de los miembros del G-6. Su presencia, conocida con antelación, fue una señal positiva para Milei, que la semana pasada había declinado por “cuestiones de agenda” una invitación de la central fabril. El faltazo, tras hacerlos esperar una respuesta por tres semanas, generó malestar entre los industriales. Pero, diplomáticos ante quien podría transformarse en el próximo primer mandatario, decidieron ir a escucharlo, al menos, en el marco del Cicyp.
La disertación fue eminentemente sobre economía, en un contexto relativamente cómodo para Milei ( de hecho, en su entorno contaron que él mismo organizaba este tipo de eventos cuando trabajaba en el sector privado). Pero llamó la atención que no mencionara, como es habitual, su plan de “destruir” el Banco Central, ni a los “empresarios prebendarios”, contra los que no se había privado de arremeter en el foro de Amcham después de la PASO que lo había dado como ganador.
Al contrario, les dedicó un largo, esmerado elogio. “Nuestro modelo es el liberalismo, el respeto al modelo de vida del prójimo y del derecho a la propiedad privada (…). Los empresarios, en lugar de ser perseguidos, como lo son, deberían ser reconocidos como héroes. El emprendedor es un héroe porque mejora la calidad de vida a los seres humanos, es fuente de trabajo, progreso y bienestar para todos”, dijo. Pero sólo recibió algunos tibios aplausos en otro tramo, cuando mencionó “la defensa de la democracia liberal”.
El candidato libertario fue a buscar respaldo de cara al domingo, mientras se multiplican las voces de alarma de distintos sectores contra su propuesta e incluso a favor de la de Unión por la Patria. “Muchachos, se rompen el lomo laburando. ¿Por qué permiten a delincuentes que les roben el fruto del trabajo de esta manera? Es la víctima defendiendo al victimario. Tenemos tan trastocados los valores, que pedimos más del victimario”, dijo. Y cerró: “Quería invitarlos a subirse a este viaje de la libertad, invitarlos a que sean protagonistas del verdadero cambio en la Argentina”, finalizó.
fuente: infobae