La idea de Milei es que el presupuesto se ajuste a una fórmula de déficit cero. Dudas sobre su constitucionalidad. El antecedente De La Rua.
Milei quiere ser el primer Presidente que acuda personalmente al Congreso para presentar el Presupuesto, que ahora sería rebautizado como Plan Fiscal Anual, es decir el eje está puesto en los ingresos para asegurar que se respete el déficit cero. La presentación del Presupuesto en el Congreso siempre estuvo delegada al ministro de Economía y sus secretarios.
Pero el equipo de promoción de Milei que conduce Santiago Caputo, la presentación del Presupuesto es oportunidad para reforzar el perfil fiscalista de Milei. En la Casa Rosada se entusiasman con la idea de darle centralidad al Presidente. “Con este anuncio innovador, Javier se puede ganar el Nobel”, dijo a LPO un funcionario de rango.
Normalmente los Presupuestos fijan una serie de gastos, a los que se llega luego de intensas negociaciones con gobernadores, legisladores e intendentes y se estima una recaudación posible. En épocas inflacionarias los gobiernos tendieron a subestimar la recaudación para que luego le queden fondos de libre disponibilidad. Milei busca revertir esta lógica.
La cita es el próximo lunes 16 de septiembre y el Gobierno promete una verdadera “revolución” en la manera que elaboró el Presupuesto. “Es la muerte del presupuesto nacional tal como se lo conoció hasta ahora”, exageran en la Casa Rosada.
De movida, con la posible presencia del presidente Milei se altera el recorrido reglamentario de la ley. La normativa indica que tras su ingreso por mesa de entradas, lo que sigue es la reunión informativa en la comisión correspondiente. Este no es el plan del gobierno, que aspira a que Milei se dirija a un pleno bicameral conformado por diputados y senadores.
Un experimentado diputado afirmó a LPO que el Presidente puede acompañar al ministro de Economía en las reuniones informativas de la Comisión de Presupuesto, pero “no tiene atribuciones para convocar a una Asamblea Legislativa para tratar el Presupuesto. Esa opción no es parte ni de la formalidad ni de la tradición”.
La movida que ideó la Casa Rosada altera el tránsito del Presupuesto que fija la reglamentación. La normativa indica que tras su ingreso por mesa de entradas, lo que sigue es la reunión informativa en la comisión correspondiente. Este no es el plan del gobierno, que aspira a que Milei se dirija a un pleno bicameral conformado por diputados y senadores.
“Estaré yendo al Congreso de la Nación a exponer las bases del déficit cero para terminar de una vez por todas con este cáncer que es el déficit fiscal, las crisis fiscales y el desastre macroeconómico que ha hundido a la Argentina en la pobreza”, anticipó el propio MIlei durante su participación en el Foro de la Derecha organizado en el CCK.
La notoria ausencia de la palabra Presupuesto coincide con las versiones que circulan en el Congreso, donde sostienen que Milei quiere revertir la lógica de elaboración del Presupuesto: en lugar de enfocarse en ordenar las prioridades del gasto buscaría poner el acento en los ingresos y que sea el gasto el que se acomode -no esta claro como-.
“Hasta ahora los distintos estamentos elevaban su necesidades de acuerdo al despliegue de políticas publicas. En cada cartera se activa verticalmente desde los directores generales a sus subsecretarios, lo propio con los secretarios y por último el ministro, que es quien finalmente ajusta las prioridades en base a decisiones políticas. Al ministro de Economía le llegan los requisitos del resto de las carteras, y es quién al final del recorrido tiene la lapicera”, explicó a LPO un funcionario con experiencia en Presupuestos.
La dinámica de elaboración del presupuesto evidencia ponderaciones que hacen a las características y rumbo de los gobiernos, sus prioridades y sus alianzas políticas. “Ahí se ve si se decide gastar más plata en seguridad o en educación, por ejemplo”, agregó el funcionario que explicó que esa dinámica “se termina con esta nueva fórmula”.
Según trascendió, Milei pretende supeditar el Presupuesto a una fórmula de déficit cero. “Diseñé un formato, una fórmula, que no sea vulnerable a los cambios de la macro”, adelantó el propio Milei hace un par de semanas.
“Habrá una parte del gasto público que ajustará por inflación y por diferencia saldrá el resto del gasto. Para un escenario base se definen las partidas que luego serán ajustadas por ponderadores, lo cual no violentará el déficit cero”, explicó el presidente Milei.
Se interpreta que el esquema saldrá de las tradicionales planillas de ingresos y egresos presentadas a lo largo de la historia argentina y se conformará desde el equilibrio presupuestario para desde allí asignar las diferentes partidas.
Una fuente al tanto d elas discusiones afirmó a LPO que cada área vería ajustado su presupuesto de manera automática de acuerdo al nivel de ingresos. “Esto implica que deberán diseñar las políticas públicas con un alto grado de incertidumbre ya que habrá variaciones de acuerdo al nivel de la recaudación”, agregó la fuente consultada.
Sin embargo, la movida no es tan novedosa como parece. En el gobierno del radical Fernando de la Rúa se aprobó la Ley de Déficit Cero el 30 de julio de 2001. Allí se establecía que el gasto público no podía superar la recaudación. Si ese fuera el caso, todos los gastos debían reducirse de manera proporcional, incluyendo partidas como las jubilaciones y los salarios.
El problema es que tras la caída de la Convertibilidad, en el año 2002 la Corte Suprema declaró inconstitucional esa norma.
fuente:lapoliticaonline