sábado, julio 19, 2025
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ENCUESTA – TUCUMAN: La libertad Avanza (LLA) lidera la intención de voto con el 35,74% ; Osvaldo Jaldo alcanza un 31,11%

La consultora en Comunicación Global Estratégica y Agencia de Marketing Político y Empresarial, Nyborg, elaboró un informe detallado sobre la actualidad política de la provincia.

La provincia de Tucumán emerge hoy como un escenario clave para interpretar las preferencias partidarias de sus principales centros urbanos, en un contexto marcado por intensos movimientos políticos y transformaciones estructurales. De tal manera que siempre una encuesta ayuda a interpretar la actualidad política y social, en este caso, de una provincia.

Asimismo, su dinámica urbana ha dado lugar a un entramado consolidado de municipios que, en conjunto, superan el millón de habitantes. Este entramado no solo incluye a San Miguel de Tucumán, sino también a Tafí Viejo, Yerba Buena, Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas, Lules, Famaillá, Aguilares, Concepción, Bella Vista, Monteros, Simoca, Juan Bautista Alberdi, La Cocha, Trancas y Graneros. Estas ciudades conforman un núcleo demográfico, social y económico de gran relevancia para la provincia, cuya heterogeneidad poblacional y estructural permite un análisis político que va más allá de los límites municipales.

En ese contexto, Nyborg, Consultora en Comunicación Global Estratégica y Agencia de Marketing Político y Empresarial, elaboró una encuesta profunda sobre la coyuntura política en Tucumán.

La encuesta fue realizada durante tres jornadas consecutivas: el sábado 7, domingo 8 y lunes 9 de junio de 2025.

Inclinación política de los habitantes de grandes conglomerados urbanos de Tucumán
Con el 35,74 % de las preferencias, La Libertad Avanza (LLA) se posiciona como la fuerza política más elegida en Tucumán, consolidando el fenómeno Javier Milei incluso a nivel subnacional. Este avance, notorio en zonas urbanas, refleja la capacidad de arrastre del discurso liberal-libertario, sostenido por una fuerte presencia en redes sociales y medios de comunicación. La performance de LLA también expresa una ruptura con el histórico bipartidismo local y el ascenso de un voto antisistema, particularmente entre jóvenes, sectores medios urbanos y franjas empobrecidas afectadas por el malestar económico.

El Partido Justicialista, encabezado por el gobernador Osvaldo Jaldo, alcanza un 31,11 % y se mantiene como segunda fuerza, en un virtual empate técnico con LLA. Sin embargo, la fractura interna con el sector liderado por Juan Manzur —que capta un 8,52 %— evidencia una división significativa dentro del peronismo tucumano. En conjunto, ambos espacios sumarían cerca del 40 %, cifra que permitiría disputar el liderazgo si actuaran en unidad. La fragmentación actual, no obstante, fortalece la posición de Milei en el escenario provincial y expone las tensiones estructurales del oficialismo.
En contraste, las fuerzas que históricamente representaron una oposición más institucional, como los radicales o ex miembros de Juntos por el Cambio (3,33 %), y el espacio CREO (3,70 %), muestran un nivel de apoyo marginal. Este resultado sugiere un claro debilitamiento de las estructuras tradicionales no peronistas, y una falta de renovación dirigencial con capacidad de capitalizar el creciente descontento social. Parte del electorado que antes se identificaba con estos espacios parecería haber migrado hacia la figura de Milei, ante el agotamiento de la llamada «tercera vía» local.

Fuerza Republicana, con Ricardo Bussi al frente, registra un 5,19 % y evidencia un retroceso respecto de sus momentos de mayor relevancia provincial. Aunque mantiene un núcleo duro de votantes, su caudal actual lo ubica lejos del protagonismo que tuvo en el pasado. La irrupción de Milei como representante del voto más contestatario ha desplazado en buena medida su espacio. No obstante, ese 5 % refleja aún un electorado conservador o tradicionalista con anclaje en identidades políticas provinciales.

Finalmente, un 12,41 % del electorado permanece en blanco, emite votos nulos o aún no ha definido su inclinación. Este segmento, conformado probablemente por ciudadanos desinteresados o desencantados con la política, podría resultar clave en escenarios de votación ajustada, especialmente si LLA y el PJ continúan disputándose la delantera voto a voto.

La coalición de Javier Milei consigue un 37,8 % en San Miguel capital, una cifra que se alinea con los principales relevamientos nacionales, donde LLA se mantiene en torno a 36‑38 %. Su fuerza local refleja la polarización nacional y su capacidad de captar votantes tanto de sectores progresistas como conservadores, en un escenario en donde la marca tiene presencia clara incluso en provincias tradicionalmente peronistas como Tucumán.

El Partido Justicialista (liderado localmente por Osvaldo Jaldo) aparece con un moderado 24,3 %, mientras que el espacio kirchnerista (Manzur) suma apenas 8,1 %. Esta fragmentación (donde el “peronismo de Jaldo” y el “kirchnerismo de Manzur” compiten entre sí) coincide con tendencias provinciales observadas: varios estudios subrayan una división que favorece a LLA. Ese quiebre interno explica por qué la suma de los sectores peronistas no logra alcanzar al bloque libertario.

Fuerza Republicana (Bussi) alcanza un sólido 8,1 %. Esos votos demuestran que mantiene su base local, aunque fuera del núcleo central en la capital. CREO y los radicales, en cambio, se sitúan en un 5,4 % cada uno un nivel minoritario, pero relevante si se considera su rol como potenciales aliados en el armado preelectoral.
Más del 10 % figura en “otros / blanco / nulo / indecisos”, lo cual revela un segmento no despreciable de votantes aún permeables a influencias externas, como definiciones de candidaturas o lineamientos nacionales. Es en este grupo donde podrían inclinarse los diferenciales decisivos el día de la votación.

Los resultados de la encuesta muestran una tendencia política similar entre San Miguel de Tucumán y los principales centros urbanos de la provincia, con La Libertad Avanza liderando en ambos escenarios. Sin embargo, se observan matices importantes: mientras que en la capital el voto libertario es más contundente, en el resto de los conglomerados urbanos el Partido Justicialista logra acortar distancias, evidenciando una mayor fortaleza territorial fuera
del núcleo metropolitano.

Al mismo tiempo, los niveles de apoyo a espacios como el kirchnerismo o Fuerza Republicana son relativamente estables, aunque con ligeras variaciones que reflejan su enraizamiento diferencial según el perfil urbano o político del electorado. Finalmente, el porcentaje de indecisos y voto no definido es algo mayor en las zonas urbanas no capitalinas, lo que sugiere una mayor apertura a cambios de preferencia en esos sectores frente al escenario electoral.

Resultados de las Secciones Este y Oeste
Otros / Blanco / Nulo / Indecisos: Este: 11,73% /// Oeste: 12,70%

38,27 %, marcando su fortaleza en territorios históricamente vinculados al peronismo tradicional y más dependientes de estructuras locales de gestión.

Aquí, La Libertad Avanza cae a 32,14 %, por debajo del promedio general, reflejando menor penetración del discurso libertario en zonas más rurales o institucionalizadas. En cambio, la Sección Oeste muestra un clima político más competitivo, con La Libertad Avanza como primera fuerza con el 37,79 %, superando al PJ por más de 10 puntos. Esta sección incluye localidades con mayor urbanización (Yerba Buena, Tafí Viejo, Monteros), donde el voto opositor al peronismo tradicional encuentra terreno fértil.

A nivel general, el kirchnerismo mantiene un nivel parejo (~8,5 %) en ambas secciones, lo que refuerza su presencia como sector fijo pero limitado dentro del electorado. Las fuerzas menores como Fuerza Republicana, CREO y los radicales también presentan mejores desempeños en la Sección Oeste, lo cual sugiere un escenario de mayor fragmentación y competencia electoral en esa zona.

Los resultados del sondeo reflejan una geografía electoral claramente segmentada en la provincia de Tucumán, donde los perfiles políticos varían según el nivel de urbanización y el arraigo territorial de las fuerzas. La capital representa un núcleo urbano fuertemente polarizado, donde La Libertad Avanza se consolida como primera fuerza (37,84 %), superando ampliamente a un peronismo dividido. La ciudad expresa un electorado con alta exposición mediática y mayor permeabilidad al discurso antipolítico, lo que favorece a los sectores disruptivos.

En la Sección Oeste, que incluye ciudades como Yerba Buena, Tafí Viejo, Monteros y Famaillá, se mantiene una dinámica similar a la capital: liderazgo de Milei (37,79 %) y un peronismo debilitado. Este sector también combina urbanización con clase media emergente, lo que explica una mayor apertura hacia opciones opositoras y fragmentadas.

En cambio, la Sección Este responde a una estructura más tradicional, con fuerte presencia del aparato territorial del Partido Justicialista, que lidera con 38,27 %, y menor penetración del voto libertario (32,14 %). Aquí predominan localidades de perfil rural o semiurbano como Simoca, Leales y Burruyacú, históricamente alineadas con el PJ y más dependientes de redes locales de asistencia y gestión.

En síntesis, el peronismo (especialmente el jaldismo) resiste y lidera en el interior profundo, conservando su capital político en el Este y ponderando lo suficiente para que a nivel global compita con La Libertad Avanza. La Sección Oeste y la capital funcionan como territorios bisagra: más competitivos, abiertos y sujetos a mayor volatilidad electoral.

Análisis de simulación de intención de voto para Diputado en aglomerados urbanos de Tucumán
Tucumán tiene un electorado históricamente inclinado al peronismo, con un aparato político fuerte encabezado actualmente por Osvaldo Jaldo, que busca consolidarse tras el paso de Juan Manzur. Sin embargo, la expansión de nuevas derechas (como La Libertad Avanza) y la fragmentación de la oposición tradicional (JxC) están alterando los equilibrios tradicionales.

Osvaldo Jaldo, actual gobernador y principal figura del oficialismo, lidera con comodidad las preferencias, alcanzando el 27,59 % de los votos, lo que confirma su consolidación como el heredero político de Juan Manzur y cabeza visible del aparato peronista. Su caudal refleja tanto el respaldo institucional como la eficacia de una estrategia basada en la territorialidad y la administración de recursos provinciales, sobre todo en un contexto de crisis económica nacional.

Muy cerca, aunque con un perfil distinto, se posiciona Rossana Chahla, intendenta de la capital, con un 19,81 %. Su número no solo es alto, sino que tiene un valor simbólico: su candidatura representa un peronismo de gestión, con fuerte inserción urbana y reconocimiento por fuera del aparato tradicional. Aunque forma parte del mismo esquema oficialista que Jaldo, su caudal propio evidencia que el liderazgo en el PJ está lejos de ser monolítico. La coexistencia de ambos en los primeros lugares marca un doble comando en términos electorales, que puede ser sinérgico o potencialmente conflictivo según cómo se resuelva la interna del peronismo de cara al futuro.

En tercer lugar se ubica Lisandro Catalán, de La Libertad Avanza, con un 15,37 %, confirmando el ascenso de una nueva derecha con fuerte anclaje en el discurso antipolítico, liberal y disruptivo. Su desempeño es especialmente notable considerando que se trata de una figura emergente, sin trayectoria en el sistema político local. Este número, por sí solo, lo convierte en el principal opositor individual al peronismo, y refleja un estado de ánimo social caracterizado por la frustración con la política tradicional, particularmente en sectores jóvenes, medios y urbanos. La irrupción de Manuel Guisone, también de LLA, con un 7,78 %, refuerza la idea de que este espacio no solo tiene una figura competitiva, sino una estructura creciente que logra instalar más de una candidatura viable.

En el cuarto y quinto lugar se encuentran Roberto Sánchez (6,85 %) y Ricardo Bussi (6,85 %), representantes de dos espacios que hasta hace poco ocupaban el centro de la escena opositora en la provincia. Sánchez, proveniente del radicalismo y ex JxC, exhibe un retroceso significativo respecto de ciclos electorales anteriores. La marca JxC ya no ordena al electorado no peronista, y sus principales exponentes están perdiendo gravitación. El caso de Bussi es similar: Fuerza Republicana, que supo ser la expresión de una derecha dura y provincialista, parece haber llegado a un techo, incapaz de renovarse frente al avance del discurso libertario que interpela el mismo malestar pero desde un formato más contemporáneo. La coincidencia en el porcentaje entre ambos puede interpretarse como el estancamiento de los modelos opositores tradicionales frente a una nueva configuración de la oferta política.

El resto de los candidatos muestra niveles bajos de intención de voto. Javier Noguera, histórico referente del kirchnerismo provincial y cercano a Manzur, apenas alcanza el 7,04 %. Esto puede leerse como un signo del debilitamiento del kirchnerismo como identidad política autónoma en Tucumán, hoy subsumida dentro del esquema jaldista. La figura de Noguera no logra captar adhesiones significativas, lo que indica que la etapa del kirchnerismo como polo diferenciador dentro del peronismo provincial podría estar agotada. Gerónimo Vargas Aignasse, también del PJ, se ubica en 3,70 %, mostrando que fuera de los liderazgos centrales, el resto del oficialismo tiene escasa tracción individual.

Finalmente, Paula Omodeo (CREO) y Agustín Romano Norri (ex JxC) suman apenas 2,41 % y 2,59 %, respectivamente, mientras que Miguel Acevedo directamente no registra intención de voto. Estos niveles marginales reflejan que no hay espacio, al menos por ahora, para terceras vías moderadas, opciones centristas o figuras técnicas. El electorado urbano parece polarizado entre un oficialismo ordenado, con figuras instaladas y recursos institucionales, y una oposición libertaria en ascenso que canaliza con eficacia la insatisfacción social. Las demás propuestas se diluyen ante esta nueva polarización de carácter político y emocional, que deja poco margen para discursos grises o identidades intermedias.

Este escenario, en síntesis, muestra un sistema político tucumano en transición: el peronismo sigue siendo hegemónico en el plano territorial e institucional, pero empieza a ser desafiado seriamente por un nuevo actor opositor que no proviene de los partidos tradicionales sino del
emergente universo libertario. En este mapa, los principales aglomerados urbanos ya no solo consolidan al oficialismo, sino que también funcionan como semillero de cambio, incubando alternativas radicales que podrían alterar el equilibrio histórico de poder en la provincia.
En San Miguel de Tucumán, el escenario electoral presenta matices propios que lo distinguen del resto de los principales aglomerados urbanos de la provincia y que revelan una dinámica mucho más competitiva, con un ascenso contundente de las fuerzas opositoras, en particular La Libertad Avanza, y un oficialismo que, si bien conserva altos niveles de intención de voto, ya no detenta la hegemonía absoluta que exhibe a nivel provincial.

En este distrito, Lisandro Catalán, representante de La Libertad Avanza, lidera la intención de voto con un 20,33 %, seguido por Osvaldo Jaldo con 19,86 % y Rossana Chahla con 16,16 %. Esta distribución revela un triple empate técnico en la cúspide, pero con una diferencia cualitativa central: mientras Jaldo y Chahla representan la continuidad institucional y gobiernan desde estructuras estatales consolidadas, Catalán lo hace desde una posición totalmente
opositora, construida al margen del sistema político tradicional.

El primer dato de relevancia es, por lo tanto, que en la capital provincial —donde históricamente el voto opositor tiene mayor peso— La Libertad Avanza logra posicionarse como la primera minoría. Sumando a Catalán con Guisone, que obtiene un 10,30 %, este espacio alcanza un impactante 30,63 % del electorado capitalino. Esto consolida a LLA no solo como una alternativa ideológica, sino como la principal fuerza opositora real en la capital, canalizando el descontento urbano con la dirigencia tradicional, la inseguridad, la crisis económica y el deterioro de los servicios públicos. El perfil de sus candidatos, con discursos duros, simples y disruptivos, penetra con fuerza especialmente en los sectores medios, comerciantes, jóvenes y trabajadores informales que habitan San Miguel.

El oficialismo, por su parte, conserva una estructura electoral significativa pero más fragmentada. Osvaldo Jaldo, a pesar de ser gobernador y referente del PJ, no logra en la capital repetir el liderazgo claro que ostenta en otros centros urbanos: obtiene un competitivo 19,86 %, aunque sin margen de holgura. Rossana Chahla, intendenta de la ciudad, tiene un 16,16 %, un número fuerte, pero que también plantea interrogantes, considerando que se trata de su propio territorio de gestión. La suma de ambos indica que el PJ mantiene un núcleo duro en capital que ronda el 36 %, suficiente para disputar la elección, pero no para asegurar una victoria cómoda. Además, las candidaturas de menor peso dentro del mismo espacio, como Gerónimo Vargas Aignasse (2,67 %) y Miguel Acevedo (0,00 %), muestran que fuera de los liderazgos fuertes, el oficialismo no logra expandirse en el territorio capitalino.

En cuanto al resto del sistema político, se profundiza la tendencia a la irrelevancia que ya se observa a nivel general. Roberto Sánchez, ex JxC y referente radical, apenas logra un 3,64 %, mientras que Agustín Romano Norri suma un marginal 1,38 %. Esta caída abrupta de la oposición tradicional es mucho más evidente en capital, donde históricamente los sectores medios urbanos optaban por propuestas republicanas o moderadas.

Hoy, ese electorado parece haber migrado hacia las filas de los libertarios, dejando al radicalismo sin base política clara. El caso de Paula Omodeo, de CREO, es similar: apenas alcanza un 2,66 %, lo que reafirma la dificultad de las opciones de centro para disputar un lugar
relevante en un escenario crecientemente polarizado entre oficialismo clásico y oposición disruptiva.

Ricardo Bussi, con 6,66 %, mantiene una presencia estable aunque sin crecimiento. Su caudal parece estar anclado en un electorado conservador tradicional, fiel pero cada vez más limitado, que encuentra en LLA una oferta política más moderna y efectiva en la disputa del voto duro. Finalmente, Javier Noguera, referente del kirchnerismo ligado al manzurismo, alcanza apenas un 5,44 %, confirmando el declive de esa corriente dentro del peronismo
capitalino y su incapacidad para constituirse en una alternativa autónoma frente al jaldismo.

En conjunto, San Miguel de Tucumán emerge como un espacio de disputa abierta, donde ninguna fuerza logra consolidarse con claridad y donde el voto opositor se ha reconfigurado profundamente. A diferencia del interior provincial o de otros conglomerados urbanos, aquí el oficialismo ya no es dominante: el crecimiento libertario lo desafía de igual a igual, mientras la vieja oposición cae en la marginalidad.

La capital tucumana se convierte así en el escenario más volátil y estratégico de la provincia, donde se condensan las tensiones sociales, económicas y políticas que definirán el futuro mapa de poder. Es aquí donde los cambios culturales y electorales encuentran su máxima expresión, marcando un posible anticipo de lo que, con el tiempo, podría irradiarse hacia el resto del territorio provincial.

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