Nicolás Litvinoff – http://www.lanacion.com.ar –
Hoy se festeja San Valentín, el día de los enamorados, y desde esta columna queremos colaborar con la causa facilitando algunos tips de dinero para aquellos corazones entusiasmados.
Décadas atrás, los especialistas en brindar consejos financieros la tenían más fácil: debían aconsejar a un matrimonio de esos que duran toda la vida, y aún sabiendo de la complejidad vincular que siempre existe en lo amoroso, no debían lidiar con algunas de las multiplicidades existentes en la actualidad, como la creciente cantidad de parejas que tienen una relación sólida pero siguen viviendo en casas separadas, las familias ensambladas o las uniones tardías (parejas que se casan o comienzan a convivir pasados los 30 años).
Abordaremos a continuación estas problemáticas en este día tan especial, con el objetivo de celebrar el amor y la pareja de la mejor manera posible: incorporando hábitos financieros conjuntos saludables que propicien una mejor calidad del vínculo y menos discusiones por temas monetarios.
A prestar atención, queridos tortolitos.
Tips para neosolteros en pareja
Se les dice “neosolteros” a aquellas personas entre los 25 y los 50 años que no tienen como objetivo en la vida casarse ni mucho menos tener hijos; sino que más bien se preocupan por alcanzar el éxito en su vida profesional y vivir de una manera plena e independiente. Cuando dos neosolteros se enamoran, más allá de que siguen viviendo separados y de la independencia económica que cada uno mantiene con respecto al otro, pueden surgir conflictos por temas monetarios en los momentos que suelen compartir juntos.
Veamos un consejo que puede ser de suma utilidad para aquellas parejas que se sientan identificados dentro de esta categoría:
Establecer de movida porcentaje de participación en los gastos para actividades compartidas: ir al cine, a cenar o incluso de vacaciones juntos son actividades comunes para los neosolteros en pareja pero.¿como se distribuyen los gastos derivados?
Básicamente existen dos opciones: i) Participaciones no correlacionadas con los ingresos, ii) Participaciones proporcionales a los ingresos.
En la primera opción, no se tiene en cuenta cuánto gana cada uno en la repartición de los gastos. Por ejemplo: pagamos todo a medias, por más que uno gane más que el otro.
En la segunda opción, la participación en los gastos tiene que ver con los ingresos de cada uno, lo cual no significa que tenga que ser directamente proporcional. Por ejemplo: ¿Yo gano el triple que vos, te parece que pague el 80% de los gastos? También entra dentro de esta categoría el acuerdo mediante el cual uno de los dos (obviamente el que más gana) paga todo.
Existen varias combinaciones y permutaciones, y sería un error jerarquizar las mismas o juzgarlas en buenas o malas. Lo importante aquí es tener esta conversación de entrada (me refiero a cuando se consolida la relación, dado que plantearlo en la primera cita puede sonar un poco. apresurado) y llegar a un acuerdo que a ambos les parezca justo y elimine de esta manera resentimientos o roces que pueden surgir a la hora de planificar experiencias compartidas.
Tips para parejas ensambladas
Se le dice familias ensambladas a la unión compuesta por cónyuges que llegaron a la misma con hijos de matrimonios o uniones anteriores. Hace menos de 3 años, este tipo de unión representaba el 7% de los hogares porteños, cifra que seguramente ha crecido aún más en los últimos tiempos.
La complejidad que se presenta aquí tiene que ver con que ahora se deben tomar las decisiones financieras en tres dimensiones (los tuyos, los míos y los nuestros) y no en dos, como sucede con las parejas tradicionales. Esto atañe no solamente a los gastos sino también a los ingresos, que ahora pueden provenir de tres fuentes diferentes y no dos: el ingreso de cada uno más el aporte de la ex pareja de uno de los dos (en el caso más común de las parejas ensambladas los hijos que no son fruto de esa unión y que conviven en la familia son de la mujer).
Para ejemplificar el caso, imaginemos una pareja que tuvo un hijo y que además convive con dos hijos más (de ella), y que tres hijos más (de él) los visitan los fines de semana. Desde el punto de vista del ingreso, tenemos el ingreso de él, el ingreso de ella y el dinero que aporta el ex de ella para la manutención de sus hijos. Desde el lado del egreso, además de los que tiene cualquier familia, tenemos que agregar también el gasto de manutención que tiene él para pasarle a su ex esposa por los tres hijos que viven con ella. Frente a esta complejidad financiera, podemos citar dos recomendaciones.
Establecer una economía doméstica común, en donde todo el dinero que entra se reparte entre todos los integrantes luego de descontados los egresos que la familia tiene que afrontar.
Idear un método prolijo de clasificación de ingresos y egresos (una planilla de Excel puede ser una buena solución) en donde se computen de manera desagregada los ingresos y egresos en función de las responsabilidades de cada uno en cuanto a su procedencia y destino.
Cada familia debería elegir el método que les parezca más potable en función de la cantidad de integrantes, ingresos de cada uno, etc., pero me parece interesante citar que la APA (American Psychologial Association) destaca que las parejas que usaron el método de un pozo común, por lo general, indicaron mayor satisfacción familiar que aquellas que organizaron su dinero por separado.
Tips para uniones tardías
Estamos hablando aquí de una unión que se establece entre dos cónyugues mayores de 30 años que no tienen hijos de matrimonios anteriores pero sí han podido acumular bienes o dinero gracias a ahorros o herencias recibidas.
Sabemos que en el amor siempre se disfruta más cuando se comparte, pero. ¿es justo compartir también lo que se consiguió previamente a conocer a la otra persona?
En el hipotético caso de que ambos tengan en sus haberes activos por más o menos el mismo valor, la cuestión se vuelve más simple, pero lo contrario sucede cuando uno de los dos ha logrado acumular más riqueza que su nuevo/a cónyugue. En este último caso, la mejor opción es elaborar un contrato pre-nupcial teórico (sin aplicación legal por no haber casamiento, pero que sirva igual como marco de referencia y consulta ante conflictos) o un contrato prenupcial legal (en caso de haber casamiento).
El sitio wikiHow presenta algunos consejos prácticos al respecto, como ser la importancia de que ambas partes contraten sus propios abogados (si están representadas por el mismo abogado se podrían producir fácilmente conflictos de intereses), mantener el tono “profesional” a la hora de hablar con la pareja acerca del tema focalizándose en el beneficio mutuo de su implementación en lugar de verlo como un plan de contingencia por si el vínculo fracasa, ser honesto en cuanto a los activos que se posean (lo contrario sería cometer una “infidelidad financiera”) y elaborar una lista de activos, deudas, ingresos y posibles ganancias para cada uno de los integrantes.
Conclusión
Alguien podría argumentar que leer sobre estos temas en pleno festejo de San Valentín es poco romántico, y a simple vista podría parecer que está en lo cierto. Pero si analizamos el tema con mayor profundidad, veremos que los tips vertidos en esta columna tienen como objetivo principal que el vínculo amoroso no se disuelva por temas económicos que no fueron acordados en su momento por vergüenza o conceptos equivocados: el dinero es la principal causa de peleas y divorcios en una pareja .
Ahora sí, a seguir celebrando el amor, sabiendo que si queremos festejar muchos 14 de Febrero más con nuestra actual pareja, el dinero es una de los temas importantes sobre el cuál tendremos que hablar de manera más frecuente de lo que lo venimos haciendo.