Hace un mes, en Buenos Aires, Robert Carmona se juntó con Carlos Fourcade, entrenador del club Inter Ibiza, de la Tercera División de las Islas Baleares de España, para sellar su arribo a esa institución. Un nuevo capítulo de una historia cuyo epílogo parece estar cada vez más lejos.
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Es que el uruguayo Carmona, con 54 años (cumple 55 en abril) es el jugador más longevo del mundo en actividad profesional, certificado durante tres años seguidos por el libro Guinness de los récords. Y este 2017 lo encuentra en plenitud, con más ganas que nunca y ante este desafío de viajar a España para sumar un nuevo club a su interminable trayectoria.
La aventura de este mediocampista en el fútbol comenzó en 1975, en el extinto club Dr. Pouey de Las Piedras, donde, según cuenta, jugaba “por unas monedas”. Más tarde pasó al Pan de Azúcar, donde todo se hizo más serio y se convirtió en un jugador profesional. Para tomar dimensión de su gesta, en 2015, 40 años después de aquellos primeros pasos, cumplió su objetivo de volver a jugar en Pan de Azúcar, club al que defendió durante ese año.
Fue su hija Agustina la que lo inmiscuyó en la posibilidad de convertirse en “hombre récord”. Y así es cómo desde 2014 figura en el libro Guinness como el jugador más longevo en actividad. “Si los profesores me mandan a correr 20 minutos, corro 25; si me mandan a hacer 50 abdominales, hago 100. A mí me gusta trabajar”, resume en una extensa charla con minutouno.com desde Uruguay, donde realizó solo una exigente pretemporada de cara a su inminente experiencia en el fútbol español.
Si bien nunca pudo jugar en la Primera División del fútbol uruguayo, pasó por infinidad de clubes en su país y además jugó varios años en Norteamérica. “Cuando me fui a jugar a Estados Unidos tuvimos que vender muebles y cosas de mi casa para pagarme el pasaje. Yo llegué a Nueva York con un dólar en el bolsillo”, relata.
– ¿Por qué te hiciste jugador de fútbol?
– Fue por mi papá, que falleció cuando yo tenía 11 años. A pesar de estar muy poco tiempo conmigo, él fue el que me inculcó la práctica del deporte y eso se lleva en los genes. Él jugaba en las divisiones inferiores en Uruguay y su partida es la parte más triste de mi vida, el gol en contra que me hizo el fútbol.
– ¿A qué edad empezaste a jugar profesionalmente?
– Por mis condiciones (según me decían) me gané mis primeros pesitos a muy temprana edad. A los 14, 15 años en el club Pan de Azúcar, donde hice todas las juveniles hasta la Primera División y fui citado a integrar el plantel de la Selección juvenil del departamento de Maldonado. Después vine al fútbol de Montevideo.
– ¿Cuál es la motivación que encontrás para seguir jugando?
– Antes de morir de un infarto en la cama de mi casa, mi papá me pidió dos cosas: una fue que cuide a mi mamá, que actualmente tiene 84 años y la llevo conmigo a todos lados. La segunda es que juegue al fútbol. Ésa es mi mayor motivación. Y creo que he cumplido.
– ¿Qué crees que debe tener un futbolista para mantenerse activo en la alta competencia durante tanto tiempo?
– Lo más importante es la conducta, la entrega, el compromiso con uno mismo. No sólo con el club que te contrata, sino con uno mismo y con la gente, con aquellos que invierten dinero para que vos puedas jugar. A mí nada me fue fácil, la vengo luchando con sacrificio, esfuerzo y humildad.
– ¿Cómo fue que llegaste al Guinness?
– Es el broche de oro para mi carrera futbolística. En 2009 estaba en un shopping con mi hija Agustina, ella vio el libro en un negocio y me dijo…-papá, ¿por qué vos no estás acá?- y ahí comenzó mi inquietud. El que figuraba en aquel momento tenía 43 años y yo tenía 47, por lo que ahí me dije a mí mismo que tenía que estar ahí. Fueron varios años de trámites engorrosos y recién en 2014 me reconocieron el primer Guinness
– ¿Qué opina tu familia de que sigas jugando?
– De no ser por ellos esto no habría sido posible. Es sumamente importante el apoyo de mi señora y mis hijos, creemos mucho en Dios, creemos que hay un propósito detrás de esto y yo me considero un elegido para dejar un mensaje, trato de aportar un granito de arena con mi experiencia en la práctica del deporte, inculcarle valores a niños, adolescentes y ancianos. En todo esto la familia tiene un aporte primordial.
– ¿Cómo ves a los jóvenes futbolistas actualmente? ¿Ve muchas diferencias con sus primeros pasos?
– Hoy hay mucha noche, mucha prensa, mucho dinero en juego y los jugadores tienen mucha facilidad. Para mí eso no es compatible con la vida profesional, hoy veo que no se juega al fútbol por el amor a la camiseta como jugábamos nosotros. Hoy todos los jugadores están ilusionados con salir al exterior y la gran mayoría ni juega en los equipos más importantes de su país. Hoy el fútbol se ha tornado un gran negocio que mueve mucho dinero. Muchos ni siquiera sienten pasión por el fútbol. Eso vale, pero yo no lo comparto.
– ¿Pensaste en lo que harás cuando dejes el fútbol? ¿Te ves como entrenador?
– No me veo como DT ni como otra cosa que jugador. Como digo siempre, hay Carmona para rato. Veo muy lejos el retiro y mientras puedas levantarme todos los días, aprontar el bolso y entrenarme feliz y alegre, seguiré jugando. Voy a seguir batiendo récords y dejando mensajes.
COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ
Alegre, con la energía de un juvenil en vísperas de su debut en Primera, Carmona gratifica a la prensa por difundir “su mensaje” y se muestra completamente agradecido a la vida: “Gracias al fútbol recorrí el mundo, hice amistades, aprendí idiomas. Dios me dio la oportunidad de ser una persona pública y estoy eternamente agradecido por eso, que es lo más valioso. No importa si uno juega bien o juega mal”.
“No sé si soy buen jugador o no, pero lo que sé es que a raíz de ser un gran profesional y tener mucha conducta y principios, creo que la vida me ha premiado. Todo lo que logré fue a base de esfuerzo, sacrificio y conducta”, resume con orgullo.
Mientras prepara su excursión a España, Robert Carmona se sabe pleno, renovado y más preparado que nunca. Basta con escuchar una de sus últimas frases para dar fe de esto: “Yo me siento como de 20 años. Estoy bien, estoy activo, estoy vivo”. Y vaya si se nota.
fuente: MINUTOUNO