El fallo de la Justicia describe en detalle los casos de Pedro Adán Olivera, su hijo Ramón Olivera, y de Verónica Ligia Matta, tres militantes que en los 70 conocieron a Milani en dictadura.
El fallo judicial de Daniel Herrera Piedrabuena, que dictó la prisión preventiva de César Milani, el jefe del Ejército de Cristina Fernández de Kirhcner, por torturas a militantes en La Rioja durante la última dictadura militar, describe en detalle los secuestros de Pedro Adán Olivera, de su hijo Ramón, denunciante de la causa, y de Verónica Ligia Matta.
Pedro Adán Olivera
“Fue detenido la madrugada del día sábado 12 de marzo de 1977, aproximadamente a las 4.00 horas, en su domicilio, sito en calle Italia N° 328 (en la actualidad es N° 574) de barrio Ferroviario de esta ciudad, todo ello en el marco de un operativo de allanamiento y detención integrado por fuerzas militares, policías de la provincia y de miembros Gendarmería Nacional, comandado por el entonces Subteniente Milani y entre sus integrantes había dos policías de la provincia uno de apellido Nievas y el otro Ruiz, esta comisión se desplazaba en un vehículo tipo Unimog, una camioneta verde de Ejército y dos móviles policiales. Las personas que realizaron el allanamiento irrumpieron violentamente en la vivienda y con un arma rompieron el vidrio de la ventana de uno de los dormitorios que daba a la calle, ingresaron un total de 7 u 8 personas uniformados, portando armas largas y cortas. El Subteniente Milani llevaba un arma corta, la casa estaba rodeada por militares, en el domicilio se encontraban Pedro Adán Olivera, su mujer y sus cinco hijos, todos durmiendo, no exhibieron ninguna orden de detención ni allanamiento. Les ordenaron salir al porche de la vivienda, a todos los integrantes de la familia y como estaban vestido o semivestidos, los empujaban con la culata de las armas, a sus hijas las sacaron a culatazos sin dejarlas vestirse; allí afuera, estaba un escribiente con una máquina de escribir de esa época, los pusieron en fila contra la pared, el procedimiento se prolongó durante una hora y media, aproximadamente. El Subteniente Milani le dijo a Pedro Adán Olivera que lo llevaba detenido para averiguación de antecedentes, entonces lo tomaron de los brazos y lo subieron en la parte trasera de una camioneta color verde del Ejército que estaba estacionada al frente de la casa, luego de ello, fue trasladado al entonces Instituto de Rehabilitación Social en donde fue víctima de torturas que consistieron en golpizas estando encapuchado. Luego fue puesto en libertad a los dos días y siendo aproximadamente las 9:00 horas de la mañana, cargado por dos personas vestidas con uniformes de color gris o azulado, posiblemente del Servicio Penitenciario, Pedro Adán Olivera es dejado sentado en uno de los sillones del porche de su domicilio, con un importante deterioro de su salud que no le permitía mover la mitad de su cuerpo, no se podía mantener en pie, denunciaba fuertes dolores, y la imposibilidad de caminar. Su estado de salud provocó su internación en terapia intensiva del entonces Sanatorio Sindical, ubicado en la calle San Martín, no se recuperó de esas lesiones que lo acompañaron hasta su fallecimiento.”
fuente:CLARIN