El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Jorge Lozano, habló sobre los nuevos datos de pobreza en el país
Casi el 33% del país están bajo la línea de pobreza, según reveló esta semana el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), y el dato no pasó desapercibido por el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas), Jorge Lozano.
Lozano estimó que la gestión de Cambiemos “probablemente sí” priorizó la macroeconomía para salir de una situación que los funcionarios le describieron como “una especie de tobogán de difícil salida”, pero destacó que “lo que ha sucedido es que estas medidas han beneficiado a unos pocos y perjudicado a muchos”.
En diálogo con radio Continental, monseñor Lozano precisó que en conversaciones que mantuvo con miembros del Gobierno comprobó que “están preocupados y buscando alternativas para poder tener una actividad proactiva en la superación de estos niveles de pobreza”.
“No hay una negación de la realidad y dan algunas explicaciones en torno a lo macroeconómico”, acotó.
De todas formas, opinó que en el incremento de los niveles de pobreza “hay una serie de factores que han incidido en esto, tanto la devaluación, el aumento de las tarifas, la inflación, que han dado como resultado esta cantidad de pobres que tenemos hoy en el país”.
Lozano apuntó, además, que en forma paralela hay “capitales que han ido concentrando más sumas de dinero, lo cual es algo que hay que corregir para ver cómo salir de la pobreza por medio de un trabajo debidamente remunerado”.
En cuanto a los planes sociales, manifestó que “hay que ver cómo incorporarlos en lo que hace a la generación de puestos de trabajo”.
Al respecto, Lozano reveló que equipos de la CEPAS han estado en contacto con funcionarios del Ministerio de Trabajo y con legisladores para ver “la posibilidad de incorporar la suma que obtienen de un plan social a una masa salarial que pueda después completar el ingreso”.
El obispo aclaró que “tampoco con un plan social de 5 mil o 6 mil pesos una persona, una familia puede vivir dignamente” pero estimó que “si eso se puede sostener y a su vez agregar una suma de dinero por un trabajo rentado, eso es un camino como para ver como escapar a esta especie de trampa que hay entre el plan social versus fuentes de trabajo, que es una tensión que no debiera existir”.
“Si una persona por trabajar 8 horas está cobrando lo mismo que un plan social, es que la están explotando”, alertó y señaló que entonces existe “una condición de ilegal de contratación”.
En ese tono, recordó que la Iglesia ha señalado “en forma reiterada” la existencia de “la trata de personas para la explotación sexual pero también para la explotación laboral”, como los talleres clandestinos de confección de ropa, la horticultura.
“Hay una serie de nichos de trabajo no registrado, mal remunerados y a veces realizados en condiciones prácticamente de esclavitud”, concluyó.
fuente:LA NACION