En un clima de estado de sitio, con máximas medidas de seguridad, Francisco celebró una homilía ante 15.000 personas en las afueras de El Cairo
EL CAIRO.- Perros, detectores de metales, drones, helicópteros revoloteando en el cielo, rollos de alambre de púa en la entrada, miltares de la temida guardia republicana con pasamontañas y armados hasta los dientes. En este clima de estado de sitio, con máximas medidas de seguridad -a los 15.000 presentes se les impidió entrar con su teléfono celular-, el papa Francisco celebró hoy su única misa de este viaje de 27 horas en Egipto -que concluirá esta tarde-, en la que envió un mensaje de aliento a la ínfima minoría católica de este país, el 0,31 por ciento de los 90 millones de habitantes del país, la mayoría, musulmanes.
“El único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad”, recordó el Papa en su homilía, en la que llamó a los católicos a no tener miedo de “amar a todos, amigos y enemigos” y a tener el valor de perdonar a quienes los ofenden.
Así como la copta ortodoxa (10% de la población), la minoría católica (unas 200.000 personas,) vive momentos más que díficiles: víctima de ataques terroristas, se siente maltratada y perseguida por el fundamentalismo islámico y en las últimas décadas se vio obligada a un verdadero éxodo desde todo Medio Oriente.
En una jornada de sol impiadoso y calor -el termómetro marcó 30 grados-, Francisco habló así desde un altar montado en un estadio militar en las afueras de El Cairo. Aunque al principio la celebración iba a ser en otra cancha, por motivos de seguridad las autoridades locales -virtualmente en guerra con el terrorismo-, decidieron que la misa fuera en el estadio militar de la “Defensa Aérea”, que se levanta en una zona desértica, a 15 kilómetros de El Cairo. Para llegar hasta allí, los fieles debieron tomar vigiladísimos autobuses a la madrugada y llegar varias horas antes de que comenzara la misa. Esperaron rezando y cantando. Decenas de scouts repartían botellitas de agua, banderitas del Vaticano y de Egipto, gorras y chales con la imagen del Papa y el logo de la visita, “Papa de paz en un Egipto de paz”, indispensables para soportar el sol.
Cuando llegó al estadio militar -tristemente célebre porque en 2015 hubo un enfrentamiento entre hinchas y policías que dejó 25 muertos-, estalló una fiesta entre la multitud, entre la que también había dos obispos coptos ortodoxos y varios líderes anglicanos y protestantes. Una bandera argentina se destacaba en una parte de las gradas. Entonces, el Papa dio una vueltas en un carrito de golf, mientras un coro entonaba el festivo aleluya. “Para Dios, es mejor no creer que ser un falso creyente, un hipócrita”, recordó Francisco.
El pontífice destacó: “La verdadera fe es la que nos hace más caritativos, más misericordiosos, más honestos y más humanos; es la que anima los corazones para llevarlos a amar a todos gratuitamente, sin distinción y sin preferencias”.
“La verdadera fe es la que nos hace ver al otro no como a un enemigo para derrotar, sino como a un hermano para amar, servir y ayudar; es la que nos lleva a difundir, a defender y a vivir la cultura del encuentro, del diálogo, del respeto y de la fraternidad; nos da la valentía de perdonar a quien nos ha ofendido, de ayudar a quien ha caído; a vestir al desnudo; a dar de comer al que tiene hambre, a visitar al encarcelado; a ayudar a los huérfanos; a dar de beber al sediento; a socorrer a los ancianos y a los necesitados”, afirmó.
“Queridos hermanos y hermanas: a Dios sólo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada”, clamó.
Finalmente, llamó a “no tener miedo a amar a todos, amigos y enemigos, porque el amor es la fuerza y el tesoro del creyente”. Y concluyó pidiendo que la Virgen María y la Sagrada Familia, que vivieron en la tierra del Nilo, ilumine al “amado Egipto”.
“Esta visita del Papa cambia la mentalidad de los árabes hacia la Iglesia Católica”
“Esta visita del Papa, marcada por el abrazo que le dio ayer al imán-jeque de la Universidad de Al Azhar [máxima institución del islam sunita], cambia la mentalidad de los árabes hacia la Iglesia católica y además significa un paso adelante en el diálogo con los musulmanes”, comentó a LA NACION Agostino Giorgi, sacerdote egipcio católico, quien concelebró la misa junto a otros 500 religiosos, entre los cuales había varios argentinos del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), muy presente en Medio Oriente. Entre ellos estaba el padre Jorge Hernández, oriundo de San Rafael, Mendoza, famoso por haber sido párroco de la Franja de Gaza de 2008 a 2015 y haber sobrevivido a varias guerras. En una de ésas, recibió un llamado del Papa, quien también lo recibió, en agosto de 2014, durante una hora en audiencia en el Vaticano para conocer en primera persona la situación de conflicto.
“Francisco ha dado pasos muy importantes en todos los ámbitos de esta visita a Egipto, en el diálogo interreligioso con los musulmanes y, en el plano ecuménico, con los coptos ortodoxos, que con la declaración conjunta que firmaron ayer reconocen el bautismo católico, algo que soluciona muchos problemas porque antes si una católica se casaba con un ortodoxo se tenía que bautizar de vuelta, lo que era un escándalo, así que todo ha sido muy positivo”, dijo Hernández a LA NACION.
El párroco mendocino ahora vive en una misión que el IVE tiene en Alejandría. “Esperamos ver en breve los frutos de esta visita y que Dios lo proteja al Papa”, agregó el sacerdote argentino, quien habla perfecto árabe y contó que, por expreso pedido de su ilustre compatriota, ayer le hizo de interprete a Francisco en su visita al Papa copto ortodoxo Tawadros II. “Hay sacerdotes que saben español, pero el Papa pidió alguien que supiera el argentino”, explicó, sonriente.
fuente: LA NACION
Dios nos ayude y bendiga en la tarea de una sola humanidad adorando a Cristo el señor, hijo de Dios