
La leptina es una hormona descubierta en 1994, que inhibe la producción de hormonas y péptidos que aumentan el apetito y el deseo de comer. Cuatro formas para fomentar su presencia en el organismo.
En el mes más festivo, no faltan las reuniones con familiares y amigos para despedir el año. Y tampoco faltan las grandes comidas que pueden provocar aumentos de peso. Por eso, para contrarrestar la importante ingesta de alimentos, la leptina puede presentarse como una opción para bajar todo el peso ganado.
La leptina es una hormona que fue descubierta en 1994 en experimentos con ratones. ¿Cómo funciona? Cuando aumenta la cantidad de grasa almacenada en los adipocitos, se libera leptina en el flujo sanguíneo, lo que constituye una señal que informa al hipotálamo que el cuerpo cuenta con bastantes reservas y que debe inhibir el apetito.
Es elaborada con células adiposas, la cual tiene la función de controlar los niveles de energía. La cantidad de leptina presente en el cuerpo es proporcional al del tejido adiposo. Esto quiere decir que a mayor cantidad de grasa y peso corporal, más leptina.
La leptina inhibe la producción de hormonas y péptidos que aumentan el apetito y el deseo de comer. También estimula las señales de producción de saciedad, lo cual contribuye a no sentir hambre y a disminuir el consumo de alimentos, además de aumentar el gasto calórico y metabólico.
Cómo fomentar la presencia de leptina en el organismo:
-Evitar las dietas estrictas: La leptina se libera de acuerdo a la presencia de nutrientes y energía, los cuales indican las reservas energéticas del organismo. Por eso, una dieta estricta puede provocar una caída de sus niveles en el cuerpo.
-Reducir el estrés: El estrés aumenta los niveles de cortisol y disminuye los niveles de leptina, lo cual genera más hambre y reduce el gasto energético.
-Rápida perdida de peso: Cuando se desciende muy rápido de peso, se reduce la masa grasa en el organismo. De esta forma, también disminuyen los niveles de leptina y se ve afectado el apetito y el gasto calórico.
-Realizar ejercicio regularmente: Las personas que realizan ejercicios habitualmente poseen menores niveles de hambre, controlan mejor el consumo de alimentos y tienen un mayor gasto calórico.