Se realizó por primera vez en un hospital pediátrico público una intervención de alta complejidad que permitió evitar una cirugía. Con un procedimiento no invasivo se pudo drenar un seudoquiste. Inédito en la salud pública tucumana.
Ayer, Gonzalo Altieri Mohedano (34 años), con el apoyo -insiste en repetir- del equipo de cirujanos y de los médicos de la sala 6 del Hospital de Niños, escribió un capítulo de la historia médica de Tucumán: realizó por primera vez en un hospital pediátrico público una intervención de alta complejidad que permitió evitar una cirugía.
La intervención tiene un nombre complicado: “drenaje percutáneo transgástrico guiado por ecografía de seudoquiste pancreático”. Dicho con mayor facilidad sería algo así: mientras Altieri Mohedano miraba con el ecógrafo la panza de su paciente, introdujo una aguja con la que debió atravesar el estómago para alcanzar el páncreas, y colocó una cánula en el seudoquiste. Por medio de esa cánula (también a través del estómago, pero en el camino de vuelta), el contenido del quiste irá saliendo, lo que aliviará el dolor y la situación crítica del páncreas.
El paciente tiene 13 años (por ser menor de edad no se proporcionan sus datos) y en enero le diagnosticaron una pancreatitis aguda.
“Sufría mucho dolor, no podía comer nada; ya hace tres meses de eso”, contó su mamá, Débora Brandán, cuando su hijo acababa de despertarse de la anestesia. Ya sabía que todo iba bien, pero también que siempre las primas horas son cruciales para la evolución.
“Lo internaron en enero, se hizo tratamiento (ayuno, antiinflamatorios, antibióticos), y la crisis pasó; hubo una segunda internación, el seudoquiste ya se había formado, pero de nuevo con tratamiento se controló la situación. Sin embargo, hace unos días detectamos que el quiste había crecido mucho y las crisis de dolor eran muy fuertes, así que se decidió esta intervención”, relató el especialistas.
Sin cirugía
Altieri Mohedano era la persona ideal para hacerse cargo del procedimiento por su doble formación: hace unos ocho meses decidió volver a Tucumán (es egresado de la UNT) después de una especialización en diagnóstico por imágenes en el Hospital Británico y una subespecilización en intervencionismo pediátrico en el Garrahan.
“El intervencionismo es -a diferencia de las cirugías- un procedimiento mínimamente invasivo, posible con el poyo de las imágenes de las ecografías o las tomografías computadas -explicó-. Pueden tratarse muchos tipos de tejidos: venas, huesos, pulmones…”. Y es optimista: si todo sale como él espera, el viernes el paciente podrá irse a su casa y hacer vida normal (ver “Qué es la pancreatitis”).
“Tendrá que ir con su bolsita, hasta que el contenido del seudoquiste drene totalmente (calcula unas tres semanas), pero podrá volver a clases. Él está tranquilo (salvo el susto lógico de la previa de la intervención), le expliqué todo, como a un grande. Es una de las cosas que aprendí en el Garrahan: es importantísimo que el chico sepa lo que va a pasarle y que confíe en uno”, resaltó el médico.