El Banco Central (BCRA) realizó hoy la mayor venta de dólares de la “era Macri” y de los últimos 15 años. Así, comenzó a validar una suba en las tasas de interés en un supremo esfuerzo por evitar que una devaluación del peso, siguiendo la tendencia mundial, agregue más presión inflacionaria a la economía.
En la plaza cambiaria los operadores aseguran que la entidad se desprendió de US$1471,7 millones para que la cotización mayorista del billete no registre cambios (cerró a $20,152/20,252, apenas ocho milésimas debajo del final de ayer), con lo que echó por la borda buena parte de la bilbliografía que su conducción aportó para defender la necesidad de contar con un tipo de cambio flotante que ayude a minimizar los impactos que puedan tener los “shocks externos” sobre la economía local.
“Las estimaciones privadas sitúan las ventas oficiales en el orden de los US$1200 millones, por lejos la más importante de los últimos tiempos”, había apuntado más temprano por Twitter el operador Gustavo Quintana, de PR Cambios. De ser así, liquidó el 2% de su tenencia de reservas en el día.
“Vender US$1250 millones en un día para sostener un dólar insostenible es una malísima política que pagaremos todos. Cuanto antes termine esta gente de hacer locuras mejor. Están desarmando posiciones contra el peso. No sean ciegos. Va in crescendo”, advirtió el economista Carlos Rodríguez por la misma red, cuando todavía no estaba confirmado el número final (US$1472 millones).
La actitud que tomó el BCRA, al multiplicar esfuerzos para asegurar un dólar quieto y subir a la vez tasas de sus letras (las Lebacs vuelven a rendir más del 27% anual) parece insinuar que no logra reencaminar a la economía hacia un proceso de desinflación.
La decisión de apelar al “ancla cambiaria” para tratar de estabilizar precios llegó en mal momento. Ocurre que toda la región (y los mercados emergentes en general) enfrenta un proceso de salida de capitales y devaluación de sus monedas. Esto deriva del sostenido aumento de las tasas de interés en EE.UU. (el bono a 10 años rinde ahora 3,03%, su mayor nivel en largos meses) y del impacto que eso tuvo al impulsar una revaluación del dólar estadounidense contra el resto de las monedas.
A esto hay que agregar que comenzó a regir aquí la aplicación del impuesto a la renta, lo que habría dado un impulso mayor a la fuga de capitales, en un intento por no tributarlo. “La puesta en vigencia del impuesto incidió ayer y hoy, llega en momento muy inoportuno”, juzgó Agustín Alvarez, analista de Global Agro.
La generosa oferta oficial de divisas financiando esta fuga llevó a que el volumen de negocios transado en la plaza local alcance un nuevo récord: llegó a los US$2168,539 millones, lo que quiere decir que más de la mitad de lo negociado lo aportaron las arcas públicas.
fuente: la nación