Se la había anunciado para mejorar el tramo desde avenida Belgrano a la curva de Los Vega. Zona en pésimo estado.
Dos puntos de alto riesgo aparecen en el Camino del Perú, entre la rotonda de la avenida Belgrano y la curva de Los Vega. Es en ese tramo donde se concentra la mayor cantidad de vehículos, desde carros de tracción a sangre hasta ómnibus, camiones de gran porte e innumerables automóviles y motocicletas.
1) En la esquina con Frías Silva no sólo el pavimento está destruyéndose, sino que no funcionan los semáforos, justo en la intersección donde convergen dos arterias de doble mano. ¡Qué difícil es cruzar a pie allí!
2) En la zona de la escuela Justiniano Frías no hay veredas, sino una acequia rodeada de pastizales, desechos y barro.
Desde hace años los vecinos de esa ruta provincial (la 315), cuya línea amarilla separa San Miguel de Tucumán de Yerba Buena, esperan una solución que se mantiene lejana: el proyecto de una autovía, anunciado hace dos años, quedó en la nada. Hay otras soluciones propuestas, pero por el momento sin concreción en el corto plazo.
Protagonistas
Con la resolana sobre la mesa y el mate en la mano, Graciela Brito desayuna en una mesita, en la esquina de Frías Silva y Camino del Perú. No le molesta el bullicio, dice. Trabaja en ese lugar desde hace años y ha visto muchos accidentes, sobre todo en el horario pico (según ella, a eso de las 18). “Cuando hacen la Expo este caos se potencia. Además de la falta de semáforos, otro problema grave es el agua: hemos levantado la vereda para que no nos llegue a nuestro local. Explotan las cañerías del sistema cloacal muy seguido. Y de noche es peligrosísimo”, añade.
Son varios los vecinos que levantaron la acera, entonces la vereda es escalonada. Algunos comerciantes han avanzado sobre ella. Tratando de superar esos obstáculos, Rocío Morales llevaba en un coche a su sobrina de pocos meses. Luego le quedaba lo peor: cruzar la esquina donde los vehículos pasan a toda velocidad, a centímetros de los peatones, sin importarles que alguien conduzca un carrito con un bebé.
El mal estado del arbolado urbano es otro de los temas que parece no haber sido detectado. Un ejemplar está muerto, pero aún erguido, sobre el costado de la ruta, cerca de un supermercado. Hay otros dos, a la altura del 1.800 de Camino del Perú, que necesitan una urgente poda porque quitan visión a los conductores. “A veces se caen ramas y cada vez está más bajo. ¿Nadie lo ha advertido?”, se pregunta Analía Lobo, una joven vecina.
En el sector recorrido por LA GACETA, del lado de San Miguel de Tucumán no hay ni un refugio y las paradas de colectivos no están marcadas. De esta forma, sostiene la docente Trinidad Zamora, los choferes de los ómnibus paran donde se les da la gana. Tampoco hay sendas peatonales ni una buena iluminación.
Zamora esperaba el 130 para volver a su casa en Villa Carmela en un sector lleno de barro, pasto alto y basura desparramada por una verdulería que se instaló al lado de la acequia. “Cuando llueve esto se pone peor. Es un desastre la ruta. Pero este es el único lugar donde hay varitas”, comentó la docente. A unos metros, dos inspectores de tránsito de la Municipalidad de Yerba Buena controlaban y hacían cruzar a niños y adultos.
En todo este tramo de la ruta no hay carteles ni señales de tránsito. “Una de las principales faltas que marcamos es la del uso del celular mientras manejan. Eso se repite mucho. O los taxistas que levantan pasajeros de otras jurisdicciones. Como acá hay una delgada línea que separa dos municipios, es difícil controlar. Nosotros vemos los dos lados, de todas formas”, detalla Emanuel Godoy, empleado municipal de la “Ciudad Jardín”. Añade que deben prestar especial atención porque los autos circulan a toda velocidad y hay muchas familias que caminan a la vera de la ruta. Una peligrosa conjunción.
Al convulsionado paisaje se le agregan un entorno con microbasurales y pastizales altos, además de cientos de metros por los que corre agua a un lado de la cinta asfáltica. Es por allí donde los vecinos de San José caminan, ante la falta de veredas.
¿Y entonces?
En julio de 2016 los intendentes Mariano Campero y Javier Noguera, de Yerba Buena y de Tafí Viejo, respectivamente, se reunieron con representantes de la Dirección de Vialidad Provincial (DPV) para discutir la construcción de una autovía de 8,1 kilómetros. Se extendería desde la rotonda del Camino del Perú y avenida Perón, en Yerba Buena, hasta el empalme con la avenida Roca, de Tafí Viejo. Un mes después, el proyecto fue aprobado en la Legislatura. Sería la solución para lo que desde hace unos años llaman “la nueva ruta de la muerte”. Pero todo quedó ahí.
“Ese proyecto ya no es viable: se ha vuelto una zona muy urbanizada, con un enorme crecimiento inmobiliario en Tafí Viejo, la zona norte de San Miguel de Tucumán y Yerba Buena. Por lo que era complejo y peligroso ensanchar la ruta. Además, los vecinos avanzaron sobre el costado de la ruta. Entonces se propuso una variante “, informa a LA GACETA José Luis Ferroni, secretario de Obras Públicas de Yerba Buena. El “plan B” es ensanchar y mejorar las condiciones de la avenida Fanzolato (“ya hemos hecho un curado y bacheo allí”) para descongestionar el Camino del Perú. “Esta nueva propuesta está presentada en Vialidad y elevada a Nación”, agregó el funcionario.
Por su parte, Ricardo Abad, titular de la DPV, agregó que mientras esperan que lleguen los créditos nacionales para financiar el proyecto en la Fanzolato, han realizado repavimentación en varios sectores de la ruta 315.
fuente: la gaceta