El brujo tucumano Manuel Valdez desde hace años es conocido por muchos famosos que requieren de sus servicios en Buenos Aires.
Pero Manuel saltó a la fama en los medios el año pasado, cuando fue llevado a Ecuador para ayudar a la Selección Argentina a clasificarse para el Mundial de Rusia.
En los minutos previos al partido, el brujo Manuel deambuló por el Estadio Atahualpa de Quito, y luego se logró el objetivo. El tucumano hasta recibió elogios del presidente de la AFA Claudio Tapia tras la victoria en Ecuador. Ahora los dirigentes quieren llevarlo a Rusia para darle una mano a la Selección.
“El plantel estaba con energía negativa”, dijo el experto, luego de destrabar la clasificación al Mundial.
En su casa de La Plata, el brujo explicó que la mala suerte de la Selección “venía de una promesa quebrada por la Selección hace muchos años y también porque Brasil le dio duro para que no salga campeón contra Alemania”, recordando la caída en el Mundial 2014 y la supuesta promesa incumplida del plantel campeón de 1986 a la Virgen de Tilcara.
El “brujo” se definió como “sanador” aunque apeló al misterio para dar detalles de su labor. “Ya está. Después si querés saber, vení vos y te atiendo afuera de todo esto”, le espetó al periodista que lo consultó.
Advirtió que fue convocado a trabajar junto”por gente conocida” y se marcó como un ser humano “católico” que tiene un don: “Veo las cosas. Nada más. Siento orgullo de hacer lo que hago y no me arrepiento”.
“Siempre veo el fútbol, veo todo. Estaba mal la Selección, había unas cosas hechas que no podían hacer goles. Fui, destrabé eso y nada más, listo”, explicó sobre su rol en la victoria argentina con tres tantos de Lionel Messi en la altura.
Cuando los periodistas intentaron indagar más sobre su trabajo, puso un freno: “¡Papá, jugaban bien pero no hacían goles! Ustedes lo vieron: venían jugando pero no hacían goles. Bueno, yo fui, destrabé eso y nada más”.
En los minutos previos al partido con Ecuador, deambuló por el Estadio Atahualpa de Quito: “Voy, camino un cachito por ahí, por el vestuario, hago lo que tengo que hacer y nada más. Listo. Nadie me ve. Yo a los jugadores no los vi. Hice lo que tenía que hacer calladito, después me fui arriba a la tribuna”.
Si bien viajó de incógnito, su historia se conoció poco antes del inicio del partido y se transformó en una de las situaciones pintorescas que envolvieron un duelo trascendental.
¿Desde dónde observó el encuentro? En una de las mejores ubicaciones: “Vi el partido en el palco. Estaba Ruggeri, todos ahí. Me quedé quietito, solito ahí. No hablo con nadie”.
Manuel no le pone tarifa a su trabajo, aunque el viaje a Ecuador se lo costearon completo. “Atender a 800 ó 900 personas por día y te dan 10 pesos, con eso vivís. La gente trae todos los problemas, amor, salud, de enfermedades. Por tristeza, angustia, depresión”, señaló sobre sus ingresos.
Al brujo tucumano lo recomendó “La Brujita” Verón. Juan Sebastián lo conoce desde 2009 cuando el vidente, como prefiere que lo identifiquen, llegó a Estudiantes para cubrir a Alberto Marcelo Monasterio, el hombre que obraba de ayuda espiritual del Pincha hasta que cayó enfermo de gravedad. Los primeros indicios de la buena energía del Brujo Manuel, nacido en octubre de 1960 en Tucumán, se confirmaron cuando los de La Plata ganaron la Copa Libertadores.
FUENTE: CONTEXTO