Un vecino de General Taboada habría violado a sus hijas, pero también a una nieta y durante cuatro años. La historia hoy shoquea a la Justicia de Añatuya, ya que el hombre tiene 63 años y por los aberrantes hechos por los que es culpado.
El hombre vivía en un paraje inhóspito. Con los años, sus hijas fueron abandonándolo y nadie indagaba en el porqué. Las jóvenes iban dejando el hogar y, además, 5 hijos, sin que el individuo objetara nada. Distante de la gran ciudad, los nenitos aprendieron lo que el abuelo iba enseñándoles.
Perversión
Así, a ningún niño extrañaba que el abuelo instalara en su cama a la hermanita, de apenas 11 años.
“Vamos vieja, a la cama”, solía invitar el sujeto y la niña obedecía resignada. Esa pesadilla tornó gris sus días, aciagos, al menos hasta los 15 años.
Para entonces, la pobre soportaba en silencio las burlas de sus hermanos: “Almamula, almamula”, gritaban, repitiendo el sarcasmo de la escuela.
Una maestra indagó en la nena y ella le confió su desdicha, con los claroscuros emanados de la mente torcida del abuelo.
La docente acudió a la Justicia y después al padre de la menor, un hachero que al ser también abandonado se recluyó en el monte, lejos de sus hijos.
Pero al saber de los hechos interpuso la denuncia y la caída del ex suegro obró cual efecto dominó.
“Abuso sexual con acceso carnal agravado por la responsabilidad de guardador”, serían los cargos.
Alertadas por la investigación, las hijas retornaron de la ciudad e informaron que huyeron porque también eran violadas.
Ahondaron que algunas hicieron las denuncias en los tribunales y son investigadas en los juzgados de Transición.