A la pregunta de qué hacer con tanto plástico que se desecha, y que tarda siglos (literalmente) en degradarse, Fernando Maranzano tiene la respuesta. “Hay que reciclar. Pero no hablo de ese reciclado básico de hacer adornos o cosas así, porque lo mismo termina yendo a parar al vaciadero. Hablo de montar una industria con ese plástico”, afirma.
Maranzano cuenta que ha pasado los últimos 20 años estudiando el tema y ha elaborado un detallado proyecto para reciclar, de manera industrial, el PET y otros plásticos (“hay 55 tipos”, aclara). Y aunque no ha logrado concretarlo todavía, ha hecho grandes avances. El último de los pasos dados es haber obtenido un premio internacional de parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El BID lo ha galardonado con el Premio International Quality Summit a la Categoría Oro. “Es un galardón a las normas de calidad y ecológicas del proyecto”, explica Maranzano, que no pudo viajar a fines de mayo a Washington para recibirlo. Pero se lo entregarán a fines de este mes, en París.
El proyecto consiste en levantar tres fábricas de reciclado. Una para elaborar preformas de botellas para las embotelladoras que hay en el NOA. “Actualmente Coca Cola importa de Paraguay”, destaca Maranzano para dar una idea de que sí hay mercado posible. Con esa planta se podría reciclar por año unas 18.000 toneladas de PET.
Otra planta se encargaría de elaborar placas de “madera ecológica” a partir de 50 tipos de plásticos que incluyen, por ejemplo, los tambores de 60, 100 y 200 litros de fertilizantes, insecticidas y agroquímicos, que por su alta toxicidad no se pueden emplear para nada más. Estas placas tendrían múltiples usos.
De hecho, la tercera fábrica es una carpintería ecológica, que sería la primera en su tipo en el mundo, en la que se fabricarían desde muebles hasta viviendas. Se pueden hacer puertas, ventanas, mesas, sillas, juegos de dormitorio, de comedor, placares, alacenas, bajo mesadas, y las “paredes” para levantar casas prefabricadas (ver “Una casa…”).
Maranzano ya tiene comprado un terreno en Las Termas de Río Hondo, lugar elegido para levantar su polo industrial. Eligió esa ciudad porque el gobierno de Santiago del Estero le ha ofrecido muchas ventajas: reembolso del 30% de la inversión una vez que las fábricas estén en marcha, el pago del 50% de los intereses del crédito que le otorguen y excención de impuestos por 10 años.
También ha conseguido que le otorguen un crédito por 75 millones de dólares -que es la inversión que requieren las tres fábricas-. Lo obtuvo por medio de la consultora Uni-Contro, de Estados Unidos, del banco National Standard Finance.
Además, Maranzano tiene diseñado el modo en que se juntaría el plástico en las provincias del NOA. Se acumularía en galpones y el traslado se haría con camiones propios. “A los recolectores ambulantes los agruparíamos para darles más dignidad, que trabajen con uniforme y elementos de seguridad, y que tengan obra social”, enfatizó.
Sin embargo, le falta un requisito: el aval del gobierno de Tucumán, un apoyo que implica que la Provincia pasa a ser una especie de codeudor del crédito.
“No consigo que ningún funcionario me dé audiencia -lamenta Maranzano-, y si me dan el aval, a los 45 días me darían el dinero y empezaríamos a montar un proyecto que generaría 1.800 puestos de trabajo”.
> Una casa de $ 120.000
las ventajas de la construcción con la llamada “madera ecológica”Fernando Maranzano asegura que una vivienda de un dormitorio, con cocina y baño, confortable, puede costar unos $ 120.000 si está hecha con placas de “madera ecológica”. “Estas placas son térmicas, aislantes, no sufren problemas de hongos, son lavables, se pueden pintar con esmalte sintético, resisten cualquier tipo de inclemencia climática”, destaca Maranzano. Las placas se pueden hacer de distinto grosor (foto), aunque con la misma densidad y resistencia y también sirven para hacer todo tipo de muebles, explicó.
Las ventajas de la construcción con la llamada “madera ecológica”
Fernando Maranzano asegura que una vivienda de un dormitorio, con cocina y baño, confortable, puede costar unos $ 120.000 si está hecha con placas de “madera ecológica”. “Estas placas son térmicas, aislantes, no sufren problemas de hongos, son lavables, se pueden pintar con esmalte sintético, resisten cualquier tipo de inclemencia climática”, destaca Maranzano. Las placas se pueden hacer de distinto grosor (foto), aunque con la misma densidad y resistencia y también sirven para hacer todo tipo de muebles, explicó.
FUENTE:LA GACETA