A 67 años del Renunciamiento Histórico de Evita, hoy hay un Justicialismo a la Carta que desde que lo alquilaron los Alperovich y los Kirchner es uno de los instrumentos más importantes para tener que explicar todo tipo de desvíos.
Ineptos e inescrupulosos asumieron la política como una forma de vida, para terminar traicionando al pueblo, matar al Movimiento Nacional y hacer agonizar al Partido.
Convencidos de que los bolsos, cuadernos y coimas eran lealtad doctrinaria, la disidencia era traición para que nadie ancle en el sano juicio del razonamiento.
Los Kirchner y los Alperovich, jugaron con las necesidades calóricas y proteicas de los desposeídos, porque no hay mejor manera de arrodillar a un pueblo que subsumirlo en el pantano de la ignorancia, y la pobreza.
En su infinita pasión por la hipocresía, solo fueron leales al privilegio, y son los responsables directos de la convergencia en el lúgubre camino del caos en el que sumieron a la República.
Durante 12 años santificaron el ejercicio del abuso del poder en una gestión signada por la ineptitud y la corrupción. Nunca sintieron ni entendieron aquello que Evita enseñaba de que “donde hay una necesidad nace un derecho.
Mutaron la democracia en cleptocracia, un gobierno de ladrones de libertades, esperanzas y sueños de vida de los argentinos.
Han sido una enfermedad del poder que pronto va a ser un mal recuerdo, cuyos representantes se imaginan responsables de un peronismo que ni siquiera los considera.
El P.J a la Carta es hoy sinónimo de oprobio y marginalidad. Es el final de un ciclo monumental de corrupción.
ENRIQUE ROMERO
PRESIDENTE DEL PARTIDO POLITICO P.E.R.O.N