“Que haya una fecha me alivia, me permite saber que voy a poder reanudar mi vida, que hace más de dos años que está paralizada”, dice Paula Sánchez Frega (29). Después de más de dos años y medio de ansiada espera, finalmente el Juzgado de Instrucción en lo Criminal y Corrección N° 3 de La Rioja resolvió que el 21 de noviembre se inicie el primer juicio por el denominado caso de “pornovenganza”, que tiene a Paula como víctima de la publicación digital de material sexual.
Patricio Pioli, ex pareja de Paula, está imputado por “coacción agravada y lesiones”, delitos que prevén un máximo de seis años de prisión efectiva. Se trata de un caso inédito en el país, dado que la joven riojana se transformó en la primera mujer que logra llevar a juicio a su ex, quien viralizó videos y fotos sexuales -tomados en tiempos de noviazgo- luego de separarse.
“Él la amenazó durante mucho tiempo, exigiéndole que vuelva a estar con él, de lo contrario, difundiría el material íntimo”, le dice a Clarín Sebastián Andrada, abogado de la denunciante. “Serán cinco o seis jornadas y el veredicto estará antes de la feria de diciembre, que empieza el día 22. Imagino que será un castigo ejemplar y Pioli cumpliría una pena de prisión”.
Andrada reconoce que le sorprendió que se haya fechado el juicio para este año. “Todo parecía indicar que se lo pateaba para 2020. Creo que al tratarse de un caso de violencia de género psicológica y del primer juicio por ventilar intimidad por redes sociales, ameritaba acelerar los trámites”, señaló el abogado.
El debate tendrá una sala unipersonal (un solo juez) y será varón.
¿Puede influir en algo un juez, hombre, en una sociedad machista y conservadora como la riojana? “No debería influir porque al momento de dictarse la resolución, el juez o los jueces deben motivar la sentencia. ¿Qué es la motivación? Es la exposición detallada del modo en el que el juez pensó y razonó al momento de valorar y analizar la prueba y reconstruir los hechos para, luego, llegar a la sentencia”, aseguró Andrada.
Durante 2016, cuando Pioli y Paula fueron pareja, “no había una legislación vigente para condenar los hechos de violencia de género digital que padeció Paula”, según explicó a Clarín Soledad Varas, ex abogada de la víctima. Está previsto que se introduzca esa figura en la reforma del Código Penal, con una pena de hasta tres años de prisión.
Paula y Pioli se conocieron cuando ella entró al local donde él se hacía tatuajes en la ciudad de La Rioja. A los dos meses de relación, Pioli se fue a vivir a su casa, a los cuatro el vínculo empezó a resquebrajarse por continuas peleas cotidianas que se amplificaban y escenas de celos de ambos lados. A los ocho meses ella pudo echarlo, no sin antes recibir un sinfín de insultos, y amenazas en torno a la publicación de videos y fotos sexuales.
El tatuador grababa las relaciones íntimas con el consentimiento de ella, quien por entonces confiaba en su novio. “Yo no le preguntaba para qué, pero no me molestaba; pensaba que no pasaría de su círculo de amigos”.
Dentro de los altibajos, Paula cuenta que trabaja en una peluquería, lo que le permite poner la cabeza en remojo. Y pese a todo el desasosiego que viene padeciendo, también sabe reconocer su encomiable esfuerzo por salir adelante. “Intento mantenerme de pie ante tanta adversidad, tratando de no caer nunca, y ser siempre fuerte. Sigo adelante por mis afectos y si caigo vuelvo a levantarme”.
fuente:contexto