La propuesta de la fuerza que lidera el canciller Luigi di Maio se impuso en el referendum por más el 70 por ciento de los votos. El Parlamento reduce en más de un tercio sus miembros.
Más de 18 millones de italianos han sido llamados a consulta para conocer su parecer sobre una posible disminución de escaños en su sistema bicameral. Y la respuesta ha sido un Sí rotundo en casi el 70% de los votantes, con especial incidencia en zonas como Sicilia o Campania donde el apoyo ha sido del 75 y 77% respectivamente.
La participación según datos del Ministerio del Interior italiano ha sido del 53,8%, una cifra que, aunque pueda parecer menor, no objeta resultado vinculante del referéndum que no necesita un quorum mínimo. La opción más votada, gana, así de simple.
A pesar de que las dudas sobre el déficit democrático han supuesto argumentos de peso para el No, todos los sondeos previos vaticinaban la victoria afirmativa a la pregunta planteada. El hartazgo de la ciudadanía y la falta de confianza en sus representantes políticos ha hablado y este resultado beneficia claramente a su impulsor, Luigi Di Maio, actual ministro de Exteriores en el Gobierno de coalición (Movimento 5 Stelle y Partito Democratico).
La propuesta aprobada implica una drástica reducción del Parlamento Italiano que reduce sus escaños de 945 a 600 miembros y revitaliza a la coalición de Gobierno frente a una sociedad muy desencantada con la clase política.
Partito Democratico (PD) y Movimento 5 Stelle (M5S), uno considerado socialdemócrata y el otro antisistema, están obligados a entenderse. El miedo al crecimiento de La Lega Nord, encarnada en la figura de Salvini los unió hace apenas un año. Este referéndum se presenta como un plebiscito para revalidar su unión ante una sociedad desilusionada con su clase política.
Todo un reto conseguido y arriesgado, puesto que el último referéndum celebrado en Italia e impulsado por Matteo Renzi en 2016, provocó la dimisión de éste, por entonces, Primer ministro de la República de Italia que osó modificar la ley suprema, la Constitución.
Pasar de 630 a 400 escaños en la Cámara Baja y de 315 a 200 en el Senado. Esta propuesta de reducción y ahorro, para muchos más simbólica que real, se aprobó en el parlamento del país transalpino en octubre de 2019.
Giulia Mori, jurista residente en Milán, explica que, según el artículo 138 de la Constitución italiana, en aras de un refuerzo democrático, si una propuesta legislativa relativa a una revisión constitucional (como es el caso) no consigue el apoyo de, al menos, dos tercios de la mayoría, en el plazo de tres meses se debe convocar un referéndum constitucional.
Dicho referéndum, puede ser solicitado por una quinta parte de los miembros de cualquiera de las dos cámaras de representación, 500.000 ciudadanos, o por parte de 5 Consejos Regionales. En este caso, la petición provino de 70 senadores.
Muy golpeada por la crisis económica de 2008 y rematada por la sociosanitaria del Coronavirus, Italia es consciente de “la bella figura” que debe defender en su entorno más cercano, la Unión Europea.
Si se comparan el número de diputados en los diversos parlamentos europeos, en relación a su población, efectivamente, las cifras cantan proporcionalmente hablando: Alemania (82 millones de habitantes) cuenta con 778 escaños sumando Bundestag y Bundesrat, Francia (67 millones de habitantes), con 925 entre la Asamblea Nacional y el Senado, y España (casi 47 millones de habitantes), 615 puestos en el Congreso de Diputados y el Senado.
Aún así, este cambio, o gesto, calificado de “populista y oportunista” por partidos de la Derecha Italiana como Forza Italia de Silvio Berlusconi, “habrá que seguirlo muy de cerca y comprobar su calado”, sostiene un periodista italiano cuya identidad prefiere dejar en el anonimato.
“Yo, sinceramente, no creo que cambie nada, es una reacción de rebeldía contra la corrupción política, contra el mecanismo de representación y contra la crisis que vivimos”, subraya la fuente periodística consultada por LPO. “Sabemos que necesitamos fondos europeos, esto es solo un lavado de cara”, agrega.
Mientras aquí, en España, en concreto, en Andalucía, Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía, formación política nacida, pero ya independiente de Unidas Podemos, la semana pasada anunciaba su renuncia a las dietas que le brinda el Parlamento andaluz por desplazamiento durante los meses que dure su baja por maternidad.
Un gesto, o toda una declaración de intenciones, que, aunque no ha sido admitido por la Mesa del Parlamento de Andalucía, ha calado positivamente entre su electorado y más allá, ya que Rodríguez ha asegurado donar esas cantidades a proyectos sociales.
FUENTE:LAPOLITICAONLINE