“Seguimos sin producir y con mucho choreo”, dijo sin anestesia Eduardo Duhalde desde su casa en Lomas de Zamora. “El Gobierno se está ocupando de lo que no tiene que ocuparse”, criticó el expresidente, y apuntó que “no se le puede pedir esfuerzos a la gente si no hacen esfuerzos los políticos”. Hace dos meses, había advertido que en la Argentina podría haber “un golpe de Estado”.
En Hablemos de otra cosa, el programa de LN+, el exjefe del Estado formuló un diagnóstico contundente: “Nuestro país es un barco a la deriva. No hay unidad de mando en ningún ministerio y es muy difícil gobernar así. El problema de Argentina no es lo que debemos sino lo que no producimos, pero los dirigentes no tienen ADN productivo”. Agregó que “este es un país desordenado y descontrolado”. Advirtió, que “no se puede gobernar en crisis como si fuera un momento normal”.
Y subrayó que la “Argentina no sale sin leyes anticorrupción”, tema que llevará adelante, dice, con el aval del presidente Alberto Fernández, al que vio un par de veces y con el que se manda mensajes por teléfono “permanentemente”.
El exmandatario, elegido por el Congreso tras la hecatombe social y económica de diciembre de 2001, habló sin pelos en la lengua del gobierno del Frente de Todos: “Si Cristina incide mucho es culpa de Alberto, no de ella. Cristina es un animal político, siempre ha sido así, un carácter tremendo”. Se refirió, en cambio, en términos muy elogiosos, al presidente de la Cámara de Diputados: “A [Sergio] Massa lo veo muy maduro, algún día va a ser presidente”. En cuanto a él, respondió que pretende ser recordado como “un hombre que luchó por la unidad”.
En el transcurso de la emisión, Duhalde también respondió a las preguntas de otros dirigentes políticos como Julio Bárbaro, Eduardo Amadeo, la presidenta de Pro, Patricia Bullrich; el exjefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo y la presidenta del partido GEN, Margarita Stolbizer.
El expresidente se refirió a las razones que convirtieron en los últimos años a la presidencia en una silla eléctrica, confesó que veía alucinaciones en la residencia de Olivos y que acudió a los adventistas para que aliviaran su carga emocional por el peso de las responsabilidades en tan difíciles circunstancias. Así y todo considera que la actual situación “es más compleja que en 2002 por la pandemia”.
En otro tramo de la entrevista recordó su frase que quedó para la historia: “El que depositó dólares recibirá dólares”, y reseñó las dramáticas circunstancias en torno de los asesinatos de los militantes sociales Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. También cómo decidió nominar a Néstor Kirchner como candidato presidencial y explicó por qué no pudo cerrar en ese entonces con Mauricio Macri como jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Sobre la decadencia imparable del Gran Buenos Aires en las últimas décadas hizo autocrítica: “Hace 20 años este era otro conurbano. Mi error fue pedir un fondo del conurbano en vez de coparticipación. Metí a la provincia en un problema que aún hoy tiene”.
A continuación, algunas de sus definiciones:
– La situación actual: “Estamos en un proceso preanárquico y la anarquía tiene color y olor a sangre. Nadie puede negar si ve los noticieros que hay mucha sangre innecesaria en la Argentina. Sostengo lo que creo desde la primera vez que fui intendente en Lomas: el que gana gobierna y el que pierde, también. Si no gobernamos todos juntos, si no dejamos de pelearnos como tontos, Argentina no sale.”
-Alberto y Cristina: “A Alberto lo conozco hace 30 años, sé que le tocó la más difícil, la más fea, pero erra. Erra mucho al elegir gente inteligente para el gabinete pero sin experiencia. No se puede hacer experiencia en el medio de una crisis. El sistema es presidencialista. Si él le presta el oído a un ministro, a un vecino o a la vicepresidenta y comete errores la culpa es de él”.
– La caída de De la Rúa: “Le presentamos con Don Raúl Alfonsín un plan productivo a De la Rúa en junio de 2001. Cuatro días antes de la caída nos invitan a una reunión para ver si podíamos arreglar algo. Estábamos De la Rúa, tres dirigentes gremiales, Alfonsín y yo. Nos dimos cuenta de que ya estaba “no context”. Un presidente no puede soportar tanto impacto psicológico permanente y entonces lo empastillan para que esté bien, es así. De la Rúa era muy inteligente, pero llegó un momento que estaba sobrepasado. Entonces pasó lo que ustedes saben. Ese día él ya no entendía, no estaba en sus cabales.”
– Pasado y futuro: El pasado no puede modificarse. Los que han sido elegidos para gobernar fueron elegidos para ir a un lugar que no existe, que es el futuro. Desde un concejal hasta el Presidente se tienen que dedicar al futuro. Para discutir el pasado están los periodistas, los historiadores, la Justicia en algunos casos, pero los que han sido elegidos se tienen que ocupar de la creación colectiva de un futuro. El gravísimo error que cometen los políticos es echarle la culpa siempre al que se fue. ¿Qué le importa a la gente? ¡La culpa la tenemos todos! Somos todos responsables por acción u omisión.”