Los números del sendero de ajuste fiscal y el ritmo de devaluación que exige el Fondo para cerrar el acuerdo. Por qué el Gobierno cree que si firma pierde las elecciones del 2023.
Tan lejos y tan cerca. El acuerdo con el FMI le plantea al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner un ajuste considerable en lo que queda de su mandato, que pone en riesgo un triunfo del peronismo en las elecciones del 2023.
Un ajuste extra de un punto más del PBI no es algo sencillo de procesar para el Gobierno, que por otro lado cuenta los días para enfrentar los próximos vencimientos con el Fondo por unos 1.100 millones de dólares, que dejarían al Banco Central prácticamente sin reservas líquidas.
Pero lo más grave para la coalición de Gobierno es la meta de gasto que el Fondo fijó para el 2023: Un déficit de apenas 1,4 por ciento del PBI. Se sabe que el peronismo en su variante kirchnerista suele ajustar los años no electorales y soltar el gasto cuando hay que votar.
Acelerar el ajuste en medio de las elecciones presidenciales es exactamente lo que hizo Macri y así le fue. Esa es la lectura de la cúpula del Frente de Todos y por eso el acuerdo con el Fondo entró en zona de riesgo. “El primer deber de una fuerza política es mantenerse en el Gobierno”, explicó a LPO una fuente al tanto de las negociaciones. Traducido: No tiene sentido firmar un acuerdo que implique un suicidio político.
Pero claro, en situaciones como la que vive la Argentina no hay soluciones simples. No acordar con el Fondo también abre un escenario de desestabilización fuerte de la macroeconomía, según numerosos economistas.
La hoja de ruta que trazaron los técnicos del FMI continúa con un déficit proyectado del 0,7 por ciento para el 2024 y equilibrio fiscal para el 2025.
En su presentación ante los gobernadores, Guzmán reveló que le propuso del Fondo no modificar el 3,1 por ciento de déficit para este año y recién en 2023 comenzar un sendero de reducción del déficit que lleve al equilibrio en 2027. Como se ve, la distancia entre las propuestas es grande.
LPO accedió en exclusiva a las exigencias del Fondo. El nudo de las diferencias es el ritmo de ajuste para llegar al equilibrio fiscal. El organismo que preside Kristalina Georgieva pide que este año el déficit baje al 1,9 por ciento del PBI, una exigencia muy por encima del 3,1 por ciento que plantea el ministro de Economía, Martín Guzmán.
El otro tema que suele molestar a los técnicos del FMI es la multiplicidad de tipos de cambio. En ese sentido, la exigencia también es fuerte pero no extrema: Reclaman que de acá a Marzo el dólar oficial aumente un 20 por ciento.
fuente:LAPOLITICAONLINE