Santiago Cafiero interrumpe su agenda para recibir a LPO en su despacho del decimotercer piso de la Cancillería, frente a la Plaza San Martín. Son horas de extrema tensión para la diplomacia internacional y también para la política local, pero el ministro de más confianza de Alberto Fernández mantiene la calma y deja su teléfono por un rato para conversar.
Aunque evita salirse de su rol diplomático, Cafiero no le esquiva a las balas de la interna del Frente de Todos. Plantea que “el Presidente es el único imprescindible” en la gestión y le quita dramatismo a la posibilidad que en el 2023 el peronismo elija a su candidato a presidente en una interna.
Con el número de la inflación de Marzo quemando, el canciller defiende la continuidad de Martín Guzmán. “No veo para nada un ciclo cumplido, me parece que el Presidente sigue confiando en él y en todo caso será él quien determine, con Guzmán o con este Canciller. Si mañana precisa otra marcha, otra orientación u otro plan lo definirá él. El Presidente es el imprescindible en esta alianza de gobierno y en este Frente político”. afirma.
A nivel internacional, el voto a favor de la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas expuso diferencias con el kirchnerismo que cuestiona que no se haya elegido la abstención como México y Brasil y denuncia un acercamiento “innecesario” con Estados Unidos. Sin embargo, Cafiero ratifica el voto argentino y aclara: “La decisión la toman el Canciller y el Presidente”.
¿Cómo impactó la guerra de Ucrania en la política exterior de la Argentina?
Argentina tiene tres pilares de política exterior a lo largo de su historia. Un pilar que se funda en la Doctrina Drago y la Doctrina Calvo, allá por el 1900, que plantea la no intervención en asuntos internos de otros países. Eso es tan fuerte en América Latina que compone el artículo 2 de la carta fundante de la OEA, ese es un pilar que ademas supone la resolución pacifica y dialogada de los conflictos.
Lo segundo es Malvinas, la política exterior argentina se concibe por una parte de nuestro territorio usurpado por el Reino Unido hace 189 años, la guerra fue un capítulo hace 40 años. Desde ahí, la diplomacia argentina trabajó para recuperar la soberanía del territorio e incluso hubo avances. En 1965, se logra la resolución de las Naciones Unidas que genera un mecanismo de dialogo para que nos sentemos con Reino Unido. Hasta se llegaron a izar las dos banderas, pero luego de la guerra las relaciones fueron hacia otro lado. Esa resolución 2065 no se volvió a aplicar a pesar del pedido expreso de Argentina y la comunidad internacional.
El tercer pilar es derechos humanos porque parte de la recuperación de la democracia y la sensibilización internacional que se logra en Argentina con respecto a los desaparecidos y las torturas de la dictadura del 76 es producto de recibir a los veedores internacionales. A partir de ahí, los derechos humanos se vuelve pilar para la política exterior. El derecho humano fundamental es el derecho a la vida y cuando esto entra en colisión con los otros pilares siempre se superpone y está por encima. Así define la política exterior la Argentina hace mucho tiempo. Argentina promueve la paz en la región, el dialogo con todos. La elección de Argentina en la Celac tiene que ver con la capacidad de dialogar con todos y desde una lógica amistosa porque no buscamos conflictos donde no hay. Después, tenemos posturas bien rígidas con respecto a condenar el uso de la fuerza para resolver los conflictos, defendemos en términos multilaterales el apego a la carta orgánica de la ONU con todos los principios que contiene, especialmente el de la integridad territorial.
Eso nos lleva a la invasión rusa y la guerra en Ucrania. Argentina fue cambiando y endureciendo la postura en el transcurso del conflicto hasta llegar al voto a favor de la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de ONU, en línea con lo que plantea la Casa Blanca. ¿Hay un mayor alineamiento con Estados Unidos ahora?
Argentina tiene un sólo alineamiento: el interés nacional, no está alineada con ninguna potencia. Esa es nuestra postura. ¿Qué pasó con Rusia? Había una dinámica mediática que le exigía al Gobierno posicionamientos y cuando no decís lo que queres que digas, te injurian. El 23 de febrero hubo una reunión en la ONU en donde Argentina plantea la escalada, porque todavía ahí no había pasado nada. Era sólo tensión y escalada y Argentina llama a la desescalada. El 24 son los primeros bombardeos. Y el mismo 24 la Cancillería hace expreso su rechazo al uso de la fuerza de Rusia sobre Ucrania. Ese mismo día, el Presidente expresa la defensa del principio de integridad territorial que debía prevalecer. Luego hubo notas periodísticas, un tuit del presidente y a mi me toca el 28 abrir el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y planteo la postura de fondo que es la condena a la invasión, a partir de la defensa de los derechos humanos y las leyes humanitarias. Lo que cambió no fue la posición de Argentina sino los acontecimientos. Argentina tiene una postura, expresada el 28 de febrero, nunca hubo duda, lo que había era cierta ansiedad de hacerle decir a un país que tiene que argumentar posiciones cuando los hechos suceden, no antes.
La guerra continuó y el 30 de marzo hubo una presentación de la Alta Comisionada para los DDHH, Michelle Bachelet, con el informe de 60 observadores que tiene la ONU en Ucrania donde se empieza a probar que había violación de los derechos humanos y de las leyes humanitarias, que plantean la preservación de los objetivos civiles. Ahí se notificaron más de 50 ataques a hospitales, por ejemplo. A partir de eso se vota en la asamblea de derechos humanos. Argentina lo que hizo fue continuar con su apego irrestricto a la defensa de los derechos humanos sin fisuras. Argentina siempre va a defender los derechos humanos. En ese caso, se mezcló porque es la primera vez una potencia sufre una suspensión, pero la suspensión reviste la tarea de la comisión relatora designada por Argentina que está en territorio y eso sí es vinculante.
Dentro de ese posicionamiento del gobierno, ¿cómo juegan las críticas internas en el Frente de Todos, del kirchnerismo que cuestiona la condena a Rusia?
Es que lo que cambiaron fueron los hechos y las evidencias. La Argentina siempre tiene la misma postura, es consecuente con su política de derechos humanos. Por eso por primera vez la Argentina preside el Consejo de derechos humanos de la ONU en una votación por aclamación.
Son opiniones, siempre hay opiniones y la política es materia opinable. Pero la definición de la votación es una decisión del Canciller y del Presidente.
Pero no fueron expresiones marginales. El senador Oscar Parrilli, muy cercano a la vicepresidenta, dijo que “votamos con los que están en contra nuestro” y consideró que habría que haber optado la abstención. Eduardo Valdés, presidente de la Comisión de RREE de Diputados, cuestionó el voto “antes de que se prueben los hechos”. Es evidente que genera ruido, ¿como se responde?
La votación ya se hizo y la definición de la votación le corresponde al Canciller y al Presidente. Le corresponde al Ejecutivo no al Legislativo fijar la pauta de las votaciones en organismos multilaterales. Está bien, es respetable la opinión de todos pero la definición fue esa.
La lectura de este sector es que con la votación, Argentina quedó más cerca de Estados Unidos que de China o Rusia…
Sin embargo fue dos tercios de los países los lo que aprobaron. Reducir eso es un mal análisis, 19 países de América Latina votaron a favor. Otra lectura podría ser que votamos con la mayoría de los países latinoamericanos. Es respetable la opinión que tengan todos pero para Argentina y para este Canciller, la defensa de los derechos humanos no tiene color político ni afinidades.
En términos generales, ¿cómo lo afecta a usted en su rol de canciller a la hora de negociar asuntos importantes, todo el ruido dentro de la coalición? Por ejemplo, lo que pasó con el acuerdo con el FMI.
Vuelvo a lo mismo. Lo que hay que evaluar es mas allá de la diferencias internas que hubo con el acuerdo con el FMI, lo cierto es que salió y fue mayoritario el apoyo, incluso dentro del bloque. Me parece que estamos mirando solamente lo que se diferencia, que no está mal para el análisis, pero para que Argentina continúe con su proyecto de desarrollo como planteo el presidente, con un crecimiento de 2021 de 10 puntos, una baja de 6 puntos de la desocupación, hoy estamos en 7 puntos y en el pico de la pandemia fue 13 por ciento, creamos empleo en todas sus dimensiones y diversidades. Crecieron las exportaciones, tenemos que sostener el superávit comercial para financiar el crecimiento y no vuelvan los agoreros que proponen enfriar la economía como Prat Gay que la terminó congelando y terminamos en recesión.
Lo principal es eso y el presidente hoy a las claras está dando cuenta de haber generado un acuerdo posible con el Fondo que le permitiera seguir por la senda del crecimiento económico, generación de empleo y achicamiento de las brechas sociales, y también una reducción de la pobreza. El Presidente tuvo esa determinación independientemente de las voces encontradas dentro del Frente, pero la determinación fue importante así como lo fue luchar contra la pandemia, resolver la deuda y ahora encarar la discusión más distributiva y donde un aspecto muy importante es el control de la inflación.
A pesar de estos números positivos que el Gobierno muestra, de la renegociación de la deuda y con el FMI, la inflación sigue siendo el principal tema y Martín Guzmán parece estar con un pie afuera. ¿Cree que hay un fin de ciclo de la etapa de Guzman luego de resolver el tema de la deuda y es momento de un programa económico distinto más enfocado en un plan antiinflacionario?
No. Martín hizo una tarea ejemplar con la reestructuración de la deuda privada en septiembre de 2020 en plena pandemia. Y luego hizo una negociación que contaba con voces, sobre todo los que tomaron esa deuda, que decían que se resolvía en 5 minutos. Guzmán demoró mas pero porque consiguió un mejor acuerdo. El acuerdo que se hubiera conseguido en 5 minutos hubieran incluido reforma laboral, previsional… Nada eso está hoy producto de una gran negociación que hizo el ministro de Economía. No veo para nada un ciclo cumplido, me parece que el Presidente sigue confiando en él y en todo caso será él quien determine, con Guzmán o con este Canciller. Si mañana precisa otra marcha, otra orientación u otro plan lo definirá él. El Presidente es el imprescindible en esta alianza de gobierno y en este Frente político.
¿Sólo el presidente?
Sí, el Presidente es el único imprescindible en este Ejecutivo. Todos los demás somos prescindibles.
¿Considera que puede haber algún cambio en el Gabinete en los próximos días?
No me corresponde a mi decirlo. Lo que sí es claro es que ningún integrante del Frente de Todos está atornillado a su cargo. Cuando me fui de la función publica en la provincia de Buenos Aires en 2015 me tocó trabajar en una librería y seguir militando, que es una tarea que uno abraza para toda la vida. Hoy los funcionarios son todos militantes y entienden que si el Presidente precisa su cargo están siempre a disposición. No se qué va a pasar, son definiciones que tomará el Presidente.
¿Cómo analiza la relación entre el Presidente y la vice?, ¿Cree que puede haber marcha atrás en la interna con Máximo Kirchner y Cristina?
Me parece que hay matices que se expresan, pero después no mucho más. No hay mucha más materia opinable. Lo principal es continuar enfocándonos en la gestión y resolver los problemas y angustia de la gente. Los que no tienen empleo, los que tienen pero no le alcanza para llegar a fin de mes.
Algo importante. Cuando nosotros iniciamos el gobierno, veníamos de 4 años de perdida de poder adquisitivo del 20 por ciento. Eso no se recuperó y tenemos una deuda pendiente. Lo que recuperamos fue toda la caída provocada por la pandemia, hay países que todavía pelean por eso. La recuperación de Argentina es asombrosa en ese sentido.
¿Hay margen para continuar con esa recuperación después del acuerdo con el FMI y las exigencias que debe cumplir el gobierno?
Lo principal será continuar con el ordenamiento macroeconómico, sostener un plan, avanzar y en la medida que podamos mantener lo que fue el 2021, donde se creció generando empleo y donde en términos estadísticos el RIPTE que mide los salarios formales, indica que no perdieron contra la inflación. Ese es el camino, pero no se puede recuperar 20 puntos de la noche a la mañana. Hay una decisión política de avanzar en esa dirección, pero no hay decreto que que diga que de ahora en más se recupera el poder adquisitivo de los salarios, no existe eso. Lo que sí existe es trabajar en equipo, respetando las diversidades en nuestro Frente pero con la cabeza puesta en las paritarias y que los salarios y las jubilaciones le ganen a la inflación.
Venezuela es otro tema que genera ruido con el kirchnerismo. ¿Usted cree que es una dictadura?
Hay un encuadre regional muy fogoneado, en donde de los 33 países de la región solo tres tienen problemas. Eso es un poco caprichoso e inexacto. No es función de la Argentina señalar países o repartir sanciones o bloqueos. Nuestro país eligió el camino del dialogo para resolver problemas, al menos es lo que defiendo yo. Tenemos un legado mucho más amplio.
Sobre Venezuela puntualmente, hemos visto que se desarrolló un proceso electoral, hubo avances que fueron recocidos por la propia Bachelet en cuanto a las modificaciones que se vienen haciendo para adaptarse a las recomendaciones que hace el Consejo de derechos humanos. ¿Tiene problemas con los derechos humanos? Sí, claro, pero no es el único país. Argentina no señala, hace recomendaciones cuando las tiene que hacer y promueve el dialogo. Cada 4 años se hacen exámenes en el Consejo de derechos humanos por países, tocó Venezuela y allí Argentina hizo recomendaciones para mejorar la situación y marcó su pauta.
¿Cambia la relación con Putin después de la guerra?
El Presidente se reunió con Putin cuando no había guerra, a principios de febrero. No se podía prever, había una política de escalada y ese el problema de las políticas de escalada, que se sabe cuando inicia pero no cuando termina. Lo principal fue dejar planteado que se buscaba un acuerdo comercial con un potencial comprador de nuestros productos. Fue una reunión pura y exclusivamente comercial y para buscar mayor destinos de nuestras exportaciones, no en otro plano. ¿Dónde está eso hoy? Naturalmente, frenado.
En la próxima cumbre del G20 en Indonesia, ¿Argentina se va a sumar a la iniciativa de Estados Unidos de suspender a Rusia del G20?
Argentina está a favor del multilateralismo como principio. Estar a favor del multilateralismo implica y genera posibilidades de diálogo y encuentro. El G20 es un foro estrictamente comercial, financiero. Recién después de la crisis del 2008 empiezan a ir los presidentes. Nosotros no estamos de acuerdo con esa exclusión porque consideramos que es un foro multilateral que debe respetarse y conservarse.
En julio se realizará la cumbre de las Américas en Los Ángeles, ¿puede haber una reunión de Alberto con Biden?
No lo sé porque no se si Biden esta dando bilaterales, generalmente los países anfitriones se les complica. Nosotros no hicimos ninguna propuesta.
Volviendo a la Argentina, hay dos posiciones extremas en el Frente de Todo respecto al 2023. Una plantea que no hay forma de que haya un proyecto potable del Frente de Todos con Alberto candidato a presidente, y la otra planteada por Vilma Ibarra y otras funcionarios que sostiene que nadie se salva sólo ni puede despegarse del destino del gobierno. ¿Cuál es su opinión?
En términos de la ingeniería del Frente, me parece que sí lo más importante es sostener la unidad porque hay dos proyectos de país en Argentina. Uno lo expresa el Frente de Todos y el otro está expresado por esta derecha con visos antidemocráticos, donde se promueve el discurso del odio. Esos son los dos países en pugna y si alguno de los que representa esas dos visiones entra en tensiones o se disuelve, solamente le genera posibilidades al otro. Hay una dimensión instrumental del Frente que tiene que ser parte del análisis.
¿Debatir lo instrumental del Frente de Todos significa limitar las críticas públicas internas al Gobierno?
No quiero decir que se acallen diferencias, las diferencias pueden convivir siempre respetando la institucionalidad del Presidente y a quienes están llevando al gestión publica en un momento de la Argentina que viene de una doble crisis: de deuda, balanza de pagos y recesión de 2018, 2019 y 2020 y de la pandemia. No entender que esta doble crisis lo que precisa es una doble recuperación parte de una tarea que todavía se tiene que seguir dentro del Frente de Todos, para que se entiendan las dificultades fácticas que tiene el gobierno para avanzar en una agenda progresiva y progresista como uno desearía.
Así y todo, el Presidente trajo 105 millones de vacunas, encabeza un plan de construcción de viviendas inédito en el que ya se entregaron 40 mil viviendas, tenemos más de 3700 obras públicas en todo el país (cuando llegamos había 270), más de 1100 obras de agua y cloaca (cuando llegamos había 11). Es decir, venimos transitando un camino de músculo en la administración pública que van generando una plataforma de mayor igualdad y desarrollo. Cuando llegamos, las tasas de referencia con las que se financiaba una pyme era del 70-80 por ciento, hoy están alrededor del 30-40 y pueden conseguir con algún programa del Ministerio de Desarrollo Productivo tasas del 18-20.
Encontramos un boom interesante para aprovechar, y eso requiere un debate interno en nuestra fuerza, vinculado con la transición energética. Si continuamos con este nivel de inversiones, Argentina va a terminar el año siendo el primer productor de litio del mundo, el litio paso de 4 mil dólares la tonelada a 80 mil. Es decir, hay oportunidades enormes en nuestro país. El otro es el hidrógeno verde, el vector de desarrollo que tenemos ahí es fundamental, estamos haciendo satélites, tenemos proyectos de satélites binacionales, vacunas. Quienes están encima de esos proyectos son parte de un entramado de ciencia y tecnología que se banca. Hay una gran cantidad de posibilidades que Argentina esta transitando muchas, pero el Frente debería hacer carne mucho más que dedicarle tiempo a las discusiones internas.
Suponiendo que el año que viene las diferencias sigan y el Presidente siga con la idea de ir por un nuevo mandato, ¿es posible dirimir las diferencias en una PASO?
La ingeniería electoral se verá.
¿Sería normal que haya una interna contra un Presidente?
Si, ¿por qué no?
Es raro…
No, no pasa nada. Si eso permite dinamizar al peronismo y ponerlo en positivo y ponerlo competitivo (porque venimos de ser derrotados), no me parece que sea un escollo. La ingeniería electoral se verá cuál es la más adecuada. Hoy es más trascendente fijarnos en la gran cantidad de cosas en las que estamos de acuerdo dentro del Frente.
fuente:lapoliticaonline