El presidente electo asumirá el próximo domingo 1 de enero para dar inicio a su tercera gestión.
Lula Da Silva asumirá la presidencia de Brasil el próximo domingo 1 de enero en lo que será la tercera gestión como presidente electo después de los dos mandatos completos entre 2003 y 2010. En este contexto, Brasilia desplegará a toda su policía debido al intento de atentado del pasado domingo.
Según Flavio Dino, futuro ministro de Seguridad de Lula, “habrá una movilización del 100% de las fuerzas policiales del Distrito Federal (DF), para garantizar la seguridad no solo del presidente, sino también de las delegaciones extranjeras y del público”.
Además, el funcionario, quien también asumirá el 1 de enero, no confirmó si el líder del Partido de los Trabajadores (PT) realizará el clásico desfile ante el público en la Explanada de los Ministerios en un auto cerrado o en uno descapotable, como es costumbre.
Dino agregó que será una ceremonia “segura” y “en paz”, donde brasileños viajarán desde otros estados para presenciar el acto de asunción, el cual será acompañado por shows culturales previstos en la región central de Brasilia, donde se esperan cientos de miles de personas.
El evento institucional con la asunción formal se realizará en el Congreso y el posterior festejo se llevarán a cabo en la Explanada de los Ministerios, en Brasilia.
Además, el funcionario, quien también asumirá el 1 de enero, no confirmó si el líder del Partido de los Trabajadores (PT) realizará el clásico desfile ante el público en la Explanada de los Ministerios en un auto cerrado o en uno descapotable, como es costumbre.
El derrotado Jair Bolsonaro se despidió llorando
En sus últimas como horas como presidente, dijo que se perdió “una batalla, pero no la guerra” y pidió una “fuerte oposición” hacia el próximo gobierno. Su último gesto y el repudio a los actos de violencia.
Acompañado por una intérprete, algo que se hizo costumbre desde que asumió en 2019, Bolsonaro dijo su último discurso como mandatario sin modificar su postura en relación a Lula, cuya victoria no reconoció públicamente a pesar de que sí autorizó formalmente la transición entre gobiernos.
Se trató de la primera vez que habló en público desde el balotaje del 30 de octubre. Tras la reñida derrota, Bolsonaro mantuvo un fuerte hermetismo y se recluyó en la residencia oficial en silencio durante dos días, mientras sus simpatizantes paralizaban las rutas de todo el país exigiendo la intervención de las Fuerzas Armadas.
En su alocución de cincuenta minutos, Bolsonaro agradeció el apoyo de sus seguidores congregados frente la residencia oficial, el Palacio Alvorada, pero solo a los que “se manifiestan de manera pacífica” en contra de la salida de su líder. Muchos de ellos denuncian fraude e insisten con la intervención de las Fuerzas Armadas.