
Patricio Eduardo Giménez Teruel difundía a través de Telegram videos en donde abusaba sexualmente de animales. Karina Garbero, rescatista animal, logró una condena.
A principios del 2021, Karina Garbero, una rescatista animal de Tafí Viejo de 42 años, denunciaba a Patricio Eduardo Giménez Teruel (de 22 años en ese momento), después de haber recibido videos en donde se podía ver claramente al joven abusando sexualmente de una perra que era de su propiedad.
Este gravísimo caso de zoofilia se judicializó y recibió un fallo histórico en Tucumán y en Argentina, sentando jurisprudencia en un país en donde la zoofilia no está tipificada como un delito, y Mara pasaba a manos de Karina, quien hasta el día de hoy se hace cargo de ella: “Es mi hija” cuenta a eltucumano.
El caso de Mara volvió a los medios a fines de ese mismo año, porque Garbero expuso el acoso al que era sometida por el joven, y por el hecho de que todas las denuncias estaban cercanas a quedar en la nada después de que se cambió de juez en la causa. Afortunadamente, este jueves se supo que se condenó a Giménez Teruel a un año y dos meses de libertad condicional, mediante juicio abreviado.
En este sentido, la justicia tucumana tuvo en cuenta tres delitos para emitir la sentencia: por zoofilia, es decir, el abuso sexual de Mara, por haber incumplido la restricción de acercamiento a animales, hecho que se comprobó tras la difusión de un video con un gatito gris en el mes de mayo, y finalmente por el abuso sexual comprobado a otro perro, “Negrito”, un animalito comunitario de un edificio, anciano y casi ciego y sordo: “Hizo varios videos, en uno de ellos se ve como Giménez Teruel le practica sexo oral al perro”, detalló Karina a eltucumano.
Patricio Eduardo Giménez Teruel
El condenado, además de esta sentencia dictada la última semana, también tiene una perimetral contra la rescatista, a quien amenazó de distintas maneras después de la difusión del caso de Mara: “Ahora el entre otras cosas debe dar un resarcimiento económico mensual para la manutención de Mara, debe ir una vez al mes al instituto Corbalán, no puede estar en ninguna reunión en donde haya animales, no puede acercarse a animales”, especificó.
Sin embargo, esta no es la primera vez que un caso de maltrato animal llega a la justicia mediante el accionar de Karina. El caso más reciente, es el de los osos en la reserva de San Pedro de Colalao, ya que fue ella misma la que se ocupó de realizar esta denuncia tras conocer las imágenes que mostraban a los animalitos en aparente estado de sofocación.
Uno de los casos más conocidos, sin embargo, sucedió poco antes de la cuarentena del 2020. A la tucumana la habían etiquetado en diversos videos en donde se podía divisar a un hombre pateando y dándole golpes de puño a una perra: “Consigo allanamiento, vamos a la casa de este médico de un country y los perros no estaban. Buscábamos a dos, a la perra que se llama Clarita y es una ovejero belga, y a un caniche que según los vecinos era muy viejito y este infeliz lo picaneaba, es decir, le deba electricidad. El tipo no atendía, lo llamé le dije que ‘hay una denuncia en tu contra, que en 5 minutos me la tenía que traer la perra’, finalmente la terminó llevando y me la entregó en la comisaría en Los Pocitos”, recuerda.
El problema mayor para esta rescatista, es el hecho de que en nuestro país no está tipificado el maltrato animal como un delito grave. En el peor de los casos, la condena es de un año de cárcel. Otro caso histórico marcado por la crueldad y la denuncia de esta misma rescatista, es el caso de Ángel, un perrito del cual fue anoticiada pero cuya vida no pudo salvar: “Lo habían empalado por el ano, lo dejaron agonizando en un cañaveral, cuando llegué a la madrugada y lo llevé a la veterinaria. Ahí murió al día siguiente. De todas maneras procedimos y se le realizó autopsia. Conseguimos el año de cárcel para su asesino, se llama Cristian Ruiz. Fue liberado con tobillera electrónica a los seis meses pero no puede tener ni acercase a animales. Tiene que obedecer reglas de conductas cada cuatro años”, remarcó.
A pesar de que se ha conseguido la esperada sentencia para Giménez Teruel, la lucha de Karina va mucho más allá: “Este tipo seguirá haciendo lo mismo una vez que salga. Hay mucha gente así. Lo que quiero que la gente entienda es que cuando una persona maltrata o abusa sexualmente de animales suele ser la entrada o la muestra de que está haciendo otras cosas que involucran también a las personas. Violencia familiar, pedofilia. No son cosas que haya que dejar pasar ni mirar para otro lado”.
En su casa de Tafi Viejo, Karina convive con 21 perros y 3 gatos, siendo Mara una de las que está separada de los demás perros, por algunos problemas para socializar con ellos: “También quiero que la gente entienda que los rescatistas no somos ni ángeles ni superhéroes, somos personas normales. Tuve que parar un poco con mi rescate porque me llené de deudas, porque me afectaba emocionalmente, llegué a atender 6 casos de animales maltratados por día. Un perrito con un tumor por ejemplo, me costó 100 mil pesos en solo un mes”, confesó.
El día jueves, con Mara a su lado, Karina pudo ser testigo de cómo se condenaba por un año y dos meses de libertad condicional al abusador: “Hay un precedente con esto. El caso de Mara llegó a la Suprema Corte de México”, dijo.
Finalmente, antes de cerrar, agregó: “Les debo hasta el último respiro de mi vida a los animales, a mí no me vengan a comparar los animales con un humano en los juicios porque estamos hablando de cosas distintas, yo elegí hacer el bien por este camino. De ellos se aprende muchísimo, lealtad, agradecimiento, amor, aferrarse a la vida. Está dura la mano, nadie colabora, te tiran los animales, sin embargo quiero remarcar que en estos años no he conseguido nada para mí con el rescate animal. No he he aprovechado de nada. Por esto trabajo sola”.
Si querés colaborar con Karina y sus animalitos, o los rescates permanentes de los que participa, le pedimos un ALIAS destinado para tales fines: PIERNA.JEFA.PARDO
fuente:eltucumano