El candidato liberal anticipó que su programa económico está en condiciones de derrotar la inflación definitivamente y dolarizar toda la economía en un lapso de entre 18 y 24 meses. Los salarios rebotaron más de un 50% en los primeros 5 años del lanzamiento de la Convertibilidad, y podría volver a ocurrir si Milei gana las elecciones.
Javier Milei relanzó su programa económico de cara a la segunda vuelta electoral con una promesa muy concreta: derribar la inflación y dolarizar en un lapso de entre 18 y 24 meses. Milei ofrece un abanico de previsibilidad y horizonte a mediano y largo plazo, frente a la incertidumbre y el caso inflacionario de la gestión de Sergio Massa.
El sistema propuesto por La Libertad Avanza permitiría una rápida estabilización que iniciaría con la fijación del tipo de cambio del mismo modo en que lo hizo la Convertibilidad, ahora en un mercado completamente liberalizado y sin el arsenal de restricciones que hoy estrangulan la economía.
Milei explicó los efectos iniciales de la reforma monetaria que pretende llevar a cabo, y resaltó que los salarios reales experimentarán un boom de crecimiento. La estabilidad impacta primero en el valor del tipo de cambio (el dólar deja de subir), luego se erradica la inflación de bienes transables (principalmente alimentos, con una fuerte caída de la pobreza asociada a ello), posteriormente se desacelera la inflación mayorista, luego se desaceleran los aumentos minoristas, y finalmente los salarios son los que experimentan el mayor crecimiento.
En términos de poder de compra, los salarios comenzarían a ganarle sistemáticamente a los precios minoristas por un lapso de tiempo prolongado. Esto fue exactamente lo que sucedió con el lanzamiento de la Convertibilidad en marzo de 1991.
El índice de salario real acumuló un crecimiento del 50,5% entre marzo de 1991 y diciembre de 1995, lo que se tradujo en mayor poder de compra y una fuerte rebaja de la tasa de pobreza (que partía de niveles récord en la hiperinflación de 1989). Con la estabilidad, los salarios dejaron de ser la variable de ajuste.
Al día de hoy ocurre todo lo contrario. El mercado laboral ajusta sus desequilibrios mediante la reducción del poder adquisitivo del salario, que ya cayó a los umbrales más bajos de los últimos 20 años. Los sucesivos shocks devaluatorios diezmaron el salario real en los últimos 10 años desde que la economía entró en un período de “estanflación” a mediados de 2011.
Bajo el sistema económico y monetario que defiende el candidato Massa, el dólar siempre se adelanta como el primer precio en aumentar en la economía. Posteriormente se ajustan los bienes transables, los mayoristas, los minoristas, y los salarios llegan a lo último con los aumentos más bajos.
Solo basta con observar lo que ocurrió en agosto para constatar este efecto. La devaluación provocó un salto del 22% en el dólar oficial, los alimentos llegaron a subir casi un 20%, los precios mayoristas se dispararon un 18%, el IPC del mercado minorista subió un 12,4% y finalmente los salarios solamente subieron un 7,6% y perdieron contra todos los aumentos anteriores.
fuente:derechadiario.com.ar