En una maniobra más política que económica, China decidió aumentar la presión sobre el gobierno argentino -y comprometer sus cuentas públicas-, al dejar en suspenso el swap financiero -anunciado en octubre pasado por el entonces ministro de Economía Sergio Massa-, y sobre el que el propio presidente Javier Milei había pedido especialmente a Xi Jinping en una carta enviada apenas dos días después de asumir el mando de la Casa Rosada.
Sin embargo, el régimen chino decidió colocar en stand-by el acuerdo y bloquear los 6.500 millones de dólares que servirían de salvavidas al Ejecutivo argentino para atravesar sus delicadas finanzas. El acuerdo quedó en suspenso pese a los tempranos esfuerzos hechos por Milei en las primeras horas de su administración. El Presidente recibió en su despacho a Wu Weihua, vicepresidente de la Asamblea Popular de China, el 11 de diciembre, un día después de asumir.
Pero ese gesto de buena voluntad no fue suficiente. Beijing habría visto de manera negativa el avance que el Ministerio de Defensa hizo esta semana en la adquisición de los cazas F-16 de fabricación norteamericana en poder de Dinamarca. Esa transacción recibió el visto bueno de los Estados Unidos en octubre pasado, cuando además el Pentágono se comprometió a proveer un paquete de armas, entrenamiento, soporte logístico y repuestos para esos aviones.
Luis Petri, titular de esa cartera, se reunió este lunes 18 de diciembre en el Edificio Cóndor con el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier general Xavier Julián Isaac. Allí se habría decidido avanzar con esta propuesta por sobre la oferta china del caza JF-17. La presencia de una maqueta a escala de un F-16 coronó la reunión de Petri con los jerarcas aeronáuticos.
Esa presunta decisión -no oficializada- generó malestar en Beijing donde se decidió de inmediato condicionar la extensión del swap. La información sobre esta interrupción había sido publicada originalmente por el sitio REDD. “Quieren un gesto de buena voluntad… un gesto de amistad”, aseguraron fuentes conocedoras del régimen. Incluso, el ministro de Relaciones Exteriores chino Wang Yi ordenó al embajador del régimen en Buenos Aires, Wang Wei, que retorne a su país para informar sobre los primeros pasos de Milei en la Casa Rosada y qué planes tiene respecto a proyectos que Xi Jinping considera esenciales en la Argentina: Belgrano Cargas, represas, hidrovía y litio, entre otras.
Una carta que no fue suficiente
Tras su reunión con Wu, Milei le hizo llegar una carta a Xi solicitándole su apoyo y la prórroga del intercambio monetario para hacer frente a compromisos internacionales. La cumbre sorprendió a más de uno: durante la campaña, el propio Presidente había hecho promesas más drásticas respecto a su relación con Beijing que fueron luego moderadas por la actual canciller Diana Mondino.
Tras su asunción, fue el jefe del régimen quien movió la primera ficha felicitando al argentino por su nuevo desafío al frente del Poder Ejecutivo. Milei agradeció la misiva recibiendo a su delegación de inmediato. Pero en la cúpula del Partido Comunista Chino (PCC) creen que eso no es suficiente para un compromiso financiero tan importante. Además del malestar ocasionado por el posible acuerdo por los F-16, en China esperan una visita o un encuentro de ambos mandatarios.
El swap con China es un acuerdo de intercambio de monedas, en el que el Banco Popular de China (PBC) y el Banco Central de la República Argentina (BCRA) ponen a disposición mutua una línea de crédito en monedas locales. No obstante, más allá de la teoría, en los hechos funciona como una línea de crédito nada automática que tiene al alcance la Argentina. El 21 de diciembre, el gobierno tiene que cancelar compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2.600 millones de dólares.
fuente:misionesonline