El 2 de abril de 1982, hace ya 42 años, el gobierno instaurado por la dictadura militar dio inicio a la guerra contra el Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur, la Antártida y los espacios marítimos e insulares correspondientes. Comenzó una madrugada con el arribo sorpresivo de las fuerzas armadas argentinas a Puerto Argentino.
El conflicto armado duró 74 días y al finalizar fueron 649 los combatientes argentinos muertos. Algunos lograron sobrevivir y se transformaron en veteranas y veteranos de guerra, tanto quienes estuvieron en la zona de conflicto como quienes asistieron al Ejército desde el territorio continental (enfermeras, instrumentadoras quirúrgicas, voluntarias, madrinas de guerra, etc.)
La historia sobre la soberanía de Argentina respecto del territorio austral se remonta hasta el siglo XVII, cuando integraba la colonia española en el Nuevo Mundo. Luego de 1810 y tras varios intentos por parte de Francia y del Reino Unido de tomar el archipiélago, el 3 de enero de 1833 la Marina Real Británica exigió la rendición de las autoridades argentinas afincadas en Puerto Soledad.
Las efemérides malvineras destacan los combates más importantes de la guerra en otras fechas, pero es el 2 de abril la fecha que quedó grabada en el corazón argentino y en la que recordamos a todos nuestros héroes, los que volvieron, los que dejaron su sangre en Darwin, Dos Hermanas, Top Malo, Kent, Longdon, Tumbledown, Puerto Argentino, Puerto Howard, Bahía del Zorro, y muchas mas acciones y lugares. También a nuestros compatriotas que quedaron sepultados bajo las heladas aguas del sur. Todos hicieron lo que les correspondió hacer en su momento.
El desembarco del 2 de abril
La “Operación Azul”, así denominada por la Armada, paso a llamarse “Operación Rosario” a instancias de integrantes del Ejército, quienes recordaron que en las Invasiones Inglesas criollos y españoles se pusieron bajo la advocación de la Virgen del Rosario para enfrentar a las tropas invasoras.
En la mañana del 28 de marzo de 1982, tropas del Ejército Argentino y de la Armada embarcaron y pusieron rumbo a las islas a órdenes del Comandante de la Operación, General Osvaldo García, su objetivo era nada menos que desembarcar y recuperar las Islas Malvinas, que se hallaban en manos de la corona Británica desde 1833, es decir casi un siglo y medio de usurpación.
Elementos del Comando de la Brigada de Infantería IX y de la Compañía C del Regimiento de Infantería 25 formaron parte de aquella Fuerza de Tarea, embarcados en el destructor ARA “Santísima Trinidad” y el Rompehielos “Almirante Irizar”. En el Transporte “Cabo San Antonio” se trasladaba a la sección transporte del Regimiento 25 y la sección de tropas especiales, que a cargo del jefe de regimiento participaron con el escalón anfibio en la conquista de la localidad.
El 29 de marzo, ante las inclemencias del tiempo y la agitación el mar que impedía las reuniones de comandantes y jefes, se imparten por radio las ideas rectoras para la operación. En estas instrucciones se establecía la intención de realizar una operación incruenta, es decir que se trataría de evitar causarle bajas al enemigo Británico, aún a costa de sufrir bajas propias.
El 30 de marzo debido las malas condiciones meteorológicas que imperaban en el Atlántico sur, con vientos de más de 70 km/h por aquella fecha, obligaron a posponer la ejecución de la operación, fijando el 2 de abril como día D, fecha en la cual finalmente se llevó a cabo el desembarco y ocupación de las Islas por parte de las fuerzas argentinas.
La toma de la residencia del gobernador inglés y el cuartel de los Royal Marines era los objetivos originales de la misión que inicialmente cumplirían las tropas del Ejército, pero debido a los efectos del clima sobre los helicópteros previstos se le asignó una nueva misión durante el operativo de desembarco: atacar junto con los elementos más adelantados de la fuerza anfibia de desembarco para conquistar la pista de aterrizaje y prepararla para el desembarco de las tropas transportadas por aire, teniendo en cuenta que el lugar estaría defendido por efectivos ingleses con armas automáticas y pesadas.
Soldados Argentinos en Puerto Argentino
En la noche del 1 de abril cerca las 21:00 hs, inicia el desembarco la agrupación comandos anfibios desde el destructor ARA “Santísima Trinidad” alcanzando la costa a las 23:45 hs. A esa misma hora, el submarino ARA Santa Fe aportó otros diez buzos tácticos para colocar balizas de radionavegación y ocupar el faro del Cabo San Felipe.
A las 6:15 hs del 2 de abril, desembarcan los vehículos anfibios blindados con el Grupo de Tarea 40.1, integrado por fuerzas de Infantería de Marina y de la sección de la Compañía C del Regimiento de Infantería 25.
La misión era tomar el aeropuerto con el apoyo de fuerzas helitransportadas desde el rompehielos “Almirante Irízar”, limpiar los obstáculos de la pista y permitir que, a partir de las 8:30 hs, comenzaran a aterrizar los C-130 “Hércules” de la Fuerza Aérea con el grueso de las tropas del Regimiento de Infantería 25 que provenían desde Comodoro Rivadavia.
A las 7:30 h, el jefe del “25” informó que había capturado el aeropuerto y se había despejado la pista. A las 8.45 h aterrizó el primer Hércules C-130. A las 9:00 hs, mientras se desarrollaban escaramuzas en cercanías y dentro de la casa del Gobernador de la Islas, las tropas británicas se rindieron al ser superadas por nuestras fuerzas.
Siendo las 12:30 horas del día 2 de abril de 1982, en una emotiva ceremonia se produce con las formalidades de rigor, el arrío de la bandera británica y el izamiento, por primera vez después de 149 años, de la enseña nacional.
Capitán de Fragata I.M. Pedro Edgardo Giachino
Nació el 28 de mayo de 1947 en la provincia de Mendoza, donde realizó sus estudios primarios y secundarios. Ingresó a la Armada Argentina el 3 de febrero de 1964 como cadete del Curso Preparatorio de la Escuela Naval Militar. En dicho Instituto se destacó por sus cualidades deportivas y su envidiable sentido del humor. Se inclinó por la Infantería de Marina, destacándose rápidamente por su elevado espíritu militar.
Luego de finalizar el Viaje de Instrucción a bordo de la Fragata ARA “Libertad”, se recibió de Guardiamarina de Infantería de Marina el 30 de diciembre de 1967, integrando la Promoción 96 de cadetes navales.
En febrero de 1968 realizó un intensivo curso de Comandos para Infantes de Marina en Tierra del Fuego. Su primer destino fue el Batallón de Infantería de Marina N°5.
Sus inclinaciones por el combate en circunstancias especiales, lo llevaron a realizar el curso de Reconocimiento Anfibio en el año 1970.
En 1971 aprobó el curso de Comandos para Personal Superior en la Escuela de Infantería del Ejército Argentino, en el que sobresalió por sus condiciones profesionales.
Completó su formación como comando anfibio al calificarse como paracaidista militar en la Brigada de Infantería Aerotransportada del Ejército Argentino, en Córdoba.
Ascendió a Teniente de Navío el 31 de diciembre de 1975.
Luego, en el Batallón de Infantería de Marina N°1 fue Jefe de una Compañía de Tiradores. Posteriormente ocupó el cargo de Jefe de Operaciones de la Agrupación Comandos Anfibios y, más tarde, el de Ayudante del Jefe de Operaciones e Inteligencia de la Fuerza de Apoyo Anfibio. El 31 de diciembre de 1981, ya como Capitán de Corbeta, asume su último cargo: Segundo Comandante del Batallón de Infantería de Marina Nº1.
Para las operaciones de recuperación de nuestras Islas Malvinas, Giachino fue Jefe de una patrulla de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que desembarcó el 1 de abril de 1982 durante la noche, en una playa al Sur de Puerto Argentino. Su misión era lograr la rendición del Gobernador británico antes de que el grueso de las tropas argentinas irrumpiera en la localidad. Con ello Giachino debía evitar un sangriento e inútil combate en plena planta urbana.
La patrulla desembarcó desde el Destructor ARA “Santísima Trinidad”, logrando llegar a las playas en botes de goma; las fuerzas enemigas de la zona no advirtieron el desembarco nocturno de los hombres de Giachino.
A las seis de la mañana del 2 de abril de 1982, Giachino rodeó con sus hombres la casa del Gobernador británico y le intimó rendición; los británicos, sorprendidos, abrieron fuego sobre la patrulla. Tal como prescribían las órdenes recibidas, Giachino procedió sin provocar bajas ni daños al oponente; sin duda, estas órdenes son las más difíciles que pueda recibir un militar, pero Giachino estuvo a la altura de las circunstancias.
Repite varias veces su intimación; los británicos redoblaron sus disparos sin dar indicación de tregua alguna. Treinta minutos después, la primera ola de asalto de la Fuerza de Desembarco Argentina toca tierra en las playas, distantes unos siete kilómetros de donde Giachino estaba tratando de lograr la rendición del Gobernador. La recuperación de las Islas se estaba consumando. Pocos minutos después, los vehículos anfibios blindados de la Infantería de Marina Argentina rodaban hacia Puerto Argentino, mientras naves de la Flota de Mar hacían ver sus siluetas en la bahía.
Si las tropas argentinas entraban a la localidad, se iniciaría el combate con los británicos en el mismo pueblo, circunstancia que debía evitarse a toda costa. Giachino supo que debía actuar para impedirlo, de acuerdo con sus órdenes. En su condición de Jefe, tornó la decisión más importante de su vida. En la evidencia de la inutilidad de lograr la rendición británica, avanzó solo hacia el interior de la casa del Gobernador, derribó una puerta. Una ametralladora enemiga le hizo fuego a quemarropa, cayó hacia atrás. Gritó a sus hombres que se cubrieran.
Su segundo (Teniente de Fragata Diego García Quiroga) quiso sacarlo de la línea de fuego, recibiendo a su vez una descarga que lo hirió gravemente. El cabo enfermero Urbina intentó rescatar a sus dos jefes, siendo también herido; aun así, logró dar los primeros auxilios a los oficiales y a sí mismo. La presión de la situación general, motivó al Gobernador británico a ordenar la suspensión del fuego y pedir parlamento.
La misión del Capitán Giachino se había cumplido: el Gobernador se rindió antes de que las tropas argentinas hicieran su entrada a Puerto Argentino. El precio fue la vida de nuestro héroe, quien muere minutos después a causa de las severísimas heridas recibidas.
Sus restos descansan en Mar del Plata, donde reside su familia. Fue condecorado “Post Mortem” con la máxima distinción que otorga la Nación Argentina: “La Cruz al heroico valor en combate” y ascendido al grado de Capitán de Fragata de Infantería de Marina.
La Armada Argentina reconoce en el Capitán Giachino al arquetipo del jefe, que lidera a sus hombres en combate, asumiendo personalmente los riesgos mayores y que, ante órdenes recibidas, las ejecuta puntillosamente, aún a costa de su propia vida. No delegó en sus subordinados la tarea más peligrosa. La tomó para sí, lo que es privilegio de los grandes.