
Wally tiene poca señal mientras habla con sitio periodistico eltucumano. Está metido río adentro, en el brazo que se comunica con el Salí, en el río que se llama Río Muerto, y cuyo nombre no es casualidad. “Llevo muchos años como pescador y jamás en mi vida he visto lo que está pasando ahora. Siempre cuando arrancan a trabajar los ingenios algo pasa, pero nunca como lo de este año”.
A Wally se le corta la comunicación de vez en cuando, pero eso no evita escuchar el enojo que sale cuando respira, cuando habla con los dientes apretados, con la indignación de un hombre de familia que mira con sus propios ojos y la nariz tapada lo que ocurre cuando abre a un pescado que ha habitado esas aguas hasta aparecer flotando, ya sin vida.
“Estaba escuchando algunos comentarios que lo que pasa es por falta de oxígeno, que el embalse está lleno de agua, que el nivel de agua está arriba, es todo mentira lo que están diciendo. El agua está a un nivel punto. La mortandad de peces que hay no se puede creer. Vengan al Salí. Vengan a ver lo que pasa en el Salí”, expresa el conocedor de nuestros ríos como pocos.
“Mientras hablo con vos estoy en un brazo que se comunica con el Salí, con el río Muerto. ¿Sabés lo que es ver al pescado tratando de esquivarle al químico? ¿O a lo que sea que hayan tirado al río los ingenios? Siempre el Río Muerto es el último en contaminarse porque es el más chico, pero a dos kilómetros, en el Salí, el escenario es terrible, amigo”.
Mientras Wally concluye una jornada en vano de pesca, acusa: “Me parece que es el ingenio de Bella Vista y la citrícola. El Salí no tiene mucho olor a la altura de Los Bulacio, no se lo ve muy sucio a esa altura. Pero es impresionante ver a los pescados, ver cómo empiezan a descomponerse”.
Wally afirma que este drama que se vive en los ríos lindantes a los ingenios tucumanos no es nuevo: “La única diferencia es que ahora por los celulares todo se puede ver. Siempre ha sido un problema, pero nunca como ahora”.
“Mirá lo que son las cosas: a mí me agarró Delitos Rurales una vez que venía con las criaturas. Me han hecho bajar todos los bolsos, me apuntaron con itaca, de terror. ¿Sabés lo que les dije? ‘¿Por qué no vas al río? Vos me parás a mí siendo que en el río están dale matar peces. Y a mí me tratás como un ladrón. Al que lo tienen que agarrar, no lo agarran”, se indigna el pescador tucumano.
“Otro tema grave es lo que pasa en El Cadillal. De repente solo pescar los socios de los clubes. Yo tengo carnet de pescador y no puedo. Cada socio pescador de los clubes saca de a 200 o 300 pejerreyes. Eso también es grave, pero lo que están haciendo los del ingenio y la citrícola, eso sí que no tiene nombre”.
fuente:eltucumano