Leopoldo venía resistiendo como secretario de Relaciones Exteriores a pesar de ser uno de los apuntados por la alta dirigencia libertaria, en su lucha por imprimirle un sello propio a la política internacional.
a interna en Cancillería no da tregua esta semana. Tras la reciente salida de Ricardo Lagorio como embajador ante la ONU, este jueves se informó que quien era el segundo de Diana Mondino, Leopoldo Sahores, dejó su cargo como secretario de Relaciones Exteriores. En su lugar, asumirá Eduardo Bustamante, quien se venía desempeñando como cónsul en Montevideo.
“En el día de la fecha, la ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Diana Mondino, ha aceptado la renuncia del secretario de Relaciones Exteriores, Leopoldo Sahores, quien será reemplazado por Eduardo Bustamante, actualmente en funciones como cónsul general de la República Argentina en Montevideo”, comienza el comunicado oficial.
En el texto, también se “agradece y valora especialmente la labor realizada por el embajador Leopoldo Sahores, así como la dedicación, profesionalismo y compromiso con los que desempeñó sus responsabilidades en esta etapa de la gestión”.
Lo cierto es que el diplomático llevaba varios días apuntado por la alta dirigencia libertaria, que intenta imprimirle a la política internacional del Gobierno una impronta más acorde con el estilo del presidente Javier Milei, quien en la última Asamblea General de Naciones Unidas planteó duras críticas a los organismos internacionales y a los consensos que están plasmados en la Agenda 2030, renombrada ahora como Pacto por el Futuro. El mandatario quiere convertir a la Argentina en “faro del mundo” en materia de libre mercado y de posiciones más conservadoras en materia social y política.
Desde el sector libertario, afirman que Karina Milei y Santiago Caputo tienen la intención de realizar una profunda limpieza en Cancillería, donde consideran que pervive “la expresión más rancia de la casta”.
Sahores será reemplazado entonces por Bustamante, presentado como “un funcionario del Servicio Exterior de la Nación con una destacada trayectoria diplomática”.
Es abogado y licenciado en ciencia política y realizó estudios de posgrado en seguridad internacional. Trabajó en las embajadas argentinas en Angola y en Pakistán durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Su experiencia profesional también incluye la coordinación de asuntos fronterizos y de negociaciones internacionales en temas críticos como terrorismo y crimen organizado transnacional. Entre 2016 y 2018 fue subsecretario de Desarrollo de Fronteras del Ministerio de Seguridad que lideraba Patricia Bullrich durante el gobierno de Mauricio Macri.
En el comunicado de Cancillería se destaca que Mondino “se complace en designar como secretario de Relaciones Exteriores a una persona de sólida trayectoria profesional como diplomático y con experiencia en temas relevantes para asumir un rol que conlleva alta responsabilidad”.
De esta manera, se concretó un nuevo cambio de fichas dentro de una Cancillería al rojo vivo. Hace tan solo un par de días, le había tocado partir a Lagorio, luego de un fuerte cortocircuito con la Casa Rosada en la última Asamblea General de Naciones Unidas. En su lugar asumió Francisco Tropepi, otro diplomático de prestigio, quien secundaba en Washington al embajador argentino Gerardo Werthein.
Javier y Karina Milei le dejaron en claro en su momento a Lagorio su disconformidad con la actuación que había tenido en la Misión Permanente de la ONU, uno de los destinos más importantes en la carrera diplomática, y donde el presidente interpretó que no se habían presentado sus ideas de manera adecuada. El malestar llegó al punto de que se había llegado a barajar la posibilidad de excluir al embajador del discurso ante el pleno de la Asamblea.
Ese cortocircuito quedó superado, pero tanto el funcionario saliente -que tiene una carrera diplomática de 42 años- como la Casa Rosada interpretaron que esa posición debía ser reemplazada. Fue un episodio inscripto en un panorama general de tensiones cruzadas.
Dentro de ese marco de internas, Karina Milei decidió también hace un par de meses ejecutar primero una supervisión del Palacio San Martín con el envío de una abogada, Úrsula Basset, de perfil conservador, que se especializa en Derecho de Familia y que hizo las veces de “filtro” de temas de género y ambiente. Y después promovió la designación como secretario de Culto y Civilización de Nahuel Sotelo, un joven que tiene comunicación directa con el trípode del poder compuesto por el Presidente, su hermana y Santiago Caputo.