Un empleado del lugar les frustró la fuga.
“Somos de la limpieza”, dijeron dos ladrones que estaban robando un compresor en la parroquia Inmaculado Corazón de María, al ser descubiertos por un empleado. Este último se dio cuenta al instante que no pertenecían a la Iglesia pero les siguió la corriente porque, según comentó a otros feligreses, solo no hubiese podido detenerlos. Sin decir ni una palabra de sus intenciones, se les adelantó y les cerró la reja del pasillo por el que intentaban escapar. Luego, desde la vereda, llamó a la Policía.
El intento de robo ocurrió el jueves a la noche en Barrio Norte -Santiago al 800-, en la Iglesia que recibe todos los meses a los fieles de San Expedito. Los ladrones irrumpieron en los pasillos internos después de las 21, pero nadie sabe bien cómo ingresaron. “Hay dos posibilidades: que se escondieran antes de que se cerraran las rejas o que ingresaran por la cancha”, estimó Marcelo Barrionuevo, el secretario de la parroquia.
Lo cierto es que los ladrones caminaron al menos 60 metros por el enorme y laberíntico predio, por lo que no se descarta que lo conocieran. Recorrieron los pasillos que conectan la cancha con la iglesia, una sala de conferencias, la galería que bordea la casa del sacerdote Santiago Villena e ingresaron a un garage que da a calle Salta; de allí sacaron el compresor.
“Él encargado me llamó y me contó que estaba en la secretaría, esperando a la gente del último turno de la cancha, cuando escuchó los ruidos y vio a los ladrones en un patio interno. Estaban a cara descubierta y eran jóvenes. Después de que los dejó encerrados, llamó al 911 y dos motoristas llegaron al instante”, relató Barrionuevo.
La búsqueda
Al ver que el muchacho los había encerrado con una reja -que se encuentra pegada a un negocio vecino- y llamaba a la Policía, los ladrones soltaron el botín y salieron corriendo hacia adentro. Como no pudieron ingresar al templo, donde el padre estaba realizando confesiones, volvieron hacia el garage. La Policía los encontró arrinconados en un estrecho y oscuro pasillo, intentado forzar una puerta que da a la calle.
Fuentes de la fuerza comentaron que los intrusos tienen 25 y 21 años, y que ambos son vecinos en la zona sur de la capital tucumana. Fueron trasladados en un patrullero hasta la comisaría 1° y por detrás de ellos llegó Barrionuevo a hacer la denuncia por pedido del sacerdote, que no fue por un problema físico. Desde la Justicia se los acusó por “hurto en grado de tentativa”, pero no se solicitaron medidas en su contra, por lo que esa misma noche, los denunciados abandonaron la seccional.
La parroquia en la mira
Según explicó el secretario, el sacerdote se encuentra preocupado por la inseguridad. Es que este no fue el único robo que sufrió su parroquia; de hecho, ni siquiera fue el único de la semana. “En estos días alguien ingresó y se llevó unos cubiertos que estaban en la cocina”, recordó Barrionuevo.
Y no es necesario irse mucho más atrás para hablar de un robo anterior. Este ocurrió durante la última jornada en honor a San Expedito, conocido entre los fieles como el santo de las causas urgentes. Los días 19 de cada mes, ingresan entre 40.000 y 50.000 personas, según confiaron. Uno de ellos entró por la secretaría, abrió la puerta que da a un patio interno y encontró la ropa del sacerdote secándose en una soga; la tomó y escapó entre la multitud.
“Hace como un año, un ladrón rompió una puerta para ingresar a la casa sacerdotal, por lo que hubo que poner rejas y alarma adentro. Un poco más atrás, hace unos tres o cuatro años, alguien había ingresado a esa vivienda y se había robado la plata de las limosnas que estaba guardada allí”, lamentó Barrionuevo.
fuente: LA GACETA