“Más del 70% de lo que paga un tucumano en la boleta se va a Buenos Aires”, dijo un vocal de Ersept.
Durante la Audiencia Pública de fines de 2016, el Gobierno nacional estableció un sendero de quita de subsidios que fue publicado por el Ministerio de Energía. Si se aplica la eliminación gradual de los aportes estatales en el mercado energético tal cual como se viene aplicando, se producirá un nuevo aumento de la facturación del servicio de luz antes de fin de año o a inicios de 2018. De todos modos, existe la expectativa de que un nuevo ajuste se concrete después de las elecciones, desde octubre.
Inclusive, según estimaciones que manejan los actores del sistema de energía eléctrica de la provincia, las boletas sufrirán desde la segunda mitad de este año hasta 2019 un aumento acumulado de un 35%, en promedio (se pronosticaron subas de un 30% para usuarios residenciales y un 40% para industria y comercio). Este cálculo no tiene en cuenta los efectos de la inflación y si hubiera una devaluación -tipo de cambio-, que generalmente tienen incidencias.
La quita de los subsidios impacta de lleno en los costos por la compra de energía y el transporte de alta tensión. “Entre el 55% y el 60% de la tarifa que se paga en Tucumán, lo cobra el Gobierno nacional, además del IVA. Es decir, que más del 70% de lo que paga un tucumano se va a Buenos Aires, entre el transporte, el precio de energía e IVA”, explicó Santiago Yanotti, vocal del Ente Único de Control y Regulación de los Servicios Públicos Provinciales de Tucumán (Ersept).
Ante este proceso de reducción de los aportes estatales, en el Ersept pedirán a la administración de Mauricio Macri alguna medida que aplaque las subas en la luz, ya que los usuarios tucumanos, tanto residenciales, industriales y comerciales, “están en el nivel límite de lo que pueden soportar”.
“Estamos pidiendo que bajen el IVA o que suspendan la aplicación del sendero de ajuste, porque nos parece que las tarifas están por pasar el límite que la sociedad puede aguantar. Y eso pasa en todas las áreas: residencial, comercio, industria, alumbrado público. Todos los segmentos están al borde”, enfatizó Yanotti.
Contra Buenos Aires
En el Poder Ejecutivo local (PE) también plantean establecer la “tarifa única para el país” como alternativa para compensar el aumento del costo de vida. Detrás de esta pretensión se instala además el reclamo contra los mayores subsidios destinados a Buenos Aires, comparados con los valores del interior del país, en particular, del NOA.
“¿Por qué hay que seguir subsidiando a Buenos Aires?”, es el planteo que se repite, por lo menos, desde la gestión kirchnerista por su política centralista en esta área. Según explicaron fuentes oficiales, Buenos Aires recibe subsidio sobre el VAD (Valor Agregado de Distribución), es decir, el Gobierno nacional distribuye recursos para obras de mantenimiento, reposición y expansión, en vez de que estas obligaciones sean responsabilidad de las distribuidoras Edenor o Edesur. Así, este esquema permite que en Buenos Aires haya un VAD más bajo, beneficio que se registra en la boleta.
El VAD es la remuneración que se le reconoce a EDET por las obligaciones que se le imponen bajo contrato, y representa alrededor de un 25% de la factura final. “EDET no recibe ningún tipo de subsidio provincial. Todas las obligaciones están incluidas en las tarifas, los tucumanos ya las están pagando genuinamente (directo). Los porteños tienen que pagarlo también genuinamente y que no reciban subsidios del Gobierno nacional”, remarcó Yanotti.
fuente: la gaceta