Cada 22 de julio, en el mundo se celebra el Día del Cerebro con el que se busca concientizar sobre la importancia de su cuidado y salud.
Este año, desde la Organización la Federación Mundial de Neurología (WFN) y la Organización Mundial contra el Accidente Cerebrovascular (WSO), escogieron como lema: “El Accidente Cerebrovascular es un ataque cerebral: debemos prevenirlo y tratarlo”.
El llamado de alerta no es menor. En la actualidad, según las últimas cifras oficiales que datan del 2015, en la Argentina 15 personas por minuto sufren un ACV y, de ellas, dos mueren a causa de esta patología.
Entre los que sobreviven, se estima que un 90% de los casos lo hacen con algún tipo de discapacidad, mientras que un 50% requiere ayuda de otros para desempeñarse en sus actividades de la vida cotidiana. Es la principal causa de discapacidad en adultos y sólo uno de cada diez afectados se recuperará en un 100 por ciento.
¿Qué es un ACV?
Se trata de una enfermedad que puede manifestarse de dos maneras: por la pérdida súbita del flujo sanguíneo cerebral o bien por el sangrado dentro de la cabeza. Ambas pueden producir debilidad o la muerte de las neuronas al dejarlas sin oxígeno.
Según datos del estudio INTERSTROKE, difundidos por INECO, son diez los factores de riesgo que provocan el 91% de todos los ACV en el mundo:
La hipertensión
La inactividad física
Una situación desfavorable de lípidos en la sangre
Una dieta pobre
El incremento de las medidas o de la proporción cintura-cadera
Factores psicosociales
Tabaquismo
Una alta ingesta de alcohol
Enfermedad cardíaca y diabetes
Una rápida reacción salva vidas
“Desde el momento en que se da el infarto, mueren casi 2 millones de neuronas por minuto. Es por esto que el tiempo es tan importante para mitigar sus consecuencias. Unos 15 minutos salvan mucho cerebro”, destacó el Gabriel Persi, médico neurólogo especializado en enfermedades cardiovasculares e integrante del equipo médico de INEBA.
“Ante la presencia de un ACV es importante actuar de manera rápida y decisiva, derivando al paciente a un centro preparado para tratar estos pacientes. Esto se debe a que existe un margen de tres horas para instrumentar un tratamiento que cambie la sobrevida y evolución de estos pacientes”, agregó el Máximo Zimerman, jefe de la clínica de Accidente Cerebrovascular de INECO.
¿Cuáles son los síntomas para saber si una persona sufre un ACV? Los signos a tener en cuenta son: trastorno en el habla, debilidad de comienzo súbito en el brazo (puede o no acompañarse con debilidad en pierna), asimetría facial, dolor de cabeza de gran intensidad, perdida de la visión de un ojo o visión borrosa.
Nueve verdades sobre los ACV
El ACV se puede dar a cualquier edad, incluso antes del nacimiento. Sin embargo, el riesgo de sufrirlo se duplica cada década desde los 55 años.
Tener hipertensión cuadriplica el riesgo de sufrir un accidente de este tipo.
Fumar duplica y hasta triplica el riesgo de un ACV tanto para el fumador como para el fumador pasivo.
Consumir entre 3 y 5 porciones de frutas y/o verduras diarias reduce en un 11% el riesgo de tener un ACV, mientras que comer 5 porciones lo reduce en un 26%.
Hacer actividad física disminuye entre un 25 y un 30% el riesgo de ACV, ya sean 150 minutos por semana de actividad moderada o 75 minutos de ejercicio intenso.
Quienes tienen trastornos del sueño como apneas obstructivas severas o incluso ronquidos son más propensos a sufrir un ACV.
El stress y la depresión son factores de riesgo de gran importancia. En Argentina, el 50% de los pacientes padecen stress y un 20%, depresión.
Vacunarse contra la gripe reduce el riesgo de ACV.
El mal estado dental aumenta la posibilidad de tener un accidente cerebro-vascular.
Consejos para “entrenar” el cerebro
Consultada por LA NACION, Verónica Somale, jefa del departamento de neurología cognitiva de INEBA, había detallado una serie de 5 consejos para fortalecer la memoria y cuidar el cerebro en casa.
Aprender idiomas: La estimulación a través de conocer nuevos lenguajes es muy importante porque para aprenderlos entran en juego otras zonas mucho más amplias del cerebro. Además, si las clases son grupales la parte social también ayuda.
Salir de la zona de confort: Si uno lee un libro al mes, debería leer dos o uno más complejo. Se debe crear un cerebro que tenga neuronas sanas y altamente relacionadas entre sí. Esto se logra a través de sinapsis. El cerebro crece o se enriquece cuando se lo enfrenta a situaciones que lo desafían. Esto hace que se active, desarrolle y cree redes neuronales.
El factor lúdico: ¿Sirve hacer palabras cruzadas o sudoku? “Son importantes y entretenidos, pero ayudan si se busca el desafío. Que no sean repetitivas y que cada vez sean más complejos”, sostuvo la especialista. Además, hay determinados juegos como el ajedrez o el go que son de mucha estrategia, abstracción y de flexibilidad cognitiva. En ese caso, permiten activar diferentes áreas del cerebro.
Actividades fuera de lo rutinario: “Se debe tratar de desarrollar la parte del cerebro que menos hemos usado en nuestra vida. Por ejemplo, si se es un profesional que trabaja con personas y datos, se tienen menos desarrollada la parte más creativa del cerebro”, detalló la experta. En ese caso, hay que ser consciente de que existe una parte del cerebro que no se ha estimulado y se deben buscar actividades manuales, creativas y artísticas que se postergaron en otra etapa de la vida y que sirven para mantener activo el cerebro.
Juegos en red: Hoy los adultos mayores también tienen acceso a la tecnología con computadoras y tablet que cuentan con programas para entrenar la memoria.
fuente: lanacion