Ese efecto se logra en niños de entre 2 y 12 años, la franja etaria para la que se obtuvo el permiso. Se trata del benznidazol, del Grupo Chemo, que había dejado de producirse en 2011 y disparó una alerta mundial con el dato de que había desaparecido la cura para la enfermedad.
La industria farmaceútica argentina alcanzó esta semana un gran logro, con la aprobación, por parte de la FDA (Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos) del uso del benznidazol para el tratamiento del Chagas, una de las enfermedades consideradas “desatendidas” o de la pobreza.
El benznidazol es un medicamento esencial para el tratamiento del Chagas, una peligrosa enfermedad parasitaria que afecta a un estimado de 6 a 8 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. La resolución de la FDA otorga la aprobación para el uso de benznidazol en niños de 2 a 12 años de edad. Según fuentes de la industria, en esa franja etaria la administración del benznidazol permite curar la enfermedad en tres meses.
El fármaco se había dejado de producir en 2011 porque “no era rentable” aseguraron a Cronista.com fuentes de la industria, por lo que Médicos Sin Fronteras emitió un alerta mundial que indicaba que ya no existía cura para la enfermedad, que en el país afecta a un 1,5 millón de personas. Esto motivó que el Ministerio de Salud hiciera en 2011 un llamado a la industria farmacéutica para pedir que se ocuparan de producir el medicamento.
Fue entonces que la Fundación Mundo Sano, que pertenece a Insud, acrónico de las iniciales de “Innovación, Sustentabilidad y Desarrollo” y bajo el cual se agrupan, además, una serie de empresas de capitales argentinos claves en el desarrollo del fármaco, asumiera “el riesgo y la responsabilidad de concretar, en un tiempo récord, la fabricación de benznidazol bajo normas de Buenas Prácticas de Manufactura (GMP, por sus siglas en inglés), para que el medicamento estuviera disponible”.
Abarax® (Benznidazol) de Laboratorios Elea, también perteneciente a INSUD, fue aprobado en febrero de 2012 y, en marzo, se entregó el primer lote al Ministerio de Salud y a Mundo Sano.
En 2013, la Organización Mundial de la Salud incorporó el benznidazol al Listado de Medicamentos Esenciales.
El alerta de Médicos sin Fronteras sobre la ausencia de remedios para curar el chagas fue tomado por la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi, por sus siglas en inglés), que apoyó el registro en Estados Unidos mediante el aporte de conocimientos técnicos sobre el fármaco y el intercambio de datos de ensayos clínicos dirigidos por esta organización.
El martes pasado, la agencia aprobó la solicitud de nuevo fármaco para el benznidazol del Grupo Chemo, lo que lo convierte en el primer medicamento aprobado en los Estados Unidos para tratar la enfermedad de Chagas. Anteriormente, la terapia estaba disponible a través de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), pero no contaba con la aprobación de la FDA.
“La aprobación del benznidazol representa un hito importante en EE.UU. y una respuesta mundial para hacer frente a la enfermedad de Chagas‘, dijo Nick Haggar, CEO del Grupo Chemo.
Según un comunicado de INSUD, la división de tareas para la conquista en torno al Benznidazol es la siguiente: Maprimed, la planta química del grupo Roemmers en sociedad con INSUD, y Química Sintética, planta química en España de grupo INSUD colaboraron con la producción del principio activo; mientras que Elea se encargó de la fabricación del medicamento. Los datos clínicos fueron aportes de los médicos argentinos referentes en Chagas y se sumó el compromiso de la autoridad sanitaria local (ANMAT) para acelerar el procedimiento de aprobación.
El mal de Chagas tiene su mayor impacto en la Argentina, en donde siempre se lo relacionó con la pobreza y la exposición de sectores vulnerables de la población a la vinchuca, que lo transmite.
Lo que no era conocido hasta hace muy poco es que, además, se transmite en forma hereditaria, algo que surgió con la fuerte inmigración de población latina a países desarrollados, donde se registra la enfermedad pese a no existir ni la vinchuca ni los “ranchos” que habitualmente la alojan, como ocurre particularmente en el noroeste argentino.
De ahí la “exportación” mundial de la enfermedad, que operará también como caja de resonancia para el logro farmacéutico local, aseguraron fuentes de INSUD.
fuente: EL CRONISTA