El gobernador Juan Manzur inauguró la puesta en valor del Museo Nasif Stefano, donde se puede observar los trofeos que ganó el ídolo; además de fotografías, recortes y tapas de medios gráficos de Buenos Aires y de todo el país; cascos, vestimentas y otros elementos inherentes a las competencias. La atracción del museo son algunos de los autos que manejó “El Califa”, conservados en perfecto estado.
En este sentido, Maznur, destacó que “se trata de un museo de nivel internacional”. También recalcó que “fue un acto muy emotivo donde mucha gente se emocionó al recordar al piloto automovilístico. Un hombre que dejó un legado enorme que generó este espacio”, por eso “invito a todos los turistas a que vengan y queden gratamente sorprendidos”.
Respecto al turismo, manifestó que “es un trabajo en conjunto. El ejemplo es este lugar remodelado, gracias a un proyecto de ley presentado por los legisladores radicales, Raúl Albarracín y Ariel García, que fue acompañado por nuestro espacio político”.
Por su parte, Albarracín dijo que “este museo servirá para dinamizar el turismo y es un aporte para la cultura”. Además, “tiene que ver con la identidad de Concepción”. A su vez, explicó que “es una buena oportunidad para ver los trofeos, logros y el auto con el cual este corredor perdió la vida”. Por último, informó que con esta remodelación, el lugar estará abierto todo el año.
Del acto, también participó el presidente del Ente Tucumán Turismo, Sebastián Giobellina; el intendente de Concepción, Roberto Sánchez, entre otras autoridades.
El campeón
nasif s“Califa” fue un piloto de gran jerarquía en las décadas del 60 y del 70. Su figura de campeón, que trascendió las fronteras de la provincia, se moldeó en Concepción. Aprendió a manejar en la camioneta de repartos del negocio de ramos generales de su padre. Con su vecino, Roque Namur -después rival en innumerables carreras-, salían a dar clases de manejo en el vehículo, tras repartir la mercadería en tiempo récord.
Su debut se produjo el 6 de enero de 1952, en Juan Bautista Alberdi. Luego, amasó una extensa y rica trayectoria, que lo llevó a manejar autos de las categorías Mecánica Nacional, Fuerza Limitada y Libre, F-3, Turismo Mejorado, F-3 Sport Prototipo. Incluso corrió en la F-1 internacional y en las “Dos horas de Reims”, junto a Andrea Vianini y en un Porsche.
Estéfano fue tapa de numerosas revistas y centro de cobertura de numerosos diarios. En 1972, incluso, le otorgaron el Olimpia de Plata al mejor piloto de automovilismo.
Falleció trágicamente el 21 de octubre de 1973, mientras se encontraba disputando el Gran Premio de la Reconstrucción Nacional, válido por la decimotercera fecha del campeonato de Turismo Carretera. Su muerte se produjo como consecuencia de un desperfecto mecánico en la pedalera de los frenos de su Ford Falcon.