Martín Larraburu amplió anoche su declaración indagatoria y profundizó sobre el capítulo del dinero negro para la campaña electoral legislativa de 2013. El joven, de 35 años, mano derecha del exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina , dijo que “recibía el dinero que recaudaba Planificación” para después asignarlo a gastos de campaña. Afirmó que desconocía “quiénes habían hecho los pagos”.
Larraburu se definió como un mero pasamanos del dinero negro de la campaña, según pudo reconstruir LA NACIÓN de fuentes con acceso a la causa, . Dijo que le entregó los dólares a Juan Carlos “Chueco” Mazzón y, consultado sobre los destinatarios de los fondos, mencionó a José Ottavis y Andrés “Cuervo” Larroque entre los dirigentes que manejaron ese dinero de la obra pública para hacer proselitismo.
Larraburu declaró así en plena sintonía con quien fue su jefe directo, Abal Medina. Dijo que solo “cumplía órdenes” y volvió a pedir su excarcelación. Quiere quedar en libertad al igual que Abal Medina. Pero en el juzgado buscan que diga más.
“Dijo que el dinero que recibía de Planificación era sólo un pequeña porcentaje de lo que se recaudaba”, señalaron fuentes al tanto de la indagatoria.
Larraburu buscó traducir ante la Justicia la información que figuraba en los pendrives que fueron secuestrados en su casa y que contenían planillas de cálculo y documentos de texto con cifras y siglas sobre los destinatarios del dinero recaudado por los colaboradores de Julio De Vido .
Dijo que en unos documentos ahí figuraban los montos de la recaudación aunque no quiénes hicieron los pagos y, en otras planillas, los gastos de campaña. Entre ellos, boletas electorales y pagos a publicistas políticos.
Según pudo reconstruir LA NACION, los apuntes que llevó Larraburu estaban en “código”. Pero algunos datos podrían deducirse por contexto. “No siempre hay nombres completos, pero hay muchas iniciales como JDV y CFK”, señaló días atrás una fuente judicial. “Se vislumbra una coordinación de la distribución del dinero durante la campaña nacional”, agregó la misma fuente.
Respecto de los números, en los pendrives de Larraburu por momentos aparecen cifras en millones, pero en otros registros son solo dos dígitos que no permiten dimensionar los montos.
FUENTE: LA NACION