“Para robar hay que ser inteligente y yo me considero un tipo inteligente”, expresó en su discurso Julio Jalit, intendente de la ciudad salteña de Pichanal, durante la apertura de las sesiones legislativas.
Las palabras del jefe comunal generaron aplausos y vitoreos en el recinto, pero generan miles de repudios en las redes sociales.
Jalit puede dar muestra, por cierto, de cómo se hace crecer un patrimonio en tiempo meteórico.
En 15 años, como intendente de Pichanal, pasó de ser un empleado de estación de servicio KyM, de Klarmann y Macarón, a convertirse en uno de los hombres más ricos del departamento Orán. Desde 2003, con los ingresos obtenidos con la función pública, adquirió una decena de campos sojeros, varias propiedades, vehículos de alta gama y un flota propia de camiones.
Ningún organismo de control pudo saber cómo evolucionó su patrimonio personal, porque nunca presentó las declaraciones juradas que estaba obligado a entregar a la Escribanía de Gobierno de la Provincia, al inicio y final de cada mandato.
Por la misma razón, se desconocen los alcances reales de la fortuna que amasó al frente de uno de los municipios con peores indicadores de pobreza, desocupación, desnutrición, mortalidad infantil, analfabetismo, exclusión social y necesidades básicas insatisfechas.
En septiembre de 2014, mediante consultas a diferentes registros, El Tribuno pudo reconstruir parte de un patrimonio que, por entonces, incluía nueve fincas sojeras en Orán y San Martín. En los mismos registros aparecieron después otras cinco propiedades urbanas y rurales de Pichanal.
En la seccional oranense del Registro Nacional de la Propiedad del Automotor, Jalit llegó a anotar a su nombre 14 vehículos, entre los que se incluían costosos equipos de transporte de cargas generales identificados con los dominios BXP054, HTF440, INN063, INN139, IWO088, JJO569, KOB690, LAK659, LFP896, OAY537, OAY609, ODC981, WOP300 y WSW217.
Detrás de esas patentes hubo legajos que revestían interés público para causas presentadas contra Jalit por malversaciones de fondos, administración fraudulenta, enriquecimiento ilícito, incumplimientos de deberes y abuso de poder.
FUENTE: CONTEXTO
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