El sábado por la noche cuatro amigos salieron a bailar a un boliche de calle San Miguel al 600, en el barrio El Bosque de la capital tucumana.
Todo transcurría con normalidad, dos de los amigos se habían perdido entre la gente, como suele ocurrir en los clubes nocturnos, y así fue como Mariano Díaz y Julián Burgos quedaron a la espera de sus compañeros.
Todo pasó en cuestión de segundos. El ataque se registró cera de las 5.30 cuando ya faltaba poco para el final de la fiesta. Burgos estaba hablando con Díaz cuando vio que un elemento de vidrio estallaba contra el rostro de su amigo. Se trataba de un vaso, que quedó ensangrentado en el suelo.
Burgos contó que en ese momento vio al agresor pero no pudo precisar demasiados detalles porque la urgencia era clara: auxiliar a su amigo que estaba desfigurado y con el rostro ensangrentado. Lo acompañó a lavarse mientras el agresor se escabullía entre las personas que estaban en la pista de baile.
“El mayor daño lo tenía en la boca. Mariano estaba en shock, no entendíamos nada porque no es que se habían peleado o que se habían mirado feo. El tipo vino de la nada a pegarle”, contó el testigo.
Un empleado del boliche los ayudó. Esa persona, cuya identidad por el momento no se informó, se puso a disposición y les dijo a los jóvenes que había visto al agresor y que con las cámaras de seguridad que hay en el lugar podrían identificarlo fácilmente.
La víctima y sus amigos radicaron la denuncia en la seccional 7ª y se estima que hoy el Ministerio Público Fiscal ordenaría las primeras medidas para el análisis de las cámaras de seguridad.
En el boliche le dijeron a la víctima que harían todo lo posible para ayudarla a esclarecer el hecho. Le entregaron un video de la entrada del local, donde se vería al presunto agresor. Hasta ayer seguían intentando recuperar videos del interior del boliche para identificarlo. Hoy podría conocerse más sobre el señalado.