El presidente Javier Milei, a días de cumplir dos meses de su asunción, carece de acciones en su gobierno que vislumbren un mejoramiento en la vida de los argentinos. Todavía, Milei no ha cumplido sus propuestas más promocionadas de campaña, como dolarizar la economía y eliminar el Banco Central. Sin embargo, sobran muestras de que el presidente dedica gran parte de su tiempo a navegar por las redes sociales, enviar y promocionar memes, y compartir publicaciones discriminatorias contra sus opositores. La gestión política parece estar totalmente entregada por Milei en manos del Ministro Guillermo Francos y Nicolás Posse, y la económica en manos de Santiago Caputo.
Esta falta de ejercicio del poder con seriedad, sin memes de por medio, ha hecho que el presidente Javier Milei fracase en la aprobación de la Ley Ómnibus. Todo en el gobierno de Milei parece ser improvisado, desde nombrar a un ministro de Justicia mediático que es experto en derecho penal en lugar de un ministro experto en derecho administrativo para llevar eficientemente la reforma del estado, hasta promover el escrache y la persecución de quienes no están de acuerdo con lo que él busca imponer, llegando a denominar “traidores” a quienes le ganaron la pulseada en la cámara de diputados. Muchos de sus diputados y ministros desconocían los procedimientos y reglamentos básicos de la Cámara de Diputados para poder llevar adelante una ley, y aún más para una ley con más de 600 artículos.
También sobran las amenazas constantes hacia opositores y propios por parte del presidente y su entorno, incluyendo amenazas incluso de asfixia económica hacia gobernadores, sin contemplar que la mayoría de la población vive en las provincias. Dar el armado de la extinta Ley Ómnibus a un economista como Sturzenegger, quien tuvo un pobre desempeño en las dos gestiones en las que participó con De La Rua y luego con Macri, es el colmo del mamarracho. Se notó el copiar y pegar en sus artículos; transformar un país no puede depender de las formas y el pensamiento de una persona, menos aún si carece de brillo intelectual o muestra grandes méritos en su currículum.
Por todo esto, es recomendable que el presidente enfoque su gestión en acciones concretas para dar solución a los jubilados y fijar políticas públicas y políticas de estado creíbles y realizables. Sin embargo, para lograr esto es necesario que deje de estar pendiente de Twitter y demás redes sociales, que abandone los juegos con la inteligencia artificial para hacer leoncitos y jaulas, y se concentre para lo que fue elegido democráticamente, gobernar a cincuenta millones de argentinos.
JUAN RIVADENEIRA
editor