La expresidenta y vice cuestionó en duros términos el rumbo económico del gobierno nacional. También se refirió al PJ.
En una carta pública, Cristina Fernández de Kirchner ensayó una autocrítica sobre los errores que, según ella, cometió el peronismo, sobre todo, en su última gestión. Sus palabras abarcan una amplia gama de temas que tocan la esencia del movimiento, desde la representatividad sindical hasta el déficit fiscal y el rol del empleo público.
La misiva de Cristina busca reordenar el rumbo del peronismo y ofrecer una propuesta para enfrentar los desafíos actuales del país. Además, en el texto que tituló “Es la economía bimonetaria, estúpido”, evalúa los primeros 9 meses del gobierno de Javier Milei y asegura que la Argentina sufre “una caída brutal de la actividad económica” y que es “más caro en dólares que los países desarrollados del mundo”.
“El peronismo se torció”
Tras una extensa evaluación del Gobierno de Javier Milei, la expresidenta analizó el rol del peronismo en los últimos años y criticó con dureza la gestión de Alberto Fernández de la que ella misma formó parte como vicepresidenta. En su texto, CFK analiza que cuando “se convalidó el préstamo multimillonario e irregular que el FMI, violando su propia normativa interna, había otorgado al gobierno de Mauricio Macri para que ganara las elecciones, se castigó a nuestro país fijándole sobretasas de interés usurarias y curvas de vencimientos incumplibles. Por si eso fuera poco, se permitió además que se apliquen las políticas dictadas por el organismo que dieron comienzo a un proceso inflacionario”.
La exmandataria también consideró que “por primera vez, en un gobierno peronista los trabajadores registrados no llegaron a cubrir la canasta básica total (CBT). O sea: el peronismo con trabajadores registrados pobres, pese a que la tasa de desempleo tuvo un excelente comportamiento alcanzando el nivel más bajo de las últimas décadas con el 5,7%”.
Asimismo, sostuvo que durante la gestión 2019-2023, el peronismo “no recuperó el carácter universal que caracterizó a sus políticas sociales y que impedían el surgimiento de clientelismos que solo contribuyen a dividir y a enfrentar a los sectores populares entre sí, e irritar a nuestras clases medias”.
Además, consideró que en ese período “se mal administró las divisas obtenidas por superávit comerciales excepcionales y debilitó la fortaleza del Estado para administrar la economía bimonetaria de la Argentina”.
Y, si bien consideró que la pandemia que marcó al gobierno de Alberto Fernández se atravesó “con una correcta gestión sanitaria que evitó las imágenes de falta de atención médica o respiradores, cementerios creados para los fallecidos de Covid o, como vimos en New York, camiones frigoríficos para trasladar los cadáveres”; la credibilidad presidencial “se anuló por la aparición de un documento fotográfico donde se comprobaba la violación de las normas de aislamiento por parte de quien las había firmado”.
La crisis de representatividad sindical
Uno de los puntos centrales de la autocrítica de Fernández de Kirchner es la observación sobre el rol de los sindicatos. Según la exmandataria, “las representaciones sindicales características del siglo XX y fundantes del peronismo ya no son la expresión mayoritaria de los trabajadores”.
Con esta afirmación, Cristina señala que el panorama laboral ha cambiado drásticamente, y que los trabajadores registrados en la actividad privada representan una minoría dentro de la población económicamente activa. Además, “solo el 40% de estos trabajadores están sindicalizados”, lo que debilita la influencia de los sindicatos en la actualidad.
Para Fernández de Kirchner, este fenómeno evidencia la necesidad de que el peronismo revise su relación con los sindicatos y adapte sus políticas a una nueva realidad laboral, donde el sector formal ya no es el único ni el más representativo. Esto implica reconocer que las antiguas estructuras sindicales ya no son suficientes para defender a los trabajadores, en un contexto donde el empleo informal y las nuevas formas de contratación laboral proliferan.
Deficiencias en el Estado y el empleo público
Otro de los ejes de la carta fue el diagnóstico sobre la ineficiencia del Estado y su impacto en la sociedad. Cristina Fernández de Kirchner criticó lo que llamó el “viejo modelo de Estado omnipresente que derivó en ineficiencia e ineficacia”. Este modelo, según ella, no ha sabido adaptarse a los tiempos modernos, generando una burocracia que es observada por la sociedad con recelo. En su visión, la falta de resultados y la baja calidad de los servicios públicos ha creado una percepción de que “el empleo estatal es un privilegio”, visto como un gasto innecesario que, en consecuencia, muchos sectores exigen reducir.
Este punto marca una clara crítica a la hipertrofia del empleo público y a la falta de eficiencia en el Estado, temas recurrentes en el debate político argentino. Fernández de Kirchner parece sugerir la necesidad de una “nueva estatalidad” que involucre más participación comunitaria y que sea capaz de dar respuestas concretas a las demandas de la población.
Déficit fiscal y la falta de reformas tributarias
Uno de los pasajes más contundentes de la carta aborda el problema del déficit fiscal, un tema sensible para cualquier administración. Fernández de Kirchner criticó que no se haya “impulsado la reversión del déficit fiscal” mediante la reducción del gasto tributario que beneficia a sectores concentrados de la economía, y a través de una reforma tributaria que “construyera un sistema más racional y equitativo”. Este diagnóstico va en línea con un llamado a reformar el sistema fiscal, buscando no solo simplificar la administración de impuestos, sino también hacer que los sectores con mayor capacidad contributiva asuman una mayor carga.
La vicepresidenta es clara en señalar que el país ha fallado en implementar las reformas necesarias para revertir el desequilibrio fiscal, lo que sigue generando dificultades macroeconómicas que afectan a toda la población, especialmente a los sectores más vulnerables.
Educación y seguridad: asignaturas pendientes
En su misiva, Fernández de Kirchner también criticó la falta de una “revisión y reforma profunda de la educación pública”, una demanda que, según ella, es compartida por todos los sectores sociales. La exmandataria subrayó la urgencia de mejorar el sistema educativo, especialmente para aquellos que no pueden acceder a la educación privada, y quienes ven cómo las carencias del sistema público limitan sus oportunidades.
Asimismo, la vicepresidenta apuntó a los problemas de seguridad, haciendo hincapié en la necesidad de un plan integral que combata la “desigualdad social” y el “gatillo fácil”, al mismo tiempo que aborde el creciente avance del narcotráfico en las zonas más vulnerables del país. Cristina advierte que “el retiro del Estado” ha dejado un vacío que, en muchos casos, ha sido ocupado por organizaciones delictivas, sustituyendo la autoridad estatal.
La necesidad de reorganizar el peronismo
Finalmente, Fernández de Kirchner concluye su carta llamando a una reorganización del peronismo que permita “alinear pensamiento, palabra y acción”. Según ella, esta trilogía es fundamental para que el peronismo vuelva a ser una fuerza política mayoritaria y deje de ser una mera oposición para convertirse en una alternativa de gobierno.
La evaluación de la gestión Milei, a 9 meses: “Un combo letal”
En la primera parte de su carta pública, Cristina Kirchner apuntó a la gestión de la que llamó “la primera experiencia global anarcocapitalista”, y aseguró que la realidad, “una vez más y como siempre, se impone sobre las teorías extravagantes, los discursos incendiarios y las frases marketineras”.
“Milei, el ultra libertario que en campaña prometía eliminar la intervención y el control del Estado sobre la vida de los argentinos hoy, en el gobierno, no sólo interviene y controla, sino que además decide tres de los cuatro precios fundamentales de la economía:
1) el precio del dólar, a través de la tablita de crawling-peg del 2% mensual;
2) el precio del dinero, mediante la fijación de una tasa de interés de referencia ultra negativa;
3) el precio del trabajo, al fijar tope para los acuerdos salariales;
4) solo ha liberado el cuarto precio de la economía; el de los bienes y servicios, aunque con ciertas limitaciones: las tarifas de luz, gas y el transporte todavía conservan exiguos subsidios, en algunos segmentos de usuarios, y el Estado sigue sin contar con datos fehacientes sobre los costos reales de esos sectores.
Si a esta forma de administrar los cuatro precios de la economía le sumamos el ajuste fiscal de Milei -que es inconsistente e insostenible porque lo logra a partir del no pago de deudas exigibles para la administración central y del retiro del Estado de las funciones imprescindibles para la subsistencia misma del país como Nación-, se produce un combo letal“, comenzó la exvice en su análisis.
Para CFK, “este escenario, en el marco de una economía bimonetaria como es la argentina, ha llevado a una caída brutal de la actividad económica y ha provocado que nuestro país sea hoy más caro en dólares que los países desarrollados del mundo. Esto convierte a la tasa de inflación del 3% o 4% mensual, que Milei y su inefable ministro de economía quieren hacernos creer que es un éxito, en una verdadera tragedia social al producirse en el marco de una profunda recesión económica”.
Además, lo considera como “una tragedia que ya es inocultable. Desde el rápido aumento de la desocupación hasta los más de un millón de niños que todas las noches se van a dormir sin un plato de comida (estudio UNICEF). Desde el crecimiento exponencial del avance del narco en las barriadas populares ante el retiro del Estado, hasta la caída vertiginosa del nivel de vida de la clase media. Y como siempre sucede en Argentina, al ajuste le siguen los palos. Las imágenes de argentinos apaleados y gaseados -en esta oportunidad jubilados- no hacen más que confirmar la violencia que engendran ideologías donde los ciudadanos solo son una variable de ajuste. Todo se ha puesto muy feo. Todo está muy mal”.
De acuerdo al escrito, la expresidenta entre 2007 y 2015, el gobierno de Milei “no sólo ha abandonado en la práctica el discurso liberal de anti-intervencionismo estatal, sino que también ha dejado de lado la teoría monetarista que señala a la emisión monetaria como la única y exclusiva causa de la inflación. En efecto, en reiteradas oportunidades los funcionarios han señalado que no van a devaluar porque sube la inflación: ante estudiantes en la Universidad Católica Argentina, Caputo descartó un salto del dólar: ‘Devaluando lo único que se gana es que suba la inflación’ O sea: la inflación en nuestro país está atada al movimiento del dólar. Bienvenidos a la Argentina”, analizó.